Mientras las ventas de bienes durables -automotores, motos, inmuebles y artefactos para el hogar- y las importaciones aumentan, el consumo masivo apenas inicia su recuperación tras un año de caídas de dos dígitos. Al mismo tiempo, el repunte es desigual entre sectores sociales y se concentra en canales de proximidad.
Según Kantar, la estabilidad en los precios comienza a generar un escenario más favorable para el consumo masivo, con una canasta que mostró avances después de 4 trimestres consecutivos a la baja.
Se observa un incipiente cambio de tendencia pero condicionado: para resolver la economía doméstica, predominan estrategias tales como la búsqueda de promociones (65%), la resignación de ciertas marcas o productos (45%) y el ahorro generalizado (27 por ciento).
En tanto, desde la consultora resaltaron que sigue habiendo una importante fragmentación: los sectores medios y altos comienzan a mostrar una recomposición en volúmenes pero los hogares de menores ingresos permanecen rezagados. Sólo el 5% de las categorías exhibieron alzas en los estratos socioeconómicos más bajos, frente a un 79% en los niveles medio y alto.
La visión del Gobierno es que al tener estabilidad macroeconómica y la inflación en baja, los pesos “ya no queman” como ocurría en 2023, cuando muchas personas se anticipaban a subas de precios y recurrían a grandes superficies para adquirir productos en volumen y stockearse.
La visión del Gobierno es que al tener estabilidad macroeconómica y la inflación en baja, los pesos “ya no queman” como ocurría en 2023
Para el Ejecutivo esa conducta cambió: hoy hay un corrimiento del consumo masivo desde hipermercados hacia canales electrónicos y superficies más pequeñas. Sostienen que en esos canales -almacenes, autoservicios y plataformas digitales- el crecimiento es más notorio.
El aumento de las operaciones inmobiliarias, los patentamientos de autos, la venta de electrodomésticos y el turismo al exterior lo atribuyen a la reactivación del crédito, principalmente.
Un matiz, y quizás alerta, al respecto es que en las últimas semanas los bancos empezaron a registrar un deterioro, ya que los saldos vencidos de las tarjetas de crédito subieron al 2,8% en marzo, el nivel más alto en tres años. A su vez, la morosidad en los préstamos personales a 4,1%, alcanzó un máximo en nueve meses, según el BCRA.
En abril, según First Capital, la operatoria con plásticos avanzó en términos reales un 1,6% mensual y 70,1% interanual. El saldo llegó a $19,3 billones frente a $7,9 billones al cierre de abril de 2024.
El economista Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, destacó: “Existe una dicotomía entre el desempeño del consumo masivo (fuerte caída y magra recuperación) y los bienes durables (fuerte expansión después de una caída inicial). Pero no sólo crece el consumo durable sino todo lo importado: turismo (servicio) y bienes de consumo final”.
Desde el sector minorista pyme afirman que el consumo masivo se encuentra bastante amesetado. “Apenas estamos recuperando las caídas del año pasado. La gente es muy selectiva y resguarda mucho su ingreso. Además, no se stockea, compra al día”.
En cuanto a las expectativas para lo que resta de 2025, el especialista proyecta “una recuperación acotada ya que el abaratamiento del dólar y la expansión del crédito tienen bajo impacto en ese segmento. Tanto el salario real como el empleo siguen estancados”.
El pronóstico para el resto del año para supermercados y autoservicios a fin de año es de un aumento de entre 3% y 5%. Pero si se le añaden almacenes, kioscos y farmacias, el incremento podría ser un poco superior (Del Río)
Osvaldo Del Río, director de Scentia, precisó que supermercados y autoservicios -que representan cerca del 70% del consumo masivo- mostraron en abril un leve avance de 0,1%, interrumpiendo una larga serie de caídas.
“El pronóstico para esos dos canales a fin de año es de un aumento de entre 3% y 5%. Pero si se le añaden almacenes, kioscos y farmacias, el incremento podría ser un poco superior. Esto se debe a que la gente compra más racionalmente en negocios de cercanía, con más frecuencia de visitas”, detalló.
Gran parte de esta mejora, indicó el analista, se explica por las bajas bases de comparación del segundo semestre de 2024, periodo en que la retracción promedió 20 por ciento.
Por su parte, Matías Bolis Wilson, economista de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), aseguró: “Pese a que la OCDE recortó las estimaciones de crecimiento económico para este año del 5,7% al 5,2%, el número sigue siendo muy bueno y el rebote del PBI va a generar una recomposición del ingreso real y por lo tanto, un aumento del consumo masivo, que esperamos que siga rezagado respecto a la recuperación de bienes durables”.
Fuentes de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) contaron: “A la par de la estabilización macroeconómica, las perspectivas sobre el consumo visualizan comportamientos heterogéneos según los subrubros y los canales de comercialización. Si bien el incremento de ventas en alimentos podría interpretarse como una normalización tras un año de fuertes caídas, la dinámica relativa a las bebidas, que acumula 16 meses consecutivos en rojo, constituye un desafío. Aquí, se torna central que se mantenga la dinámica positiva para alcanzar una recuperación sostenida y no solamente un efecto rebote”.