En el escenario reservado de la memoria, regresan retazos de una infancia en común. Gastón Pauls y su hermana Anita desandan juntos el tiempo a través de las imágenes y las palabras. Así las cosas, este miércoles, el actor publicó un carrusel de imágenes para celebrar el cumpleaños de una de las personas más especiales de su vida.
En la primera foto, el paso de los años queda suspendido: Gastón sostiene a una Anita bebé en el césped, mirándola con asombro y dedicación. La luz da forma a una ternura temprana, el inicio de un lazo que no deja de crecer.
La serie de recuerdos continúa. En la segunda imagen, Gastón Pauls abraza a Anita cuando era niña. Los años noventa se sienten en los colores de la foto, en las miradas serias que esconden complicidades. Ella, envuelta en una camiseta azul y blanca, se recuesta en el pecho de su hermano mayor, protegida por un abrazo firme.
El texto acompaña a las instantáneas y condensa en palabras la nostalgia por una vida en común. “Más de nosotros. Más de esta vida juntos. Quiero más. No porque no me alcance, sino porque extraño nuestros viajes, risas, inventos, proyectos, peleas, lágrimas y más risas”, confesó Gastón, con la honestidad propia de los mejores recuerdos familiares. Reconoce el paso del tiempo, las mil escenas que tejieron la hermandad, y abre espacio para la admiración.
El texto continúa: “Ya eras la mejor hermana que tengo (bah, la única)… Ahora sos la madre de Bendi y del Mundo. Te admiro tanto. TANTO. Allá vamos Aneta. Juntos. Te amo. Las amo. Feliz cumple”. No hay artificio ni distancia en este mensaje. La intimidad se filtra entre las líneas y la gratitud por esta convivencia elegida se hace palpable.
Las imágenes y las palabras se entrecruzan, reafirmando ese irrenunciable deseo de seguir sumando risas, proyectos y tiempo compartido. La historia de los hermanos Pauls se ofrece tal como es: una colección de infancias y presentes que se sostienen en la admiración mutua y el amor sin condiciones.
En el collage íntimo de recuerdos y confesiones, la historia no termina con la voz del actor de Nueve reinas. Es Anita, su hermana, quien responde desde lo más hondo, completando el retrato de una hermandad construida sobre el afecto, la nostalgia y el agradecimiento. Su mensaje, directo y espontáneo, añade una capa más de autenticidad a este lazo inquebrantable.
“Gasturri, te amo tanto. Más de toda esta vida dichosa que nos tocó disfrutarnos. Gracias por ser mi hermano y tantas cosas más”, escribió Ana, abrazando con palabras el pasado y el presente. No hay distancia ni formalismos; el apodo familiar rompe la formalidad, creando un espacio de confianza donde solo ellos caben.
El intercambio de mensajes transita esa carretera de recuerdos compartidos, fotos antiguas y complicidades. El texto de Anita dialoga con el de Gastón como una melodía que responde a su propio eco: habla de una “vida dichosa”, de la fortuna irrepetible de ser hermanos, de todo lo recibido más allá de la consanguinidad.
La gratitud no resulta un gesto aprendido, sino una verdad dicha en voz alta. “Gracias por ser mi hermano y tantas cosas más”, admite, destacando que el papel de Gastón Pauls fue mucho más grande que el de cuidar y acompañar en la infancia; es ser cómplice, amigo y refugio en cada tramo del camino.
Las imágenes que acompañan el diálogo muestran ese trayecto: un abrazo protector de niño a niña, un niño sosteniendo a un bebé en un parque, un hermano mayor conduciendo a la pequeña en el viaje de la vida y, ya adultos, el cariño traducido en gestos y festejos. Nada interrumpe la cercanía de los Pauls, ni el paso del tiempo ni los caminos alternos de la adultez.
En esta breve, pero intensa, respuesta de Anita Pauls, el lazo familiar confirma su fortaleza. Las palabras elegidas, sencillas y sinceras, son un acto de amor en sí mismo: una celebración de la suerte, de la vida, de lo compartido y lo que vendrá.