El superávit comercial argentino con el el resto del mundo en las últimas cuatro presidencias se reduce notablemente cuando se computa el déficit con China y, en menor pero todavía importante medida, los déficits bilaterales con Brasil (poco más de USD 49.000 millones) y Estados Unidos (USD 46.000 millones), en ese período

Desde enero de 2008, primer mes completo de la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, a julio de este año, la Argentina acumuló un déficit de USD 95.564 millones en el intercambio con China, cifra que hacia fin de año bordeará o podría incluso superar los USD 100.000 millones.

Se trata, por lejos, de la relación comercial más desequilibrada que mantiene la Argentina, que en el mismo período acumuló con el resto del mundo un superávit bilateral de USD 219.347 millones.

El superávit comercial argentino con el el resto del mundo se reduce notablemente cuando se computa el déficit con China y, en menor pero todavía importante medida, los déficits bilaterales con Brasil (poco más de USD 49.000 millones) y Estados Unidos (USD 46.000 millones), en ese período. Si se excluyen del cálculo los tres principales socios comerciales del país (Brasil, China y EEUU, en ese orden) entre 2008 y julio pasado la Argentina obtuvo con el resto del mundo un superávit de poco más de USD 320.000 millones.

Los datos surgen del Trademap del International Trade Centre, una de las fuentes más fiables y consultadas de comercio internacional, para los años 2008 a 2024, y del reciente informe sobre “Intercambio Comercial Argentino” (ICA) del Indec.

El jueves, en un seminario internacional, Robert Lighthizer, asesor de Donald Trump y representante comercial de EE.UU. (USTR, por su sigla en inglés) durante la primera gestión del actual jefe de la Casa Blanca, acusó a China de haber distorsionado el comercio mundial desde su ingreso, en 2001, a la Organización Internacional del Comercio (OMC), admisión que consideró un “gran error”.

Según Lighthizer, en base a “políticas industriales agresivas, manipulación cambiaria, controles laxos o nulos en materia ambiental y condiciones laborales y financieras favorables”, China logró saldos comerciales gigantescos, contracara de la “desindustrialización” de EEUU y otros países occidentales.

EE.UU., China y la Argentina

Entrevistado por Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, Lighthizer dijo que la imposición de tarifas es la forma “más sencilla y efectiva” de reequilibrar las cosas y que quienes creen que pueden vivir sin industria están equivocados.

Según el asesor de Trump, la cooperación regional es imprescindible para afrontar las políticas depredadoras de China y en ese contexto, dijo, “lo que necesitamos es que la Argentina y los productores de acero estén de nuestro lado”.

En términos comparativos, el déficit bilateral de Argentina con China no va a la zaga del que registra EE.UU., pero el poder relativo es mucho menor: China es un fuerte acreedor de la Argentina a través del “canje de monedas”, que explica más de un tercio de las reservas brutas del BCRA.

Además, es el principal financista de las “represas patagónicas”, obra parada a fines de 2023 y a cargo de un consorcio encabezado por una empresa china, es uno de los principales inversores en el sector minero, en particular en la extracción de litio, del que también es el principal comprador, reflejo a la vez de su incidencia en uno de los temas que más preocupa a EE.UU.: la provisión de “minerales críticos”, entre los que también se encuentra el cobre.

Desbalanceado

El comercio exterior no es un juego de equilibrios bilaterales, pero la magnitud del déficit con China es muy grande como para ignorar que el swap de monedas, las inversiones y el crédito chino financian una porción menor de un déficit bilateral que desde enero de 2008 creció casi sin pausa. De 211 meses transcurridos desde entonces, en más de 200 el saldo fue deficitario para la Argentina, que registró modestos superávits en unos pocos meses, durante momentos recesivos, como en 2009 y a principios de 2024.

