El uso de inteligencia artificial como pareja virtual plantea desafíos éticos y sociales, según investigadores (Imagen Ilustrativa Infobae)

La inteligencia artificial comenzó a transformar las formas de interacción social en la vida cotidiana. Hoy, sistemas como los chatbots y las plataformas digitales ya no solo resuelven dudas o tareas simples: un porcentaje creciente de personas jóvenes recurre a la IA en busca de compañía emocional e incluso para establecer vínculos románticos.

La virtualidad, a través de la IA, ocupa un nuevo espacio como posible “pareja virtual”, un fenómeno reciente que modifica las relaciones humanas y abre interrogantes sobre el bienestar y la salud mental.

Los sistemas de inteligencia artificial impulsaron la aparición de nuevas dinámicas relacionales, donde la interacción con la IA puede sentirse real, incluso involucrar emociones y respuestas personalizadas.

Muchos usuarios crean avatares que representan a la IA y los configuran como amigos, confidentes o incluso como una pareja. Estos programas recuerdan conversaciones previas, se adaptan a las preferencias de cada usuario y pueden personalizar su nombre, voz, personalidad y apariencia.

Lo cierto es que estas tecnologías evolucionaron de manera significativa. En la actualidad, la inteligencia artificial genera textos, imágenes, música y videos, entre otras funciones. Este avance permite que, más allá de recibir ayuda en tareas laborales o académicas, las personas busquen sostén emocional en estos sistemas. El número de individuos que entabla vínculos afectivos con sistemas de inteligencia artificial es mayor del que se supone a simple vista.

De acuerdo con un estudio reciente publicado en la revista Journal of Social and Personal Relationships, investigadores de Estados Unidos analizaron cómo los adultos jóvenes de ese país utilizan la inteligencia artificial para fines románticos y el posible impacto que esto provoca en sus vidas.

El trabajo incluyó a 2.969 adultos, seleccionados para reflejar la diversidad nacional en edad, género, etnia y lugar de residencia. Además, incorporó una muestra adicional de personas jóvenes de entre 18 y 29 años, para observar con mayor detalle sus tendencias y preferencias.

Según la investigación, algo más de la mitad de los participantes reconoció haber visto en redes sociales imágenes creadas por inteligencia artificial. De acuerdo al artículo, difundido por la revista científica, el 13% de los consultados afirmó que busca de manera intencional este tipo de contenido; el 15% sigue cuentas donde se publican exclusivamente imágenes de hombres o mujeres generados por inteligencia artificial.

En tanto, una proporción significativa declaró haber interactuado con chatbots con fines románticos: el 19% del total encuestado así lo indicó. El fenómeno resulta aún más marcado entre los adultos jóvenes: uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 29 años reconoció haber mantenido conversaciones con un chatbot programado para simular una pareja romántica.

Expertos advierten sobre el impacto de las parejas virtuales de inteligencia artificial en la salud mental y los vínculos humanos (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio indagó también sobre los aspectos sexuales de estas interacciones. El 7% de los encuestados afirmó haberse masturbado durante estas conversaciones y un 13% consumió pornografía generada por inteligencia artificial.

Los hombres resultaron más propensos a consumir estos contenidos o a involucrarse en conversaciones con fines sexuales. El análisis permitió detectar que los adultos jóvenes duplicaron o triplicaron en frecuencia a los adultos mayores en estas formas de interacción.

La investigación también exploró la relación entre estas prácticas y la salud mental. Se evaluaron síntomas depresivos, grado de satisfacción vital, satisfacción con las relaciones interpersonales y actitudes hacia la inteligencia artificial. Se observó que quienes declararon chatear con parejas virtuales de inteligencia artificial y consumir pornografía creada por estos sistemas obtenían, en promedio, puntuaciones ligeramente superiores en indicadores de depresión y levemente más bajas en medidas de satisfacción con la vida.

De acuerdo con los expertos, las personas que optan por mantener este tipo de vínculos tienden a dedicar un tiempo considerable a las interacciones virtuales. Aquellos que entablan conversaciones románticas con chatbots invierten unos 50 minutos por semana en promedio, mientras los que consumen imágenes de hombres o mujeres generados por inteligencia artificial pasan unos 30 minutos semanales en esta actividad.

En general, estos comportamientos suelen empezar por curiosidad o por la búsqueda de una experiencia novedosa. Algunas personas encuentran en la IA un refugio que les resulta menos exigente y más comprensivo que sus relaciones humanas.

El trabajo revela además que una parte de los adultos jóvenes prefieren, en situaciones específicas, la interacción con la inteligencia artificial por sobre los vínculos reales con otras personas. Esto se asocia a percepciones de mayor comprensión y menor juicio por parte del sistema.

Sin embargo, los especialistas advierten que los chatbots y las plataformas de IA responden desde una programación específica, lo que limita su capacidad de empatía auténtica y su comprensión de las complejidades humanas. Este hecho puede influir tanto sobre las expectativas románticas de los usuarios como sobre el desarrollo de sus relaciones interpersonales fuera del ámbito virtual.

Expertos advierten sobre el impacto de las parejas virtuales de inteligencia artificial en la salud mental y los vínculos humanos (AP Foto/Kiichiro Sato)

Según los datos analizados, esta tendencia a la búsqueda de relaciones y experiencias a través de la inteligencia artificial plantea nuevos desafíos éticos y sociales. Distintos autores señalaron la necesidad de contemplar los riesgos para la seguridad personal y la intimidad. Las diferencias de género y edad en el uso de estas tecnologías también sugieren la importancia de desarrollar estrategias informativas y preventivas dirigidas a los grupos más vulnerables.

Los investigadores concluyen que la inteligencia artificial comenzó a modificar el modo en que las personas se vinculan y que, al menos en el grupo de adultos jóvenes, el contacto con “parejas virtuales” se consolida como una opción que compite, en determinados aspectos, con los vínculos humanos.

El fenómeno invita a revisar el impacto potencial sobre la salud mental, el bienestar subjetivo y las formas de conexión en una sociedad cada vez más digitalizada.