El Gobierno avanza en las negociaciones por un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y espera su confirmación para las próximas semanas. Más allá de los pasos formales pendientes, que incluyen la aprobación en el directorio del organismo y el envío al Congreso, la apuesta oficial es que ese acuerdo incluya nuevos desembolsos que vayan a fortalecer las reservas del Banco Central. Ese aval, técnico y político, podría impactar positivamente en las cotizaciones de bonos y otros activos financieros, según la expectativa oficial.
La estrategia, confirmada ayer en una entrevista televisiva por el presidente Javier Milei, busca apuntalar una de las variables del plan económico más observadas por inversores, bancos internacionales y analistas del país y el exterior: las dificultades para acumular divisas.
Si bien el BCRA lleva comprados más de US$20.000 millones desde diciembre de 2023, el viernes pasado, tras una fuerte venta, las reservas brutas cayeron por debajo de US$28.000 millones (US$27.995 millones) y las netas se ubican en torno a US$10.000 millones en rojo, nivel similar al que heredó la actual gestión.
Y eso está detrás de la evolución de algunas variables financieras en las últimas semanas. Sumado a un contexto internacional adverso, con rebote de la inflación en los Estados Unidos y el impacto de las políticas proteccionistas anunciadas por Donald Trump, febrero reflejó la inquietud de inversores sobre el frente externo de la economía.
En lo que va de 2025, por caso, el Merval retrocedió un 20% en dólares, mientras que el riesgo país, que caía hasta diciembre y amenazaba con perforar los 600 puntos básicos, superó los 780 en las últimas ruedas. Eso es consecuencia de la caída del 8% que mostraron las cotizaciones de los bonos argentinos en febrero, en otra señal más de la inquietud que crece en el mercado financiero.
“La brecha, que hasta hace unos meses se desplomaba como un piano, ahora necesita intervención oficial para no superar el 15%. Los puentes que diseñó el Gobierno para acumular reservas – calendarización de importaciones, blanqueo y carry trade – tienen fecha de vencimiento. Y la cuenta corriente se va deteriorando lentamente al ritmo de la apreciación cambiaria”, alertó días atrás la consultora Econviews, que dirige el exsecretario de Finanzas Miguel Kiguel. Fue en un informe que en su título apeló a la jerga futbolera para ilustrar la coyuntura y condensar el humor del mercado: “El segundo tiempo se complica: que entre el FMI”.
Por eso, la estrategia del Gobierno fue ratificar la proximidad de un acuerdo que incluirá nuevos desembolsos. “Estamos negociando un nuevo préstamo que implica una determinada cantidad de fondos frescos”, ratificó Milei ayer, e insistió: “Nosotros esos fondos que vamos a recibir del FMI los vamos a aplicar para cancelar deuda que tiene el Tesoro con el Banco Central. Y nada más”.
Se refiere a la posibilidad de cancelar Letras Intransferibles hoy en poder del BCRA (superan los US$70.000 millones), que en diferentes ocasiones fueron emitidas por el ente monetario para entregar dólares de sus reservas a sucesivos gobiernos, y tienen mero valor contable.
En ese plan, el Gobierno confía en que el acuerdo permita cambiar la tendencia negativa de las últimas semanas y crear un nuevo puente hasta el ingreso de la cosecha gruesa, en el segundo trimestre del año. Sin estimaciones oficiales, se habla de un desembolso de hasta US$10.000 millones para sumar divisas a un BCRA que muestra dificultades para sumar reservas, y creciente presión por la demanda por vencimientos de deuda, turismo, servicios e importaciones (el superávit comercial de enero fue de apenas US$142 millones), además de la intervención sobre la brecha cambiaria.
De todas maneras, este desembolso no será inmediato. Una vez concluidas la negociación con el staff del FMI, habitualmente reticente a más envío de dinero y crítico del esquema de apreciación cambiaria, el programa deberá ser ratificado por el directorio del organismo y luego aprobado por el Congreso. Desde el año pasado, el Gobierno plantea que su expectativa es completar el proceso en el primer cuatrimestre.