Imagen de archivo del presidente de EEUU, Donald Trump (izq), junto a su par chino, Xi Jinping, al comienzo de una reunión bilateral en el marco de la cumbre del G20 en Osaka, Japón. 29 junio 2019 (REUTERS/Kevin Lamarque)

Donald Trump podría visitar China en los próximos meses, según indicó este martes desde la Casa Blanca, en un contexto de renovadas tensiones comerciales y geopolíticas entre Washington y Beijing. La visita, que aún no ha sido oficialmente acordada, representaría el primer encuentro personal entre Trump y el presidente chino Xi Jinping desde que el mandatario estadounidense asumió su segundo mandato el 20 de enero.

El presidente Xi me ha invitado a China, y probablemente vayamos en un futuro no muy lejano. Un poco más adelante, pero no tanto”, dijo Trump desde el Salón Oval, durante una reunión con su par de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr.

De concretarse, el viaje coincidiría con una gira por Asia que Trump planea para el segundo semestre del año. Entre los escenarios posibles que se barajan está una escala durante la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), prevista entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre en Corea del Sur. También se discute la posibilidad de que Trump asista a la ceremonia en Beijing del 3 de septiembre que conmemorará el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, a la que también fue invitado el presidente ruso Vladimir Putin.

Sería un encuentro clave para las relaciones entre las dos mayores economías del mundo, que en los últimos años atravesaron numerosos focos de fricción: desde disputas arancelarias hasta la cuestión de Taiwán, el comercio de sustancias ilegales como el fentanilo, las restricciones a ciudadanos estadounidenses en China y el apoyo de Beijing a Moscú.

Trump desde el Salón Oval, durante una reunión con su par de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr. (REUTERS/Kent Nishimura)

Durante el encuentro con Marcos Jr., Trump hizo referencia a esos cambios en la región y destacó que había logrado “inclinar” nuevamente al gobierno filipino hacia Estados Unidos. “El país quizá se estaba inclinando hacia China por un tiempo, pero lo desinclinamos muy, muy rápido”, afirmó. Luego matizó: “No tengo problema si se lleva bien con China, porque nosotros también nos estamos llevando muy bien con China”.

Esa aparente distensión contrasta con lo ocurrido en los primeros años de Trump en la presidencia, cuando impulsó una dura guerra comercial con Beijing, imponiendo aranceles de hasta el 55% a las importaciones chinas, una medida que aún sigue vigente. Ahora, el presidente busca un acuerdo comercial duradero antes del 12 de agosto, aunque insiste en la idea de establecer un arancel base del 10% para todos los productos importados, con tasas diferenciadas por país.

Del lado chino, el Ministerio de Relaciones Exteriores evitó confirmar si habrá una cumbre Trump-Xi, pero destacó que la diplomacia entre jefes de Estado juega un “papel estratégico insustituible” en la relación bilateral. Funcionarios del gobierno chino confirmaron además que se han cursado invitaciones a representantes estadounidenses para asistir al acto conmemorativo de septiembre.

Por su parte, el Kremlin declaró que no descarta una posible reunión entre Putin y Trump en Beijing, si ambos coinciden en la ceremonia.

Mientras tanto, las conversaciones bilaterales continúan. El 11 de julio, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio se reunió con el canciller chino Wang Yi en Malasia. Ambos calificaron el encuentro como “positivo y productivo”, con avances respecto a la hoja de ruta para futuras negociaciones.

La semana pasada, el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, adelantó que habría “conversaciones en el futuro muy cercano” con China. “El comercio está en un buen lugar. Ahora podemos hablar de otras cosas”, dijo en una entrevista con CNBC, aludiendo a temas como las importaciones de petróleo sancionado por parte de Beijing o la necesidad de un “gran reequilibrio” económico en China.

(Con información de Reuters)