En esta imagen, tomada de un video distribuido por el servicio de prensa del Ministerio de Defensa de Rusia el 18 de abril de 2025, soldados rusos lanzan un dron de inteligencia Supercam hacia posiciones ucranianas (Servicio de prensa del Ministerio de Defensa de Rusia vía AP)

La invasión de Rusia a Ucrania ha reconfigurado alianzas militares y económicas en todo el mundo. Una de las más inquietantes es la colaboración entre Moscú y Teherán en el desarrollo y producción de drones kamikaze utilizados en ataques masivos sobre territorio ucraniano. Lejos de limitarse a un suministro puntual, el vínculo entre ambos gobiernos ha derivado en un esquema industrial y militar de gran escala. Así lo documenta el informe Sahara Thunder, elaborado por el Center for Advanced Defense Studies (C4ADS), una organización independiente con sede en Washington que rastrea redes ilícitas y conflictos armados a través de inteligencia de fuentes abiertas.

El informe, firmado por el investigador Omar Al-Ghusbi, expone con detalle la estructura operativa, financiera y tecnológica de este programa conjunto. En él se describe cómo Irán no solo ha entregado drones listos para usar, sino que ha transferido la capacidad completa de producción a territorio ruso. El corazón de esta cooperación es la planta de la empresa JSC Alabuga, ubicada en la Zona Económica Especial de Tartaristán, donde se ensamblan localmente versiones del dron Shahed-136, rebautizado por Rusia como Geran-2.

Según C4ADS, el acuerdo de cooperación entre la empresa estatal iraní Sahara Thunder y Alabuga incluye la entrega de 6.000 kits de ensamblaje del Shahed-136. Cada kit contiene los componentes esenciales para armar un dron kamikaze de largo alcance: fuselaje, alas, sistemas de navegación, cabeza explosiva y motor. Pero el contrato va mucho más allá. Irán transfirió también manuales técnicos, planos de diseño, códigos fuente del software de vuelo, tecnología de lanzadores asistidos por cohetes y protocolos operativos para su uso en combate: “(El trato incluye) 300.000 horas de capacitación en Irán y 300.000 horas de capacitación en la Zona Económica Especial de Alabuga para ayudar a autóctonas a producir el S-136 allí”, afirma el informe.

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Esta formación se distribuyó entre cursos dictados por ingenieros iraníes en Rusia y capacitaciones brindadas en Irán a personal ruso seleccionado. Según C4ADS, este volumen de horas sugiere un programa educativo y logístico comparable con el desarrollo de una industria aeronáutica nacional, no una simple operación de ventas de armamento.

El contrato, valuado en USD 1.750 millones, implicó el uso de mecanismos sofisticados para eludir sanciones internacionales. Una parte significativa del pago se realizó a través de entregas físicas de oro —por un monto aproximado de USD 104 millones— y mediante transacciones encubiertas que involucraron empresas ficticias registradas en Emiratos Árabes Unidos. Estas firmas actuaron como intermediarias financieras para evitar el uso de bancos internacionales sujetos a vigilancia occidental: “Sahara Thunder parece haber utilizado frecuentemente a los Emiratos Árabes Unidos para procesar pagos por sus actividades marítimas. Instituciones financieras como el Banco Nacional de Fujairah PSC y el Banco Islámico de los Emiratos habrían procesado cientos de miles de dólares en transacciones en nombre de Sahara Thunder y otras subsidiarias para cargos portuarios y operaciones de abastecimiento de combustible”, se menciona.

Sahara Thunder, la empresa iraní firmante del acuerdo, es descrita en el informe como una fachada directa del Ministerio de Defensa de Irán. Esta entidad ha sido sancionada por Estados Unidos y otros gobiernos por su rol en la proliferación de tecnologías militares y por mantener vínculos con la Guardia Revolucionaria persa. A pesar de esto, la empresa continuó sus operaciones hasta diciembre de 2023, cuando inició su proceso de disolución tras la imposición de nuevas sanciones. C4ADS advierte que es probable que haya sido reemplazada por otra entidad con un nombre distinto para mantener las operaciones encubiertas.

