La organización no gubernamental Save the Children ha afirmado este jueves que el 75% de los niños de Sudán no pueden acudir a la escuela a causa de la guerra desatada en abril de 2023 entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y ha alertado de que cada vez es “más improbable” que vayan a poder concluir sus estudios.
Las cifras del Cluster Global de Educación, integrado por 60 ONG y agencias de Naciones Unidas, apuntan a que cerca de trece de los 17 millones de niños en edad escolar están sin escolarizar en el país africano, lo que supone una de las peores crisis educativas del mundo, especialmente debido a que estos niños están fuera de las clases desde hace dos años y medio.
El dato incluye a siete millones de niños que están matriculados pero no pueden ir a la escuela debido al conflicto o al desplazamiento interno en el país, así como a otros seis millones de niños en edad escolar que no están matriculados y corren el riesgo de perder completamente la oportunidad de recibir una educación.
“Cada vez es más improbable que muchos de ellos lleguen a terminar sus estudios”, ha dicho el director de Save the Children en Sudán, Mohamed Abdiladif. A pesar de que algo menos de la mitad de las escuelas han reabierto en los últimos meses, lo que ha permitido la vuelta a las clases de cuatro millones de niños, cerca del 55% siguen cerradas, con una de cada diez usada par alojar a desplazados.
Abdilatif ha recalcado que “la educación de estos niños y niñas debe ser una prioridad” y ha destacado que “a medida que el conflicto se prolonga, los años de aprendizaje más importantes de los niños y niñas pasan, años que nunca podrán recuperar”. “Para algunos, esto significa que nunca terminarán la escuela secundaria, para otros significa que nunca aprenderán a leer o escribir. En todos los casos, el impacto es devastador”, ha lamentado.
“Si el conflicto continúa, millones de estos niños no podrán volver a la escuela, quedando expuestos a peligros inmediatos y a largo plazo, como el desplazamiento, el reclutamiento por grupos armados y la violencia sexual”, ha manifestado Abdilatif, quien ha mostrado su preocupación “por el futuro de estos niños, y por el futuro de Sudán, si este conflicto no termina ahora”.
En este sentido, Razan, una niña de diez años residente en la capital, Jartum, que se vio obligada a huir de su casa, ha relatado que empezó a reconstruir su rutina tras instalarse con su familia cerca de Sinjai, al sureste de la ciudad, donde se matriculó en la escuela tras perder un curso académico completo.
“Cuando salimos de Jartum, pensé que volveríamos a casa al cabo de unos días. No dejaba de preguntarle a mi padre: ‘¿Cuándo volveremos a mi escuela?’”, ha contado. “Me dolió perder un año de escuela. Echaba mucho de menos a mis amigos y mi clase”, ha dicho, antes de expresar su deseo sobre el fin del conflicto. “Únicamente quiero llevar mi mochila todas las mañanas e ir a aprender cosas nuevas”, ha recalcado.
La guerra civil en el país africano estalló en abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento de la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya dañado tras la asonada que derribó al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
El conflicto, marcado por la intervención de varios países en apoyo a las partes en guerra, ha sumido al país en una de las mayores crisis humanitarias a nivel mundial, con millones de desplazados y refugiados y ante la alarma internacional por la propagación de enfermedades y los daños sufridos por infraestructuras críticas, que impiden atender a cientos de miles de damnificados.
(con información de EP)