El Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), dependiente del Cabildo de Tenerife, se prepara para concretar una operación inédita en la administración pública española: la venta de 97 bitcoins adquiridos hace más de una década por apenas 10.000 euros y que hoy equivalen a casi 10 millones.
La corporación insular, que ya había intentado desprenderse de las criptomonedas en otras oportunidades sin éxito, negocia ahora con una entidad financiera española para cerrar el traspaso. Según el diario El Día de Tenerife, el consejero de Innovación del Cabildo, Juan José Martínez, explicó que la idea es canalizar los fondos obtenidos hacia nuevos proyectos de investigación del propio ITER, ubicado en la costa de Granadilla de Abona, Tenerife.
La complejidad de la transacción radica en que pocas entidades financieras europeas aceptan operar con criptomonedas debido a la falta de regulación específica y la alta volatilidad del mercado. Por eso, la venta solo podrá concretarse a través de instituciones homologadas por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que supervisan todas las operaciones financieras en el país.
Los bitcoins del ITER llegaron a superar los 11 millones de euros en valor de mercado en los últimos meses, impulsados por la revalorización sostenida de esta criptomoneda desde 2017. Nacido en 2008 como un experimento digital descentralizado, el bitcoin ha pasado a convertirse en un activo financiero reconocido incluso por grandes bancos internacionales que comenzaron a aceptarlo como garantía en operaciones de crédito.
El punto de inflexión se dio en enero del año pasado, cuando la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) autorizó por primera vez productos financieros vinculados a bitcoin, un paso que marcó la madurez institucional del mercado cripto.

Martínez aclaró que la compra original, realizada en 2012, no tuvo fines de inversión. En aquel momento, el ITER buscaba comprender el funcionamiento de la tecnología que da sustento a las monedas virtuales: el blockchain, un sistema de registro descentralizado que permite validar transacciones sin intermediarios. “Fue parte de un proyecto experimental de I+D+i, como muchos otros que realiza el instituto para explorar nuevas tecnologías”, explicó el funcionario.
Hoy, el organismo continúa investigando áreas emergentes, entre ellas la computación cuántica, que promete revolucionar la capacidad de procesamiento mediante principios de la física cuántica.
La decisión de vender los bitcoins generó debate político dentro del Cabildo. El expresidente Pedro Martín (PSOE) criticó la falta de transparencia del sector cripto, mientras que Martínez (Coalición Canaria) defendió la operación: “Si se compraron para experimentar, lo lógico es aprovechar ahora su revalorización y reinvertir ese dinero en innovación”.
El blockchain —explica el ingeniero informático y experto en ciberseguridad Deepak Daswani— funciona como un “gran libro contable” alojado en internet que todos pueden consultar, pero nadie puede manipular. Su arquitectura distribuida evita la existencia de un servidor central y reparte los registros entre miles de ordenadores alrededor del mundo.
En el caso del ITER, el interés inicial también pasó por estudiar el proceso de minado, que consiste en validar las transacciones y agruparlas en bloques resolviendo complejos cálculos matemáticos. Esa tarea, que garantiza la legitimidad de las operaciones y evita el doble gasto, fue parte del proyecto de investigación que ahora, más de una década después, podría convertirse en una de las inversiones más rentables en la historia de una institución pública española.