En su primera aparición tras la decisión de la Corte Suprema que la condenó a ir presa, Cristina Kirchner reconoció a qué esperanza se aferra: “Cuando la economía se incendie nos van a venir a buscar”. Algunos días antes de confirmar su candidatura, tampoco había ocultado sus deseos cuando dijo: “con la falta de dólares que sufre Argentina, un décimo default de la deuda no es una fantasía”.
Guillermo Moreno, otro condenado e inhabilitado para ejercer cargos públicos por seis años, tampoco se guardó nada. Tras entrevistarse con Cristina en su departamento, el exfuncionario reiteró media docena de veces “este modelo económico está colapsado”.
El kircherismo precisa más que nunca que se repita la experiencia de Mauricio Macri. Pese a la victoria electoral de medio término en 2017, a las pocos meses sobrevino la crisis cambiaria con las consecuencias conocidas: fuerte salto del dólar, millonario salvataje del FMI y finalmente la victoria de Alberto Fernández.
El kirchnerismo, en la calle
Es posible que en los próximos días se sucedan manifestaciones de apoyo y algunos sectores pararán en repudio a la condena. Pero a Cristina solo podría sacarla de prisión una crisis económica de gran magnitud. Un recambio de Gobierno generado por esta situación abre la puerta a dos situaciones posibles: un indulto presidencial o un recambio de la Corte Suprema que revea la decisión adoptada la semana pasada.
El equipo económico está enfocado en no subestimar este escenario. En un país volátil como Argentina, evitar un nuevo default o abruptos saltos cambiarios es siempre prioritario. Y las últimas decisiones sobre todo en materia financiera apuntan a esa dirección.
El nuevo repo por USD 2.000 millones negociado con bancos internacionales y la reapertura del Bonte 2030 suscripto en dólares de los últimos días tuvieron como objetivo iniciar el fortalecimiento de las reservas. El stock quedó el viernes por encima de los USD 40.000 millones.
Aunque no todos los dólares que se captaron pueden contabilizarse como reservas netas, sí son recursos líquidos que sirven como colchón para el pago de deuda por casi USD 4.500 millones del 9 de julio.
Además del fortalecimiento de reservas, en la licitación de títulos del viernes la secretaria de Finanzas, liderada por Pablo Quirno, fue más allá: absorbió una mayor cantidad de pesos y con ese dinero le recompró al Central bonos en dólares (AL 30).
Aumento de las reservas, estricto control monetario y reducción de deuda en dólares es la estrategia para no repetir otro episodio de crisis
Un aumento de las reservas, estricto control monetario y reducción de la deuda en dólares que todavía rinde tasas muy altas es la estrategia para no repetir otro episodio de crisis.
La historia reciente demuestra que ni siquiera una victoria clara de medio término es suficiente. Nadie garantiza que luego se gane la reelección presidencial ni que se genere un fuerte salto de la confianza para evitar cualquier situación disruptiva.
Mirando a octubre
El Gobierno quedó en las mejoras condiciones para conseguir un buen resultado electoral en octubre. Que Cristina Kirchner no sea candidata tiene sus ventajas. La primera es que sale el foco de atención del 7 de septiembre, que es la fecha de la elección provincial. Esto implica que la tensión de los inversores se traslada ahora al 26 de octubre.
Por otra parte, al tratarse de la principal referente de la oposición, su ausencia puede impactar favorablemente en las chances electorales del oficialismo. Aunque todavía está por verse cómo se rearma el peronismo. La foto que juntó a Sergio Massa, Máximo Kirchner y Guilermo Moreno no parece la más adecuada para recuperar espacio.
Pero además de las novedades políticas y judiciales, también hay datos económicos que generan buenas expectativas. El más relevante esta semana fue la nueva desaceleración inflacionaria. El 1,5% de mayo estuvo por debajo de las proyecciones y es uno de los principales logros oficiales. El mensaje es que vale la pena el esfuerzo de controlar el gasto y sostener el superávit fiscal, porque al final los resultados llegan.
Claro que el mismo índice tiene varias inflaciones al mismo tiempo. El incremento de precios en el rubro bienes fue de 2,7%, mientras que la suba de alimentos y bebidas apenas llegó a 0,5%. Por otra parte, la inflación núcleo (que no incluye productos regulados ni estacionales) ascendió a 2,2 por ciento.
Será difícil repetir el mismo número en junio. La consultora LCG, por ejemplo, midió un repunte en alimentos de 1,7% en la segunda semana del mes, con fuertes incrementos en aceites (casi 6%), verduras (4%, luego de la caída del mes pasado) y carnes. Es esperable que en los próximos meses el índice se ubique entre 1,5% y 2 por ciento. Es posible que para llegar a un mes que arranque con “0” habrá que esperar a fines de año o primeros meses de 2026.
LCG midió un repunte en alimentos de 1,7% en la segunda semana de junio, con fuertes incrementos en aceites, verduras y carnes
El desafío con el que se enfrenta el Gobierno es que esta desaceleración de precios tenga un efecto positivo en los bolsillos. Por ahora, sin embargo, el consumo masivo sigue muy rezagado.
Demanda débil
Según un informe de Focus Market, la caída de ventas fue de 3,2% interanual en mayo, mientras que el descenso fue de 0,9% en relación al mes anterior. La restricción monetaria y la intervención del Gobierno para evitar subas exageradas en las paritarias de por sí le ponen un techo a la demanda interna. El objetivo no es generar un aumento artificial del consumo, que a los pocos meses termina en más inflación y perdida de poder adquisitivo. Ahora el camino es más largo pero el objetivo es que la mejora se produzca a paso firme.
“La baja de la inflación no se traduce automáticamente en una mejora en el poder adquisitivo, especialmente en los sectores de clase media. Aunque el índice mensual se modera, el alza de precios en servicio producto de corrección de precios relativos de la economía previo resta capacidad de consumo en bienes”, explican en Focus Market.
Inversores con apetito
Mientras tanto, las miradas están puestas sobre el apetito de inversores extranjeros en Argentina. Hay algunas señales incipientes que permiten ver luz al final de túnel.
- Junto a las colocaciones de deuda del Gobierno, un grupo de petroleras cerró esta semana un acuerdo con entidades internacionales para financiar un oleoducto por USD 1.700 millones que potenciará a Vaca Muerta.
- También se vendió el 8% de Grupo Financiero Galicia que había quedado en manos del HSBC al producirse la compra de las operaciones de la entidad en Argentina. Un grupo de fondos internacionales adquirió ese bloque de acciones por un valor cercano a USD 600 millones. Son todos indicios de un mayor apetito por activos argentinos, aún cuando el riesgo país se resiste a bajar de los 650 puntos básicos.
- Incluso Banco Macro había salido a explorar la posibilidad de conseguir USD 500 millones a través de un nuevo bono en el mercado internacional, pero tuvo que postergar la colocación ante muchas operaciones que se sucedieron en la misma semana.
La iniciativa para que los argentinos saquen los dólares del colchón viene en cámara lenta. En primer lugar, porque no es fácil revertir la cautela que sigue teniendo el público para usar dólares. Pero además porque los proyectos de ley enviados al Congreso para dar mayor certeza a los inversores sobre las reglas de juego aún no fue tratado y será difícil lograrlo cuando faltan tan pocos meses para las elecciones.