En los últimos meses, el crecimiento de la producción de petróleo, gas y litio ilusionó a los agentes económicos por el potencial impacto que pueden tener estos sectores en la generación de divisas. El Gobierno, de hecho, muestra a los acreedores del exterior gráficos en los que se proyectan ingresos de dólares de estos diversos sectores en el futuro y señala que el país solo necesita ahora un “puente financiero”, ya que las divisas van a llegar. Efectivamente, para 2033 se espera un fuerte crecimiento de las exportaciones, que podría implicar ingresos adicionales a los actuales por US$79.300 millones, según una consultora privada.
La falta de dólares, reflejada en que el Banco Central (BCRA) tiene reservas netas negativas en torno a los US$7000 millones, fue el principal limitante del crecimiento económico de las últimas décadas. Los llamados en la jerga económica sudden stops significan que el país se queda sin divisas para financiar el consumo y las importaciones necesarias para que la economía siga creciendo. Eso deriva en una fuerte devaluación, que acomoda el tipo de cambio a la cantidad de dólares disponibles y suele generar una contracción de la actividad económica.
Por lo tanto, para sostener un nivel de consumo alto, la Argentina necesita mejorar sus exportaciones, que son la forma genuina de generar dólares. El sector que más divisas tracciona es el agroindustrial, con un aporte promedio de los últimos años de US$28.600 millones anuales, según cálculos de la consultora Abeceb. Solo el complejo sojero representa más del 20% de las exportaciones totales, mientras que la agroindustria en su conjunto supera el 50%.
Dentro del agro, el principal producto de exportación del país es la harina de soja, que es un subproducto industrializado generado por el complejo agroindustrial. El segundo producto más exportado suele ser el maíz y en tercer lugar, el aceite de soja.
Para 2033, la consultora estima que las exportaciones agroindustriales podrían crecer a US$43.000 millones, producto de una mayor eficiencia en la producción debido a mejoras en innovación y tecnología. “Suponemos que los precios a largo plazo se van a mantener en el promedio histórico, pero como habrá inversiones en productividad, creemos que se van a producir más toneladas por hectárea y también podría haber alguna ampliación de la frontera de producción, si se abren nuevos mercados de exportación para el ganado y las economías regionales”, dice Natacha Izquierdo, directora de Operaciones de Abeceb.
La energía, por su parte, es otro sector que ya dejó de ser un potencial generador de divisas para convertirse en una realidad concreta. El año pasado, la producción de gas y petróleo generó ingresos de divisas netas por US$5668 millones, una situación que no ocurría desde 2009 (con la excepción de 2020, por la pandemia).
Para tomar dimensión, en 2023, el saldo de la balanza comercial energética estuvo en equilibrio y, en 2022, fue deficitario en más de US$4300 millones por el impacto del alza de los precios internacionales del gas luego de la invasión de Rusia a Ucrania. Es decir, en dos años hubo un cambio de tendencia de casi US$10.000 millones.
Al igual que con el agro, bajo el supuesto de precios estables en los próximos años, el sector energético podría generar divisas netas por US$36.000 millones para 2033, según Abeceb, cuando se terminen las obras de infraestructura de transporte y se permita un aumento exponencial de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) y de petróleo.
En cuanto a la minería, los proyectos de litio son los que más crecieron en los últimos años, debido a la mayor demanda por este mineral debido a su uso en las baterías de autos eléctricos, computadoras y teléfonos. De hecho, en enero desplazó a la plata como el segundo mineral más exportado, muy debajo del oro (68% del total).
“La minería, que hoy representa US$4000 millones, podría superar los US$16.000 millones en ese período, alcanzando un nivel similar al actual complejo cerealero”, dice Abeceb.
La consultora, sin embargo, estima que entrarán en producción varios proyectos de cobre, que hoy siguen en estudio de factibilidad, como Los Azules, Josemaría, y El Pachón, en San Juan; Taca Taca, en Salta, y Mara, en Catamarca. A diferencia del litio, donde se pueden hacer inversiones en plantas modulares por US$700 millones, para desarrollar un proyecto de cobre se deben desembolsar al menos US$4000 millones desde el inicio.
El cuarto sector que se estima que seguirá creciendo es el de servicios basados en el conocimiento, donde se destaca la exportación de software. La empresa Globant, que cotiza en la Bolsa de Nueva York, es la principal exponente de esta industria, pero no es la única.
Actualmente, el sector genera divisas por US$11.000 millones, según Abeceb, y proyecta que podría triplicarse para 2033 a US$33.000 millones.
“El impacto de este cambio se percibirá en dos dimensiones: la diversificación de la matriz exportadora y la menor estacionalidad en el ingreso de divisas. Actualmente, la concentración en el agro genera una estacionalidad marcada, con la mayor oferta de dólares en el segundo trimestre, que coincide con la liquidación de la cosecha gruesa. La expansión del sector energético contribuirá a mitigar este patrón, ya que su capacidad exportadora no dependerá de ciclos climáticos y agrícolas, sino de la disponibilidad de infraestructura. En la medida en que se resuelvan los cuellos de botella en transporte y logística, los ingresos por exportaciones de hidrocarburos tendrán una distribución más homogénea a lo largo del año”, dijo Izquierdo.
Sin embargo, la economista advierte que, a pesar del crecimiento de sectores no tradicionales, la estructura exportadora seguirá estando altamente concentrada en un puñado de rubros, dado que los cuatro sectores más dinámicos seguirán explicando la mayor parte de las exportaciones.
“En el mediano y largo plazo, el crecimiento de estos sectores permitirá sortear la restricción externa. Para 2033, las exportaciones totales de los sectores más dinámicos podrían alcanzar los US$128.000 millones, un incremento de US$79.300 millones respecto de los niveles actuales. Sin embargo, para alcanzar una verdadera diversificación, será necesario que otros sectores, como la manufactura, ganen protagonismo en la estructura productiva y exportadora”, concluyó Izquierdo.