La escasez de agua y la presión sobre los sistemas hídricos concentraron la atención de autoridades, especialistas y organizaciones internacionales durante el evento Diálogos del Agua América Latina-España 2024, que se realizó en Madrid. El encuentro, impulsado por la Fundación Chile junto con la Fundación Canal y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), convocó a actores del sector público y privado latinoamericano y español. Todos ellos coincidieron en identificar la seguridad hídrica como un desafío estructural que exige una respuesta inmediata y coordinada.
Durante la inauguración, Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica de CAF, destacó el papel del agua como motor del bienestar humano y de la productividad regional. “Sin agua no hay vida ni desarrollo, y la crisis climática que atravesamos es, sobre todo, una crisis del agua”, afirmó. Recordó que CAF ha comprometido 4.000 millones de dólares en financiamiento para proyectos de agua y saneamiento desde 2023, y que más del 65% de esos recursos ya se encuentran aprobados en programas que benefician a comunidades urbanas y rurales en toda América Latina y el Caribe.
Asinelli subrayó además que la región cuenta con el 30% del agua dulce del planeta, y produce alimentos para 1.300 millones de personas. “América Latina y el Caribe es una región solución a los problemas globales. Pero ese potencial exige planificación, cooperación y una mirada territorial que vincule la infraestructura, la biodiversidad y la inclusión social”, sostuvo.
Sebastián Sichel, director ejecutivo de Fundación Chile, subrayó la magnitud del fenómeno y la urgencia de contar con respuestas conjuntas de los países involucrados. “La crisis del agua nos atraviesa a todos”, sostuvo, y reconoció que la región enfrenta altos niveles de estrés hídrico, desigualdad en el acceso y un contexto climático adverso. Según Sichel, América Latina y el Caribe disponen de cerca de un tercio del recurso dulce renovable del planeta, pero las brechas de distribución, infraestructura y financiamiento exponen a millones de personas a situaciones de vulnerabilidad.
El evento abrió el debate sobre la importancia de la cooperación internacional en el manejo integral del agua. Representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, la Fundación Canal de Madrid y Fundación Chile destacaron el rol de los organismos multilaterales en la promoción de políticas públicas orientadas al acceso universal y la sostenibilidad. El enfoque, según el BID, requiere articular capacidades técnicas, fortalecer la gobernanza y movilizar nuevas fuentes de financiamiento.
Durante las mesas de trabajo, se discutió cómo la aceleración del cambio climático modifica los patrones de lluvia y la disponibilidad hídrica, contribuyendo a ciclos de sequía prolongada seguidos por inundaciones que afectan a territorios urbanos y rurales. Estos retos impactan de manera desigual a países y regiones, ampliando brechas históricas de acceso entre áreas urbanas y comunidades rurales, así como entre diferentes sectores sociales.
La edición 2024 del foro subrayó que el acceso al agua permanece lejos de ser universal y seguro en América Latina y el Caribe. Informes presentados durante la jornada mostraron que millones de personas carecen de acceso estable, mientras que sectores productivos estratégicos, como la agricultura y la industria, experimentan dificultades crecientes para abastecerse de este recurso esencial. Los efectos se agravan en contextos de urbanización acelerada y crecimiento demográfico, situación que multiplica la presión sobre sistemas de distribución ya tensionados.
La secretaria de Estado de Medio Ambiente de España, Sara Aagesen, intervino durante el evento y destacó la importancia de fortalecer el intercambio de conocimientos entre Europa y América Latina para enfrentar la crisis del agua. Aagesen remarcó el rol de la cooperación internacional y afirmó que nuevas alianzas pueden contribuir a la adopción de soluciones innovadoras para preservar la disponibilidad del recurso, haciendo énfasis en la aplicación de tecnologías y en la capacitación de los actores locales.
Ángel Cano, presidente de la Fundación Canal, remarcó el carácter estratégico de la gestión eficiente del agua para garantizar el desarrollo inclusivo y la competitividad regional. Cano explicó que la inversión en infraestructura, innovación tecnológica y educación son pilares esenciales para la transformación de los modelos de gestión tradicional hacia esquemas integrados más resilientes.
