La víctima había sido abandonada en una villa con droga en los bolsillos

Ese 6 de marzo de 2024, ella atravesaba el posoperatorio de una cesárea reciente. Ese día, sin embargo, quedó marcado por una secuencia violenta, donde hubo golpes, una violación, amenazas y hasta un rapto, que terminó en un juicio y una condena a 10 años de prisión contra su ex pareja, Miguel Alvidez. En el medio del calvario, una figura inesperada fue la que ayudó a escapar a la víctima, un hombre en situación de calle que, en lugar de sumarse al plan macabro para deshacerse de la mujer, la ayudó a escapar.

La víctima fue agredida brutalmente por Alvidez en la Villa 15 de Mataderos. Ella relató durante el debate oral que fue golpeada, asfixiada e insultada. Entre las amenazas que escuchó de su expareja se encuentran expresiones como “te voy a matar hija de puta” y “de acá no salís, así como estás, no vas a salir, vas a estar peor”.

El ataque escaló cuando, con una pistola suministrada por su hermano Juan Ramón, Alvidez la golpeó nuevamente y la encerró en un baño. Allí la violó, pese a sus pedidos de auxilio. Luego, fue llevada a la casa de otra de las hermanas del violento, Marta, donde la retuvieron amenazada con un cuchillo.

La víctima declaró que la vivienda se discutió qué hacer con ella. Según sus palabras, una opción era matarla y arrojarla a un pozo ciego de la villa, y otra, dejarla tirada en una plaza con droga en los bolsillos. Eligieron esta última.

Los otros dos imputados, hermanos del agresor, recibieron penas mayores a 3 años de cárcel

Alvidez buscó el teléfono de la víctima y, junto a otra de sus hermanas que fue absuelta en el juicio, la llevó en un remis a la plaza Pirelli de Ciudad Oculta.

Durante el trayecto, Alvidez manejaba, que su cuñada iba en el asiento delantero y que ella permanecía en el asiento trasero. Al llegar al punto donde iban a descartarla a su suerte, le colocaron dos bolsitas de droga en los bolsillos y la bajaron a la fuerza del coche.

En ese punto, Alvidez se dirigió a un grupo de indigentes que se encontraba en la plaza y les dijo que la víctima “tenía droga” y que además “era amiga de la Policía”. Uno de ellos se le acercó con la intención de revisar, pero entonces intervino otro.

Ese hombre, al reconocerla por las publicaciones en redes sociales que circulaban en el barrio, ya que su familia la buscaba, cambió el rumbo de la vida de la víctima. Según contó la mujer en el juicio, le dijo: “Camina derecho por este pasillo y vas a encontrar la salida de la villa”. También le pidió que se mantuviera tranquila.

Gracias a esa indicación, la víctima logró salir del asentamiento y llegar a la casa de su madre. Allí pudo refugiarse y realizar la denuncia que derivó en la investigación.

La denuncia y la condena

Lo denuncia la hizo ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (OVD). La Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°33 (PCyF 33) intervino de inmediato con medidas de protección para la víctima y su familia y acompañamiento psicológico.

En el marco de la investigación también se identificó domicilios sospechosos en la zona de Ciudad Oculta y se realizaron allanamientos donde se secuestró el arma de fuego y más de 130 cartuchos. Durante esos operativos, los hermanos del principal acusado fueron detenidos, mientras que el imputado logró eludir a la Policía escapando por los techos.

Tras una serie de tareas de búsqueda en la Ciudad de Buenos Aires y la provincia, el prófugo fue capturado y quedó preso.

El caso avanzó en la justicia porteña. El Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N°10 condenó a Miguel Alvidez a diez años de prisión de cumplimiento efectivo. También fueron sentenciados sus hermanos: Marta Elizabeth recibió tres años y ocho meses de cárcel, y Juan Ramón, tres años y medio, ambos por delitos vinculados a la privación ilegítima de la libertad y suministro de armas.

El proceso incluyó peritajes médicos que constataron hematomas, excoriaciones y contusiones en diversas partes del cuerpo de la víctima, compatibles con la violencia ejercida. También se comprobó la existencia de un arma de fuego Bersa Thunder 9 milímetros, con 135 cartuchos, hallada en un allanamiento en la casa de Alvidez.

Durante el juicio, Brenda declaró en ausencia de los acusados, quienes siguieron la audiencia por videoconferencia desde otra sala. Los jueces destacaron la coherencia de su testimonio y su correspondencia con pruebas médicas y testimoniales.

El tribunal, integrado por Ricardo Baldomar y María Fernanda Botana, valoró especialmente el contexto de violencia de género. En la sentencia se cita: “La violencia contra la mujer incluye la física, sexual y psicológica, que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual”.