Una vista muestra coches y un edificio de apartamentos dañados por un ataque de drones rusos, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en Kharkiv, el 11 de junio 2025 (REUTERS/Vyacheslav Madiyevskyy)

Estos vehículos han evolucionado respecto al modelo original iraní. Las versiones rusas ahora incluyen mejoras como mayor velocidad, mejor maniobrabilidad y mayor capacidad de carga explosiva. El informe indica que los Geran-2 fabricados en Rusia vuelan más alto y más rápido que los Shahed-136 originales. Además, se han documentado versiones modificadas bajo el nombre Geran-3, impulsadas por motores a reacción y con perfiles de vuelo más complejos. Aunque estas nuevas variantes siguen utilizando tecnología transferida por Irán, su desarrollo indica que Rusia ha comenzado a adquirir cierta autonomía técnica gracias al conocimiento recibido.

Infobae conoció –a través de una fuente reservada– la existencia del programa Alabuga Start, promocionado como una oportunidad de estudio y empleo en la Zona Económica Especial de Tartaristán. Este ha sido una de las plataformas empleadas para reclutar mano de obra femenina extranjera destinada a ensamblar drones militares que luego son utilizados por Rusia en su ofensiva contra Ucrania. Aunque se presenta como una iniciativa educativa y laboral con beneficios como alojamiento, enseñanza del idioma y estipendios de hasta USD 1.780, investigaciones revelan que cerca del 90% de las participantes terminan ensamblando drones en condiciones precarias y bajo vigilancia constante. Entre los países desde donde se ha reclutado a estas mujeres figuran naciones de África, Asia y se cree que habría víctimas en América Latina, aunque esto último continúa en investigación.

Misiles lanzados desde Irán se ven desde Tubas, en Cisjordania, el 13 de junio de 2025 (REUTERS/ Raneen Sawafta)

Más allá del frente militar, la cooperación Irán-Rusia tiene implicaciones geopolíticas. El uso masivo de drones en Ucrania ha sido clave para extender la capacidad ofensiva rusa, especialmente en ataques a infraestructura civil, plantas energéticas y centros logísticos. Para el régimen persa, la exportación de esta tecnología supone un triunfo diplomático, ya que le permite desafiar a Occidente no solo en su región, sino en un conflicto europeo de alta visibilidad. Esta alianza también fortalece su posición como proveedor de armas en el eje de países sancionados, junto a Corea del Norte y China.

La muerte del general iraní Mohammad Bagheri, en uno de los ataques israelíes recientes contra instalaciones militares nucleares en Isfahan, podría alterar esta dinámica. Bagheri era uno de los principales nexos entre los complejos militares de Irán y Rusia. Sin embargo, C4ADS advierte que esta logística es sofisticada: “La colaboración entre Sahara Thunder y Alabuga JSC es significativa en múltiples niveles. De forma más inmediata, ha incrementado enormemente la capacidad de producción nacional de vehículos aéreos no tripulados (UAV) de Rusia, y el pueblo ucraniano está pagando las consecuencias. Este desarrollo otorga a Rusia una ventaja competitiva en potencia de fuego y un mayor control sobre su producción de UAV, lo que dificulta que otros países implementen controles a la exportación diseñados para frenar o impedir el desarrollo y la producción de armas en el futuro”.

Las negociaciones, indica el informe de C4ADS, iniciaron en noviembre de 2022 y se extendieron hasta julio de 2023, cuando se firmaron los contratos.

Esta nota fue elaborada a partir del trabajo periodístico desarrollado en el marco del programa “Garantizando la rendición de cuentas a través de la cobertura de profundidad”, organizado por la Media for Democracy Foundation y auspiciado por la Embajada de Estados Unidos en Ecuador. La iniciativa se llevó a cabo en Washington, D.C., del 8 al 12 de junio de 2025.