La necesidad de avanzar en marcos regulatorios robustos constituyó otro de los temas centrales en el intercambio. Los participantes coincidieron en que la dispersión normativa y la falta de articulación entre políticas nacionales y locales debilitan la capacidad de respuesta ante fenómenos extremos. El ministro de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Gobierno de España, Teresa Ribera, advirtió sobre la urgencia de armonizar los marcos legales y de integrar la planificación del agua en todas las dimensiones del desarrollo, incluyendo la salud, el ambiente y la producción.
Se puso énfasis en el valor de la gobernanza participativa para lograr la sostenibilidad del recurso. Las representantes del Consejo Mundial del Agua alentaron una mayor integración de la sociedad civil en el diseño e implementación de soluciones hídricas. La inclusión de comunidades indígenas y rurales, así como la promoción de alianzas público-privadas, se consideró indispensable para construir consensos sólidos y mejorar la efectividad de las intervenciones.
Uno de los datos relevantes del foro tiene relación con la brecha en inversión. América Latina debería multiplicar los esfuerzos para atraer financiamiento destinado a sistemas de potabilización, redes de saneamiento y protección de fuentes naturales. El director de Infraestructura del Banco Interamericano de Desarrollo, Sergio Campos, puntualizó que la región necesita inyectar entre 25.000 y 30.000 millones de dólares anuales para mantener y expandir la infraestructura básica de agua y saneamiento. Campos habló sobre la importancia de canalizar fondos tanto públicos como privados y de crear instrumentos que permitan una mayor participación de los sectores productivos en la financiación.
La perspectiva técnica aportada por expertos internacionales validó la urgencia de adaptar los marcos de planificación y gestión ante escenarios cada vez más inciertos. Las voces científicas manifestaron que los modelos predictivos para el manejo de recurso hídrico enfrentan límites por la variabilidad climática y los cambios en el uso del suelo.
Durante el evento, se discutió cómo la seguridad hídrica resulta fundamental para reducir la pobreza, prevenir conflictos y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El énfasis se puso en la articulación entre agencias multilaterales, gobiernos y actores privados, así como en la participación de los ciudadanos para asegurar políticas de largo plazo.
Las discusiones también dejaron claro que el fenómeno de la escasez hídrica afecta de modo diferenciado a mujeres, pueblos originarios y poblaciones rurales. Estos grupos sufren de manera particular las consecuencias de la falta de acceso y calidad. Diversos participantes llamaron a priorizar estrategias de equidad de género y a fortalecer la representación de las comunidades en los procesos de decisión.
La innovación ocupó un lugar destacado en el temario. Representantes del Centro de Cambio Global UC y distintas entidades regionales presentaron experiencias sobre desalinización, reutilización de aguas residuales y sensores inteligentes para monitoreo de calidad. Estas prácticas mostraron avances significativos, aunque persisten desafíos para la ampliación de su escala y la adaptación a contextos con recursos limitados.
El foro analizó cómo la urbanización, la deforestación y la contaminación inciden en la disponibilidad y la calidad del agua. Los participantes señalaron que la conversión de bosques en áreas agrícolas, junto con el crecimiento desordenado de las ciudades, afecta los servicios ecosistémicos que regulan la oferta hídrica. El fortalecimiento de la protección ambiental ganó relevancia en la agenda, así como la necesidad de promover incentivos para el uso eficiente y responsable del recurso.
El programa incluyó la presentación de casos emblemáticos de cooperación público-privada. Se abordaron proyectos en Brasil, Chile y México dirigidos a mejorar la gestión integrada de cuencas y la modernización de infraestructuras. Las intervenciones demostraron que el trabajo conjunto entre empresas, gobiernos y comunidades contribuye a sortear problemas de coordinación y a potenciar los resultados de las acciones implementadas.
Las conclusiones del encuentro enfatizaron la urgencia de acelerar el ritmo de las reformas en materia de gestión hídrica. Los participantes instaron a fortalecer los vínculos entre la ciencia, la política y la sociedad para anticipar escenarios de escasez y mitigar los efectos de los eventos extremos. Los organizadores compartieron la visión de que la próxima década será decisiva para determinar la capacidad de la región de garantizar la provisión de agua, bajo parámetros de equidad y sostenibilidad.
La jornada finalizó con el llamado a consolidar una agenda regional que permita coordinar metas y mecanismos de monitoreo, facilitando el intercambio de buenas prácticas y la elaboración de políticas alineadas a los retos actuales. Quedó planteada la demanda de mayor cooperación entre países y regiones, con foco en la resiliencia, la solidaridad y la justicia social.