“Los demandantes utilizan y se benefician de modelos de inteligencia artificial generativa, incluido Midjourney, y lo hacen incluso en relación con algunas o todas las obras cuya protección reclaman”. Con esta afirmación, los abogados de Midjourney han puesto en entredicho la legitimidad de la demanda presentada por Disney y Universal en el Tribunal de Distrito Central de California, según consta en la respuesta judicial de 43 páginas a la que tuvo acceso Artnet News.
La compañía de San Francisco no solo rechaza las acusaciones de infracción de derechos de autor, sino que sostiene que los propios estudios demandantes emplean y obtienen rédito de las mismas herramientas de inteligencia artificial que ahora buscan restringir.
La controversia se originó cuando Disney y Universal acusaron a Midjourney de facilitar la creación de imágenes que reproducen personajes y universos protegidos, como los de Star Wars, Marvel y Los Simpson. En su demanda, los estudios describieron la plataforma como “una máquina expendedora virtual que genera copias no autorizadas e interminables de las obras protegidas por derechos de autor de Disney y Universal”.
Para ilustrar su argumento, los demandantes incluyeron comparaciones directas entre imágenes generadas por la inteligencia artificial y fotogramas originales, como el caso de Bart Simpson en patineta, lo que, a su juicio, evidencia la magnitud del problema.
En su defensa, Midjourney argumenta que la demanda se apoya en una interpretación errónea tanto del funcionamiento de la plataforma como de su papel en el proceso creativo. Los abogados de la empresa comparan el entrenamiento de los modelos de inteligencia artificial con el aprendizaje humano: “no se trata de memorizar obras individuales, sino de interiorizar patrones y técnicas a través de la exposición y la práctica repetidas”. Según la respuesta judicial, el modelo se entrena con miles de millones de imágenes, pero solo una fracción mínima corresponde a fotogramas de películas o series de los demandantes.
La compañía también subraya que sus condiciones de uso obligan a los usuarios a respetar los derechos de propiedad intelectual de terceros. No obstante, advierte que Midjourney “no presupone ni puede saber si una imagen concreta infringe derechos, salvo que el titular de los derechos lo notifique y aporte información sobre el uso de la imagen”.
En este sentido, la empresa sostiene que la responsabilidad de identificar y denunciar posibles infracciones recae en los propios estudios, quienes, según la plataforma, “podrían y deberían haber seguido el procedimiento de notificación y retirada previsto en la Ley de Derechos de Autor Digital del Milenio (DMCA), tal como figura en los Términos de Servicio de Midjourney, identificando las imágenes concretas y proporcionando las URL donde se muestran”.
La respuesta de Midjourney también pone el foco en el alcance de la demanda. Según la compañía, los estudios buscan “sofocar” cualquier uso legítimo y no infractor de personajes populares en imágenes generadas por inteligencia artificial. “Los demandantes han formulado acusaciones generalizadas contra Midjourney, han iniciado este litigio y persiguen una vía que enfría la expresión legal”, sostiene la defensa.
En el trasfondo del litigio, la propia Disney ha reconocido el valor de la inteligencia artificial en el proceso creativo. El consejero delegado, Bob Iger, declaró recientemente que “la tecnología es una herramienta invaluable para los artistas, y la inteligencia artificial generativa no es diferente”.
Por su parte, Horacio Gutiérrez, vicepresidente ejecutivo sénior y director jurídico de The Walt Disney Company, recalcó en el momento de la presentación de la demanda que la empresa ha construido su “propiedad intelectual de clase mundial” sobre la base de “leyes de derechos de autor que otorgan a los creadores el derecho exclusivo a beneficiarse de sus obras”. Añadió: “Confiamos en el potencial de la tecnología de inteligencia artificial y somos optimistas sobre cómo puede utilizarse de forma responsable para potenciar la creatividad humana”.
En su escrito, Midjourney solicita al tribunal que desestime la demanda y esgrime varias defensas afirmativas, entre ellas la doctrina de “manos sucias”, al considerar que los demandantes no pueden exigir el cumplimiento de derechos que ellos mismos vulneran al utilizar y beneficiarse de la inteligencia artificial generativa. Ni Disney ni Universal respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios, y los abogados de Midjourney se remitieron exclusivamente a lo expuesto en el documento judicial.