Argentina registró modestos superávits en unos pocos meses, durante momentos recesivos, como en 2009 y a principios de 2024

China es un comprador duro y oportunista, como saben los frigoríficos y los exportadores de soja. Por caso, en 2016 Beijing paralizó abruptamente las compras de soja argentina en respuesta a medidas locales sobre la concesión de licencias de importación y por la mora del gobierno de Mauricio Macri en reconocer a China como “economía de mercado” ante la OMC, aunque desde China dijeron entonces que la decisión de no comprar aceite de soja argentino se debía a “razones de mercado”.

No era la primera vez que China reaccionaba así contra la Argentina: en 2010 había interrumpido bruscamente las compras debido a medidas antidumping del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que las levantó rápidamente.

En cuanto a las tendencias más recientes, a lo largo de la presidencia de Javier Milei el déficit bilateral con China (salvo en mayo y junio de 2024, por la ya mencionada recesión) se ensanchó mes a mes.

De hecho, el promedio mensual de déficit bilateral de la actual gestión (poco más de USD 600 millones por mes) es el más alto de los últimos cinco períodos presidenciales, debido a la desregulación y el levantamiento de varias medidas antidumping, la política cambiaria y la apertura importadora, de la que China fue uno de los principales beneficiarios, por sus bajos precios.

Anatomía de un intercambio desigual

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En julio de 2025, por cuestiones coyunturales, el déficit bilateral argentino (de USD 491 millones) fue muy inferior al de los meses previos, en que llegó a rozar los USD 1.000 millones.

El informe del Indec explica que el aumento en las exportaciones argentinas se debió esencialmente la venta de productos primarios y el 71,4% del mismo se concentró en tres productos: 1) porotos de soja, incluso quebrantados, con una suba anual de 233,3% (en parte efecto de medidas de Trump contra China, que salió a buscar proveedores alternativos); 2) carne bovina congelada y deshuesada (aumento anual de 73,3%); y 3) sorgo en grano (144,4 por ciento).

Del lado de las compras a China, en julio se destacaron en cambio la compra de bienes de consumo y de capital. Por caso, a nivel de productos partes de teléfonos y de aparatos de emisión, transmisión o recepción, autos; computadoras, abonos minerales y productos químicos.

En el acumulado de siete meses de 2025, China sigue liderando el ranking de países con los que Argentina tiene déficit

En el acumulado de siete meses, China sigue liderando el ranking de países con los que Argentina tiene déficit. En ese período absorbió el 8,5% de las ventas (marginalmente más que Chile), pero explicó el 22,3% de las compras argentinas. Con los otros grandes socios comerciales la relación es mucho más balanceada: de enero a julio la Argentina colocó en Brasil el 14,8% de sus ventas y de allí provino el 25% de sus compras, y con EEUU los porcentajes fueron 9,1 y 9,4% respectivamente.

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Además, mientras el costo del flete es de USD 64,6 por tonelada para las importaciones desde el Mercosur, de USD 78,5 desde el Usmca (80% desde EE.UU.) y de USD 165,8 desde la Unión Europea, en el caso de las compras a China el costo del flete por tonelada es de USD 223, algo que solo en parte se explica por la mayor distancia y hace que en gastos de flete el comercio con China estén sobre-representado y supere su peso como proveedor, que no es precisamente bajo.

En cuanto a la dinámica, en el acumulado del año las ventas a China cayeron 1,3%, mientras que las compras crecieron 74%. El déficit bilateral fue de USD 5.714 millones para Argentina, que de todos modos registró un superávit total de USD 3.750 millones en el intercambio global (ergo, excluyendo a China, el superávit del período fue de USD 9.464 millones).

Para el 73% de las pymes industriales relevadas en la última encuesta de la Fundación Observatorio Pyme las compras a China son la principal amenaza importadora

No es casual que 73% de las pymes industriales relevadas en la última encuesta de la Fundación Observatorio Pyme haya considerado las compras a China como la principal “amenaza importadora” a su continuidad como empresas y que, como origen, el gigante asiático sea visto así en 5 de los 6 sectores de actividad incluidos en la encuesta (ver arriba).

Los casi USD 100.000 millones de déficit bilateral que Argentina acumula con China desde 2008 sintetizan en gran medida esos temores.