Las elecciones legislativas celebradas este domingo en Hong Kong reflejaron una participación ciudadana disminuida y un clima de control político sin precedentes, bajo el sistema “sólo para patriotas” diseñado por el régimen chino.
Según datos oficiales publicados a primera hora del lunes, solo un 31,9% de los 4,1 millones de electores registrados acudió a votar, lo que marca el segundo índice más bajo de afluencia desde que existen registros.
El récord negativo previo, del 30,2%, se había fijado en las legislativas de 2021, las primeras después de la reforma electoral que vetó a la oposición prodemocracia.
El descenso absoluto se observa en el número de sufragantes totales: apenas 1,3 millones de personas en 2024, una cifra inferior a la de 2021, reflejando el desinterés y la distancia de buena parte de la población con respecto a unas elecciones profundamente controladas y poco competitivas.
El régimen de China revisó la ley electoral en 2021, excluyendo a los opositores e imponiendo requisitos de lealtad para todos los aspirantes, además de reducir drásticamente a 20 los escaños elegidos de forma directa de un total de 90. El resto queda en manos de grupos profesionales o de un comité electoral afín al Ejecutivo chino.

La jornada estuvo marcada además por el impacto emocional de la tragedia en el complejo residencial Wang Fuk Court, donde un incendio dejó al menos 159 muertos recientemente.
El luto por el desastre quedó evidenciado en los bajos índices de participación en el distrito de Tai Po, zona del siniestro. Allí, la mayoría de quienes acudieron a los colegios electorales eran adultos mayores, mientras que entre los jóvenes prevaleció la opción de la abstención como un modo de protesta silenciosa frente al sistema actual.
A lo largo del domingo, el gobierno local realizó un amplio operativo de limpieza que desmanteló un improvisado memorial instalado en un parque junto a las torres calcinadas.
Miles de flores y mensajes de las víctimas fueron retirados, en una acción supervisada por voluntarios y personal de limpieza designado por las autoridades de Hong Kong. La policía justificó la medida citando que el lugar evocaba “paralelismos” con las protestas prodemocráticas de 2019 y recalcó la necesidad de “retornar a la normalidad”.
La represión y el ambiente de vigilancia también marcaron la jornada electoral. Bajo la Ley de Seguridad Nacional impuesta desde 2020, el aparato estatal mantiene el control y restringe la disidencia: la Comisión Anticorrupción de Hong Kong anunció el arresto de 11 personas por incitación a la abstención o promoción de votos nulos, en aplicación de la Ordenanza de Conductas Corruptas e Ilegales en Elecciones.
Como respuesta a la tragedia, el jefe del Ejecutivo hongkonés, John Lee, anunció que el primer acto del recién formado parlamento será tratar medidas de alivio y reconstrucción. Informó además la conformación de un comité independiente encabezado por un juez para investigar el incendio, que devastó siete bloques habitacionales en proceso de reforma.
La investigación oficial por la tragedia avanza en paralelo con las detenciones por “sedición” y “prejuicio a la seguridad nacional” en torno al incendio. Autoridades de Hong Kong confirmaron la aprehensión de al menos 15 personas ligadas a compañías constructoras y de un hombre de 71 años por cargos de seguridad nacional, señalando que se trata del primer arresto de este tipo en la ciudad.
La presión para controlar el discurso oficial también se hizo sentir: la agencia estatal de seguridad de China convocó el sábado a corresponsales internacionales para advertirles que no “cruzaran la línea roja” en su cobertura de las elecciones y la tragedia.
(Con información de AFP)