Gustavo Alfaro habló en conferencia de prensa luego de la clasificación de Paraguay al Mundial (Photo by DANIEL DUARTE / AFP)

Paraguay y Ecuador aseguraron su pase al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026 tras igualar 0-0 en el Estadio Defensores del Chaco de Asunción. El resultado le permitió a la selección dirigida por Gustavo Alfaro regresar a la máxima cita futbolística después de 16 años, mientras que el equipo de Sebastián Beccacece sumó su tercera clasificación consecutiva.

Una vez finalizado el encuentro, el entrenador argentino habló en conferencia de prensa y analizó de forma puntillosa el trabajo realizado con Paraguay y la importancia de la gente en la histórica clasificación a la Copa del Mundo. “Cuando nosotros tomamos este desafío, estábamos convencidos de que esto lo podíamos lograr. Como habíamos planteado desde un primer momento, la idea era llegar al último partido con Perú dependiendo de nuestro resultado. Muchas veces, las expectativas que uno puede llegar a poner son las que te impulsan. Pero si esas expectativas no se sustentan en la diagramación de un camino para tener certezas por dónde tenés que ir, de qué manera transitarlo, es muy complejo y, a veces, esas expectativas te terminan jugando en contra”, argumentó el Profesor.

En esta misma línea, agregó: “Para eso era clave poder ganar la voluntad de los muchachos. Tratar de entender lo que era difícil de entender desde afuera, con la capacidad de jugadores que tenía Paraguay, cuando uno se interiorizaba sobre la capacidad humana de los jugadores, los compromisos que tenían para afrontar cada desafío. Uno no podía encontrar el porqué de los resultados tan esquivos. Se había perdido la esencia de lo que históricamente había caracterizado lo que es el fútbol de Paraguay. La clave era esa, conquistar la voluntad de los jugadores”.

La emoción de Alfaro durante los festejos de Paraguay (REUTERS/Cesar Olmedo)

Jamás dimensioné lo que iba a venir después. Yo vine a agitar a los jugadores para que reaccionaran. Se los dije después del partido de Brasil. Tenía que zamarrear el árbol para que se cayeran las arañas, porque los frutos estaban ahí. Creo que eso fue lo que yo vine a hacer. Jamás dimensioné lo que el país podía llegar a agitar, lo que el país podía identificarse y representar”, explicó el DT argentino.

Alfaro hizo principal hincapié en la importancia que tuvo el pueblo en la conquista, algo que lo sorprendió gratamente: “Era un sueño lo suficientemente grande para que entre un país entero. Pero para eso había que conquistar las voluntades. Primero de los jugadores, después de la gente y que se vayan jugando. Ahí es donde uno empezó a entender la fuerza que tiene este país. Uno empezó a entender la capacidad que tiene este país cuando se une detrás de una causa. Yo siento que podrán tener más calidad, cantidad, más cosas… pero no sé si van a tener el orgullo, la humildad, la generosidad que siempre definió y caracterizó a este país. Los jugadores interpretaron eso y la gente lo percibió.”

A esto, sumó: “Nos tomó dos horas llegar al Defensores, cuando siempre tardamos una. Hoy estaba el pueblo en la calle. Hoy estaba el país en la calle. Hoy estaban todos. Y hoy es un partido que lo jugaron 6 millones y medio de personas, porque lo jugó el país entero. Jamás dimensioné la pasión que este país podría llegar a demostrar en el fútbol, cruzó de punta a punta. Lo más difícil es cerrar, cuando uno tiene que poner el broche para terminar de conquistar el objetivo. Ahí es en donde empiezan a jugar un montón de emociones. Nos hubiese gustado tener una victoria, pero cuando uno mira el desarrollo de la competencia y el nivel de los rivales a los que nos enfrentamos, sabemos que las cosas que hemos conseguido fueron por méritos propios”.

