Fotografía de archivo del 1 de julio de 2024 de una persona que cuenta dólares en La Paz (Bolivia). EFE/ Luis Gandarillas

En las últimas semanas, la cotización del dólar en el mercado paralelo de Bolivia muestra una marcada tendencia a la baja y bordea los 12 bolivianos, en un contexto marcado por una coyuntura política cambiante y señales favorables de la balanza comercial.

El tipo de cambio paralelo alcanzó los 20 bolivianos en mayo, una cifra significativamente más alta que los 6,96 bolivianos del tipo de cambio oficial que la administración de Luis Arce ha mantenido fijo, pese a la aguda escasez de divisas en el país desde hace más de dos años.

El Gobierno atribuye la tendencia a la baja a una balanza comercial positiva. “En el acumulado (semestre) hay déficit comercial, sí, pero lo que importa son los dos últimos meses, que dan expectativa de que hay dólares, con eso ha ido bajando la especulación. Pero también hubo menores importaciones en valor y volumen, lo que ha frenado la mayor demanda y por eso baja el tipo cambio”, explicó el ministro de Economía, Marcelo Montenegro.

Sin embargo, algunos analistas advierten que el cambio de expectativas en la conducción política y económica del país también influyen en la baja de la cotización, al igual que una disminución en la demanda y la aprobación de algunos créditos internacionales que aumentaron liquidez en los últimos meses. No obstante, coinciden en que este fenómeno es circunstancial y que no resuelve el problema estructural de la economía dependiente de la exportación de materias primas, que podrían generar presiones cambiarias en el futuro.

Un cartel muestra los tipos de cambio en La Paz, Bolivia, el viernes 28 de junio de 2024.
(Foto AP/Carlos Sánchez)

La economía boliviana atraviesa una crisis económica a raíz de la debacle de la industria de los hidrocarburos, que fue su principal fuente de ingresos. A partir de 2014, el país enfrentó una caída gradual y sostenida en los ingresos por exportaciones de gas y un déficit fiscal creciente, lo que provocó la escasez de dólares en el país y el surgimiento de un mercado paralelo de divisas en el primer trimestre de 2023.

Esta situación se tradujo en el aumento constante de los precios y un alza en la inflación, que en lo que va del año duplicó las expectativas del Gobierno para todo el 2025, al superar el 16%. De igual forma, afectó el poder adquisitivo de la población y el suministro de combustibles, un producto que el Estado importa en su mayoría y vende a un precio subvencionado, lo que ha provocado extensas filas en los centros de distribución.

La incertidumbre sobre el futuro económico del país marcó el proceso electoral del 17 de agosto, en el que el centrista Rodrigo Paz ganó la primera vuelta con el 32% de los votos y disputará el balotaje con el ex presidente Jorge Quiroga, que obtuvo el 26,7%, el próximo 19 de octubre.

Un jurado electoral muestra una papeleta de votación en La Paz, el 17 de agosto de 2025. (AP Photo/Natacha Pisarenko)

Las soluciones a la crisis económica han sido el eje de la campaña electoral. Paz propone la apertura al mercado bajo el lema “capitalismo para todos”, el acceso a créditos, la reducción de impuestos y la eliminación de aranceles para productos que Bolivia no produce, además de la nacionalización de los vehículos que entraron al país de contrabando, entre otras medidas.

En tanto Quiroga, apunta a un ajuste económico profundo, el acceso a financiamientos internacionales, reducir la intervención estatal en la economía del país, el cierre de algunas empresas públicas y entregar derechos de propiedad individual sobre los sectores estratégicos de recursos naturales.

El cambio de Gobierno está previsto para el 8 de noviembre, y el presidente Arce convocó la semana pasada a los dos candidatos para discutir los asuntos estructurales del país y abordar la situación económica. Quiroga rechazó la propuesta y Paz acudió al llamado que consideró una “responsabilidad para empezar este proceso de transición“, pese a las diferencias que tiene con la actual administración sobre el manejo del país.