A casi tres décadas del fenómeno televisivo Cebollitas, uno de sus protagonistas decidió cambiar de rumbo. Martín Miani, quien interpretó a Tomás en la exitosa serie infantil de Telefe, se alejó del mundo artístico y emprendió un nuevo camino vinculado a la militancia política en Morón, el municipio del conurbano bonaerense del que es oriundo. Con una mirada crítica sobre su experiencia como actor infantil y una fuerte motivación ligada a su rol como padre, el artista afirmó: “Siento que le puedo aportar a la sociedad cosas positivas”.
El muchacho comenzó a trabajar en televisión a los nueve años. El reconocimiento le llegó de inmediato con Cebollitas, el programa creado por Enrique Torres y protagonizado por un grupo de niños futbolistas. Emitido entre 1997 y 1998, el ciclo se convirtió en un éxito televisivo de alto impacto. En ese contexto, Miani desarrolló una carrera fugaz frente a las cámaras que culminó antes de alcanzar la adultez.
En una entrevista con Juan Etchegoyen para Mitre Live, el exactor explicó las razones que lo impulsaron a iniciar una carrera política. Hoy tiene 39 años, vive en el oeste del Gran Buenos Aires y es parte de una agrupación peronista que apoya la gestión del intendente de Morón, Lucas Ghi. “Soy vecino de Morón de toda la vida y venimos trabajando desde hace un tiempo”, afirmó. Aunque no ocupa ningún cargo público, se define como alguien que transita sus “primeros pasos” con un alto grado de compromiso personal.
Miani señaló que su interés en la política nació de una necesidad personal. “Uno, desde afuera como ciudadano, ve cosas que no le gustan. La idea es tener herramientas para transformar, sea mucho o poco. Lo que me motiva es involucrarme y ayudar a mejorar la vida de las personas de mi barrio”, expresó. La paternidad también ocupa un lugar central en sus convicciones: “Tengo tres hijos y quiero dejarles el legado del padre que se involucró con su comunidad”.
Su objetivo, según explicó, es construir desde el territorio: “Me encontré en una edad donde siento que le puedo aportar a la sociedad cosas positivas. Yo soy oriundo de El Palomar, conozco mi ciudad y sé lo que se necesita”, dijo durante la entrevista.
Además de relatar su presente, Miani habló sobre su paso por la televisión y las consecuencias que tuvo en su vida personal. “Pasaron 30 años aproximadamente desde Cebollitas y el programa sigue siendo muy recordado por nuestra generación. Me lo siguen mencionando con alegría, con buenos recuerdos, pero en ese momento había otra sociedad”, explicó.
En ese sentido, fue tajante: “Es muy difícil hacer un paralelismo. Son dos contextos distintos. Hoy estamos en otro momento cultural, con otros mecanismos de comunicación y otras herramientas”, expresó.
Consultado sobre las condiciones laborales durante la producción de Cebollitas, Miani relató: “Las jornadas de grabación eran muy extensas y extenuantes. Incluso nos daban café con aspirina para aguantar las filmaciones”, reveló. La declaración se suma a la de Marcelo Italiano, que interpretó a Sammy, y denunció haber recibido amenazas por hablar públicamente sobre los episodios de maltrato que habría sufrido en el set.
Aunque Miani aclaró que en su caso particular estuvo acompañado por sus padres durante las grabaciones, tuvo una postura crítica respecto a la incorporación de menores en la industria artística. “El balance que hago es positivo, pero si vos me preguntás si es un ámbito donde un niño puede desarrollarse con normalidad, te digo que no. Un chico de nueve, diez u once años debería tener otra rutina, otro espacio”, afirmó.
La exposición mediática a tan corta edad y las exigencias del trabajo artístico, según su experiencia, no son compatibles con una infancia plena. “Hoy me toca vivirlo de cerca porque tengo un nene de cinco años, Francesco, que hace poquito descubrió Cebollitas. Se enganchó muchísimo con la serie y la estamos compartiendo juntos”, contó con entusiasmo.
Miani no es el único exactor de Cebollitas que se pronunció públicamente en los últimos años. Las denuncias de varios integrantes del elenco provocaron una revisión crítica del detrás de escena del programa. Entre los testimonios se mencionan presiones psicológicas, largas jornadas de trabajo y falta de contención emocional. En todos los casos, los actores coincidieron en que no existía un marco regulatorio adecuado para proteger los derechos de los niños en el medio.