Las reservas totales del Banco Central (BCRA) retrocedieron hoy en otros US$30 millones: cerraron en US$28.893 millones, con lo que en el año caen en US$714 millones o en US$3971 millones si se considera el pico de US$32.864 en la era Milei alcanzado en la previa al último pago de bonos en dólares.

Si lo que se observan son las reservas netas o “propias” de la entidad, no es novedad que esa tenencia sigue en rojo (se estima en el mercado que en unos US$4500 millones), aunque compró más de US$24.000 millones tras la última gran devaluación. Se trata de un número que, sin duda, explica por sí solo la continuidad del cepo.

La nueva baja llegó al cabo de una jornada en la que esa entidad pudo comprar US$4 millones en sus habituales intervenciones sobre el mercado (tras la pausa de ayer), con lo que mantiene un acumulado de US$824 millones en el mes. Sin embargo, el volumen operado se comprimió hasta los US$237,2 millones, cayendo un 34,6% con relación a ayer y quedando en el nivel más bajo de febrero (sólo comparable al registrado del 23 de enero, día en que el BCRA directamente no había podido comprar reservas).

Y se produjo pese al sostén que esa tenencia total encontró en la valorización sostenida de la onza de oro (que explica un 20% de las RRII del BCRA), metal que supera los US$2950 mostrándose en zonas de máximos históricos tras un ascenso mayor al 13% en 2025 y de 46,5% en los últimos doce meses. Todo en el marco de un mercado más temeroso por las consecuencias inflacionarias que puede tener la amenaza de guerra comercial que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fogonea a diario.

Los bancos centrales de muchos países ya venían cambiando sus dólares por oro

Entre el 10 de enero, fecha posterior al pago de cupones de la deuda y el 7 de febrero (último dato firme), el BCRA compró US$1711 millones, pero aún así sus reservas brutas cayeron en US$2015 millones”, hizo notar hoy un informe de la Consultora 1816 antes de explicar que ese saldo se explica “en US$1139 millones por pagos de deuda, en US$1864 millones por una caída en los encajes por los depósitos en dólares bajo administración de los bancos y en otros US$722 millones” por gastos que el BCRA realizó en intervenciones sobre los bonos para evitar alzas mayores en la cotización de los dólares financieros y mantener bajo control la brecha cambiaria.

La baja sería mayor aún si no se tiene en cuenta la ganancia por casi US$690 millones que la entidad pudo contabilizar en lo que va del año por stock de dos millones de onzas de oro que mantiene en su tenencia.

Eso compensó en buena medida el efecto que el sostenido y natural goteo que muestran los depósitos privados en dólares (tras la suba de US$15.225 millones que registraron durante la primera parte del blanqueo), el que orilla ya los US$4000 millones.

El stock de este tipo de colocaciones, que había alcanzado un pico de US$34.592 millones entones, quedó el lunes en US$30.665 millones por retiros de ahorristas que usan los billetes para cubrir gastos vacacionales en el exterior o para encarar gastos locales o inversiones, algo que no debe sorprender en un contexto en que ese uso es alentado por el propio Gobierno (está previsto que desde fines de mes puedan cursarse directamente pagos con la divisa usando tarjetas de débito) para aceitar la actividad económica.

Lo concreto es que el juego de equilibrios entre ingresos y salidas sigue erosionando las reservas del BCRA que siguen a la espera del desembolso de US$1000 millones que debería hacer el FMI por el cumplimiento general de las metas en los últimos trimestres del año pasado y correspondientes al acuerdo ya vencido. Y eso, en un contexto de un déficit de la cuenta externa con tendencia al alza, confirma que la suerte de las restricciones cambiaria está atada a los aportes de capital que se puedan recibir, como ya descontaba el mercado.