La noche tiene que ser interminable. Ojalá que esta noche sea larga, que la disfruten el país entero y los muchachos. El fútbol es una sumatoria de padecimientos. Son muy pocos los momentos que uno tiene para disfrutar, y muchos los que uno tiene que padecer. Uno tiene la dicha de poder estar en una Copa del Mundo, yo no termino de caer y hace un año estoy acá. Hoy siento el privilegio de estar nuevamente en una Copa del Mundo. Qué hermosa va a ser para todos”, comentó el ex entrenador de Boca Juniors.

Al mismo tiempo, hizo hincapié en lo que necesita el combinado nacional de cara al Mundial: “Quiero ir a competir a lo máximo. Y es ahí en donde tenemos que nivelarnos todos para arriba. Quiero la mejor versión de ellos, y ellos van a querer la mejor mía. Tenemos que mejorar, pero el nivel que tratamos de adquirir tiene que estar por encima de lo que mostramos hasta ahora. Es lo que tenemos que tener”.

“En lo personal, me agarra en un plano de madurez importante. Ya van a ser 33 años de camino recorrido, tenemos muchas luchas, vivencias. Siempre digo que no me alcanzaría todo el cemento del mundo para hacerle un monumento a mi esposa, por todo lo que me bancó. Sin el apoyo de mi familia, hubiera sido imposible lograr todo lo que logré”, se refirió a su presente.

Los jugadores reivindicaron la historia de Paraguay, por la manera que interpretaron los atributos más significativos que tiene la selección de Paraguay. Tuvieron esa capacidad de no darse nunca por vencidos, ese empuje que los impulsó. La voluntad inquebrantable de insistir y buscar, que siempre fue lo que definió a la identidad del equipo. La humildad y la entrega que los hizo ejemplo. Ellos fueron los valientes que pusieron la cara. Y hoy, como se los dije en la charla, si algún día tocó padecer, hoy les tocará disfrutar. El plantel nos colocó en la Copa del Mundo”, puntualizó.

Paraguay se metió al Mundial después de 16 años (REUTERS/Cesar Olmedo)

El encuentro en el Defensores del Chaco se caracterizó desde el inicio por la cautela de ambos equipos. Ni los dirigidos por Gustavo Alfaro ni el conjunto de Sebastián Beccacece lograron imponer su ritmo, lo que derivó en un desarrollo trabado y con numerosas interrupciones. Durante los primeros 15 minutos, Paraguay generó las únicas aproximaciones de peligro, ambas protagonizadas por Ramón Sosa. En la primera, el delantero remató con potencia, pero el arquero Hernán Galíndez controló el balón sin dificultades. Poco después, Sosa dispuso de un mano a mano, pero nuevamente Galíndez se lució y evitó la apertura del marcador.

A partir de ese momento, el equipo local asumió el control del juego, aunque no consiguió inquietar nuevamente la portería ecuatoriana. Por el lado visitante, la única respuesta ofensiva llegó con un disparo de media distancia que Roberto Fernández detuvo sin mayores complicaciones. La Tri evidenció problemas para generar situaciones de peligro a lo largo de todo el partido.

La segunda parte mantuvo la tónica de la etapa inicial. El ritmo continuó bajo, con el dominio del balón alternándose entre ambos conjuntos y un juego marcado por la fricción y las faltas. La monotonía solo se rompió en el minuto 66, cuando Ramón Sosa obligó a una nueva intervención de Galíndez y, tras el rebote, Andrés Cubas ejecutó un potente remate que impactó en el travesaño, en la que fue la ocasión más clara del partido.

Ese breve destello ofensivo no alteró el desarrollo general del encuentro. Tanto Paraguay como Ecuador persistieron en un juego lento y con escasas llegadas al área rival. Las discusiones y las infracciones se multiplicaron en el tramo final, y el marcador no se movió. El resultado final, 0-0, reflejó la falta de oportunidades y la paridad que predominó durante los 90 minutos.

La última participación de Paraguay en un Mundial fue en Sudáfrica 2010, donde alcanzó los cuartos de final. En la próxima y última fecha de las eliminatorias, el equipo guaraní enfrentará a Perú en Lima el 9 de septiembre a las 20.30, mientras que Ecuador recibirá a Argentina en Guayaquil a las 20.