El libro de Alan Becker

Un nuevo libro de Adam Becker, reseñado por MIT Technology Review, examina la situación del progreso de la inteligencia artificial (IA), argumentando que hay una perspectiva compartida por los principales magnates tecnológicos del sector, que siguen raíces filosóficas e históricas. En “More Everything Forever” (Más de todo para siempre), Becker expone que figuras como Sam Altman, Jeff Bezos y Elon Musk impulsan una ideología que, según él, promete consecuencias profundas para la sociedad y el planeta.

El libro parte de la premisa de que los líderes tecnológicos más influyentes no solo buscan innovar, sino que intentan rediseñar el destino de la humanidad. Sus proyectos van desde alinear la IA con los intereses humanos y crear una superinteligencia capaz de resolver problemas globales, hasta fusionar la mente con la tecnología para alcanzar la inmortalidad, establecer colonias autosuficientes en Marte y expandirse por el cosmos. Becker sostiene que todas estas metas comparten una misma base: la “ideología de la salvación tecnológica”.

Figuras clave y visiones de futuro en Silicon Valley

Entre los líderes de este movimiento destacan Sam Altman, CEO de Open AI; Jeff Bezos, fundador de Amazon e impulsor de la exploración espacial privada; Elon Musk, creador de Tesla, SpaceX y GROK, conocido por sus ambiciones interplanetarias; Marc Andreessen, autor del “Manifiesto Tecno-Optimista”; y Ray Kurzweil, promotor de la Singularidad. Todos ellos, de acuerdo al análisis de MIT Technology Review, mantienen la convicción de que la tecnología debe resolver cualquier desafío y que el crecimiento perpetuo es moralmente necesario.

Becker identifica tres rasgos principales de esta ideología: fe inquebrantable en la tecnología como solución universal, creencia en el crecimiento sin fin y una obsesión cuasi religiosa por superar los límites humanos. Según el autor, hay una doctrina común donde “se encuentra la idea de escape y trascendencia, así como la promesa de un futuro asombroso, lleno de maravillas inimaginables, siempre que no se obstaculice el progreso tecnológico”. Esta visión, según Becker, permite a la élite tecnológica presentar la expansión de sus empresas como un imperativo moral y justificar cualquier acción en nombre del avance.

Sam Altman, Jeff Bezos y Elon Musk lideran la apuesta por la superinteligencia y el progreso sin límites. (Imagen ilustrativa Infobae)

Influencias filosóficas y críticas a la salvación tecnológica

La obra explora las ideas y movimientos que nutren esta cosmovisión. Becker traza un recorrido que va desde los fundamentos del transhumanismo de Max More en los años noventa hasta la actual ideología de la salvación tecnológica, pasando por la llamada “ideología californiana”, una mezcla de valores contraculturales y neoliberales. Conceptos como el altruismo efectivo, el racionalismo, el extropianismo, el aceleracionismo efectivo, el futurismo y el singularitarianismo figuran como variantes del mismo núcleo ideológico. El punto en común es claro: el futuro será extraordinario si se permite la innovación sin trabas.

En este entramado, la Singularidad, momento en que la IA supere a la capacidad humana y y pueda mejorarse a sí misma de forma autónoma, ocupa un lugar central. Kurzweil sostiene la existencia de una “Ley de Rendimientos Acelerados”, según la cual el progreso tecnológico sigue una curva exponencial. Becker cuestiona este supuesto y advierte sobre la mala interpretación de fenómenos como la Ley de Moore, que describe la duplicación de transistores en los chips pero no garantiza un avance perpetuo.

Becker advierte sobre los riesgos sociales, ambientales y políticos de la ideología del progreso perpetuo. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Becker advierte sobre los riesgos sociales, ambientales y políticos de la ideología del progreso sin fin. Su preocupación se basa en que la fe en la salvación tecnológica sea utilizada como excusa para la depredación ambiental, la acumulación de poder, la evasión de regulaciones, además de distraer de los problemas reales del presente a favor de futuros hipotéticos. Sostiene que en la última década, la falta de regulación y de escrutinio mediático permitió que estas visiones se instalaran sin oposición significativa.

El atractivo de estas ideas no se limita a la élite de Silicon Valley, argumenta Becker. Muchas personas encuentran consuelo en la promesa de un futuro predecible, la posibilidad de trascender la muerte y la sensación de que alguien —o algo— tiene el control. El autor observa que en comunidades racionalistas y de altruismo efectivo, es habitual encontrar antiguos evangélicos, lo que sugiere un paralelismo entre la función de la religión y la narrativa tecnológica.

A lo largo del análisis, MIT Technology Review resalta la advertencia de Becker sobre el peligro de aceptar estas visiones como inevitables. Insiste en que solo reconociendo el carácter problemático de estos sueños tecnológicos se podrá desafiar su supuesta predestinación. Cuando la sociedad advierta que esos futuros prometidos podrían transformarse en pesadillas colectivas, la sensación de inevitabilidad que rodea la ideología de la salvación tecnológica comenzará a desvanecerse.