Tras el anuncio del Gobierno estadounidense sobre un nuevo ajuste arancelario que afecta a productos de más de 60 países, incluido Ecuador, se intensificó la atención sobre la cuarta ronda de negociaciones bilaterales que busca evitar la imposición de estos tributos para los exportadores ecuatorianos. La medida fue decretada mediante una orden ejecutiva que establece que los países en proceso de negociación con Estados Unidos —como es el caso de Ecuador— mantendrán los aranceles vigentes hasta que se formalicen acuerdos bilaterales en materia comercial y de seguridad.
La vocera presidencial, Carolina Jaramillo, confirmó este lunes que las conversaciones continúan. En declaraciones públicas, reconoció que la decisión del gobierno de Donald Trump tomó por sorpresa al Ejecutivo ecuatoriano, pero aseguró que “la cuarta ronda de negociaciones está vigente y somos uno de los países que está aún negociando”. Además, enfatizó que “los diálogos ya son sobre tarifas, y esto es algo favorable” pues se espera que “en los próximos días ya tengamos noticias sobre nuevos resultados que sean en beneficio de los exportadores ecuatorianos”.
Las expectativas son altas tanto en el Ejecutivo como en el sector exportador. La Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) y la Cámara de Comercio Ecuatoriano-Americana (AMCHAM Quito) emitieron un pronunciamiento conjunto en el que destacaron la importancia de cerrar un acuerdo que mejore las condiciones de acceso al mercado estadounidense. Las organizaciones gremiales consideran que estas conversaciones permitirán no solo asegurar las preferencias arancelarias, sino también atraer nuevas inversiones y mejorar la competitividad de productos ecuatorianos frente a los de sus competidores regionales.
De acuerdo con un reporte técnico de Fedexpor, durante 2024 el comercio no petrolero entre ambos países dejó un saldo favorable para Ecuador de USD 2.307 millones. Las exportaciones alcanzaron los USD 5.043 millones, con un incremento del 16% en comparación con 2023. Entre enero y abril de 2025, ese ritmo de crecimiento se aceleró aún más, superando el 34%. Los principales productos de exportación ecuatoriana hacia Estados Unidos son camarón, banano, plátano, minerales, metales, cacao en grano y flores, concentrando el 70% del total no petrolero exportado. Más de 2.020 empresas están involucradas en esta relación comercial, que se ha convertido en un eje clave de la economía nacional.
Del lado estadounidense, el documento oficial que acompañó la orden ejecutiva del presidente Trump señala que algunos socios comerciales se encuentran “a punto de acordar compromisos significativos”, lo que en su visión demuestra una “sincera intención de remediar las barreras comerciales” y de alinear sus economías a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. El Ministerio de Comercio Exterior ecuatoriano sostiene que Ecuador está incluido en este grupo.
Sin embargo, la urgencia por cerrar un acuerdo no es solo política, sino económica. El arancel del 15% anunciado por Estados Unidos representa una carga significativa para los exportadores ecuatorianos. Si no se logra una excepción o preferencia arancelaria, productos clave como las flores y el cacao podrían perder competitividad frente a países que ya cuentan con acuerdos comerciales firmados con Washington.
En este contexto, los gremios reiteran la necesidad de que el Gobierno ecuatoriano actúe con diligencia. “Es fundamental que Ecuador avance con urgencia hacia el cierre exitoso de un acuerdo”, señala el comunicado conjunto de Fedexpor y AMCHAM Quito. Ambos gremios coinciden en que este proceso también puede facilitar nuevas condiciones de inversión extranjera directa, especialmente si se incluyen compromisos de cooperación técnica y mecanismos de resolución de controversias.
Desde el sector productivo, la expectativa es que el desenlace de esta ronda de negociaciones permita equilibrar las condiciones de acceso de los productos ecuatorianos al mercado estadounidense. Los empresarios subrayan que no se trata únicamente de evitar los aranceles, sino de garantizar un entorno predecible y justo para competir con países que ya tienen tratados de libre comercio consolidados con Estados Unidos.