
La Marina estadounidense ha estado posicionando rutinariamente buques de guerra cerca de la costa de Venezuela, en lugares alejados de las principales rutas de narcotráfico del Caribe, lo que sugiere que el despliegue se enfoca más en una campaña de presión contra Venezuela que en la operación antidroga que el gobierno de Donald Trump dice estar llevando a cabo.
Cruceros y destructores militares han estado navegando constantemente en una zona situada a entre 80 y 160 kilómetros de las costas venezolanas, según un análisis de imágenes satelitales facilitado a The New York Times y verificado por el equipo del diario. Si bien en esta zona se trafica cocaína, se ubica a cientos de kilómetros al oriente de las rutas de contrabando más transitadas, que, según datos del gobierno estadounidense, se localizan frente a las costas de la vecina Colombia.
Los buques forman parte del mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe desde la Crisis de los misiles en Cuba de 1962, y constituyen una demostración de fuerza que ha incluido una serie de aviones bombarderos pesados sobrevolando a lo largo de la costa de Venezuela.
Aunque el gobierno de Trump ha dado mucha publicidad a sus actividades militares en la región y ha pregonado sus ataques aéreos contra presuntos barcos de contrabando, la ubicación de los activos navales se ha mantenido en gran parte en secreto. Los datos del satélite señalan casi 100 posiciones de al menos ocho buques en los últimos dos meses y medio, en su movimiento por el mar Caribe.
Algunos buques de guerra están equipados con potentes radares de vigilancia para identificar objetivos aéreos y terrestres, y están cargados con misiles de largo alcance capaces de atacar en el interior profundo de Venezuela.

“La presencia naval que vemos aquí está dirigida hacia Venezuela, y ellos pueden verla”, dijo Mark Cancian, coronel retirado del Cuerpo de Marines y experto militar del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Estados Unidos ha dicho que sus fuerzas militares se encuentran en la región para detener el flujo de drogas ilícitas, al tiempo que acusa a Nicolás Maduro, el presidente venezolano, de desempeñar un papel clave en su exportación a Estados Unidos. Al menos 83 personas han muerto en 21 ataques conocidos contra barcos en el Caribe y el Pacífico oriental que, según funcionarios estadounidenses, transportaban drogas.
El gobierno estadounidense no ha aportado ninguna prueba de que los barcos atacados lleven drogas, y muchos juristas sostienen que no eran objetivos militares legítimos y que los ataques pueden estar infringiendo el derecho internacional.
Al mismo tiempo, los asesores del presidente Trump han estado trabajando en estrategias para derrocar a Maduro del poder, y Trump ha dado su visto bueno a los planos de la CIA para llevar a cabo encubiertas dentro de Venezuela.
“Si el objetivo es utilizar la guerra contra las drogas, la justificación de las drogas, como caballo de Troya para presionar a Venezuela, entonces eso lo indicaría”, dijo Adam Isacson, experto en defensa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, en referencia a las posiciones de los buques.

En la última semana, se han avistado buques de la Marina estadounidense navegando más cerca de Venezuela que en ningún otro momento desde el inicio del despliegue. El martes, un destructor y un gran buque anfibio navegaron por el golfo que separa Trinidad y Venezuela, a escasos 11 kilómetros de las aguas territoriales venezolanas. ABC News fue el primer medio en informar sobre estos movimientos.
“Las fuerzas navales estadounidenses llevan a cabo operaciones en aguas internacionales de acuerdo con el derecho internacional, enfocándose en la lucha contra el narcotráfico con socios regionales”, dijo un portavoz del Comando Sur de Estados Unidos al Times. “No vamos a ofrecer comentarios ni a dar a conocer detalles de operaciones o rutas concretas”.
Para rastrear los buques de la Marina estadounidense, Ollie Ballinger, profesor de geocomputación del Centro de Análisis Espacial Avanzado del University College de Londres, escribió un programa informático capaz de ubicar buques concretos en imágenes de satélite gratuitos y de acceso público.
Ballinger facilitó sus hallazgos al Times, que luego los corroboró manualmente al comparar los barcos encontrados en las imágenes de satélite con fotografías conocidas verificadas de esos buques y sus especificaciones, como dimensiones y colores.
Aunque hubo casi 100 detecciones verificadas de buques de la Marina estadounidense desde principios de septiembre hasta mediados de noviembre, los datos en sí están incompletos. Por ejemplo, no hubo detecciones en días nublados o cuando los satélites no estaban posicionados sobre el Caribe. El Times verificó ubicaciones adicionales de buques que fueron identificadas inicialmente por varios investigadores en línea que también monitorean la actividad naval.

Si bien la Marina parece intensificar su campaña de intimidación, el Times descubrió que algunos buques incluidos en el análisis también habían atravesado un corredor entre Venezuela y la República Dominicana conocida por el contrabando de drogas. Los buques de la Marina fueron avistados en esta zona al menos en ocho ocasiones, según muestran los datos satelitales. Para los traficantes, “esa es una ruta bastante típica”, dijo Corey Ranslem, director de la empresa de gestión de riesgos marítimos Dryad Global y veterano de la Guardia Costera que participó en misiones antinarcóticos en la región.
En cualquier caso, las rutas de contrabando del Caribe palidecen frente a las del Pacífico oriental, el cual no ha experimentado una afluencia comparable de recursos militares estadounidenses.
No todos los barcos localizados por Ballinger y el Times estaban situados cerca de Venezuela o a lo largo de rutas de contrabando menos transitadas. Otras embarcaciones, incluidos tres grandes buques anfibios con millas de marines estadounidenses a bordo, rara vez se han alejado de la costa de Puerto Rico. Estos barcos, dijo Mark Cancian, el experto militar, “tienen una capacidad esencialmente nula” contra el narcotráfico.
Sin embargo, son ideales para el desembarco de tropas. En los últimos tres meses, los marines que tripulan estos buques han llevado a cabo simulacros de operaciones de desembarco en las playas de Puerto Rico, según fotos y videos publicados por el Departamento de Defensa. Cancian dijo que los buques y las tropas a bordo eran insuficientes para llevar a cabo una invasión de Venezuela, pero, el lunes, Trump no descartó el envío de fuerzas terrestres estadounidenses a la zona.
A esos buques se unió recientemente el portaaviones más grande y moderno de la Marina, el USS Gerald Ford, que se adentró en el mar Caribe el domingo.
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