
¿Por qué una persona decide ser vegana? Por respeto a la vida animal, ante todo. Y aunque muchas veces se lo presenta como una tendencia reciente, lo cierto es que el veganismo, con ese nombre, llegó con raíces profundas y hace 81 años. Fue en 1944 cuando un joven británico llamado Donald Watson fundó, con argumentos éticos, la Vegan Society en el Reino Unido. Su objetivo no era simplemente promover una alimentación sin productos animales, sino impulsar una forma de vida que evitara toda forma de explotación hacia los animales.
Desde entonces, el veganismo creció de manera sostenida en todo el mundo. A pesar de las resistencias culturales y económicas, la idea de que los animales no existen para ser usados, ni comidos, ni vestidos, ni experimentados, caló hondo en distintas generaciones y latitudes. Según The Vegan Society, más de 79 millones de personas en el mundo son veganas, lo que refleja una toma de conciencia extendida sobre los derechos de los animales como sujetos de vida y no como recursos.
Entre las figuras públicas que adoptaron este estilo de vida por razones éticas destacan Joaquin Phoenix, Natalie Portman, Woody Harrelson y Billie Eilish, entre muchas otras. Sus discursos y acciones ayudaron a visibilizar que el veganismo no es una moda, sino una postura ética que cuestiona la forma en que los seres humanos se relacionan con los demás animales.

El padre del veganismo
Donald Watson, nacido en 1910 en Mexborough, Inglaterra, presenció durante su infancia un hecho que cambió el rumbo de su vida al ver por primera vez cómo degollaban a un cerdo en la granja de su familia. Ese episodio lo llevó a cuestionar la relación de los humanos con los animales y sentó las bases para que, años más tarde, impulsara el movimiento global del veganismo.
Desde temprano, Watson mantuvo profundas convicciones acerca del respeto por la vida animal. A los 18 años decidió dejar de consumir lácteos y, así, se alejó de todos los productos de origen animal aceptados por el vegetarianismo clásico. Esta decisión marcó el nacimiento de lo que más tarde definiría como veganismo, diferenciándose de los vegetarianos al excluir completamente la explotación animal, según relató el propio Watson en entrevistas.
La creación de The Vegan Society en 1944 permitió que Watson pusiera en circulación ideas y argumentos en favor de los derechos de los animales, a través de un periódico mensual redactado a mano. “Aún tengo recuerdos vívidos de todo el proceso, incluyendo por supuesto, todos los gritos, que fueron sólo a unos pies de donde todos los compañeros del cerdo seguían viviendo”, describió Watson al rememorar el hecho que lo marcó —cita recuperada por Infobae—. Su activismo se orientó a promover una vida coherente entre pensamiento, palabra y acción, un principio que permeó la definición propia del veganismo.
La evolución del veganismo como concepto se consolidó en 1949, cuando Leslie J. Cross propuso “el principio de la emancipación de los animales de la explotación por el hombre”, ampliando el alcance del ideario de Watson para oponerse al uso de animales no solo en la alimentación, sino en cualquier actividad humana. Más adelante, en 1988, la definición vigente del veganismo estableció que implica excluir, en la medida de lo posible, toda forma de explotación y crueldad hacia los animales.
El desarrollo del movimiento se plasmó en la proliferación de organizaciones y campañas mundiales. Los datos actuales citados por este medio muestran que el 12 % de la población argentina se identifica con prácticas veganas o vegetarianas, mientras que países como India alcanzan cifras superiores al 12 % de ciudadanos veganos, seguidos por Suiza, Reino Unido, China y Estados Unidos.
Watson falleció en 2005 en Keswick, Reino Unido, a los 95 años. Dejó un legado que trasciende la alimentación para abarcar justicia, ética y empatía hacia los animales. “La gran ventaja es tener la conciencia tranquila y creer que los científicos ahora deben aceptar la conciencia como parte de la ecuación”, afirmó en su última entrevista.

Pioneros de una causa ética
La historia del veganismo moderno no puede entenderse sin las voces y las acciones de algunas figuras fundamentales que, a mediados del siglo XX, transformaron una práctica alimentaria en una filosofía de vida. Desde el Reino Unido y Estados Unidos, mujeres y hombres sentaron las bases del veganismo como una postura ética comprometida con la no violencia, la sostenibilidad y el respeto a todos los seres vivos.
Uno de los más influyentes fue Leslie J. Cross, vicepresidente de The Vegan Society durante los años 50, y principal responsable de redefinir el veganismo más allá de la dieta. Fue quien insistió en que la organización adoptara una declaración formal que expresara su rechazo a la explotación animal en todas sus formas, no sólo en la alimentación. “En un mundo vegano —escribió— las criaturas serían reinscritas dentro del equilibrio y la cordura de la naturaleza… Un gran y antiguo error, cuyo efecto sobre la evolución debe haber sido tremendo, sería rectificado”. Para Cross, el veganismo era una forma de liberación, tanto para los animales como para la conciencia humana.
Kathleen Jannaway, también desde The Vegan Society, llevó ese planteo ético hacia una integración aún más profunda con el cuidado del medio ambiente. Fundadora del Movement for Compassionate Living, propuso un estilo de vida basado en la autosuficiencia, la compasión y el bajo impacto ambiental. “La vida compasiva —afirmó— se trata de establecer conexiones entre la forma en que vivimos y la forma en que otros sufren, entre el desarrollo industrial innecesario y la destrucción del planeta”. Su pensamiento anticipó debates actuales sobre veganismo, cambio climático y justicia social.
Mientras tanto, en las cocinas británicas, Eva Batt derribaba otro mito: que la alimentación vegana era limitada, aburrida o inaccesible. Como autora de varios libros de cocina vegana —entre ellos What’s Cooking? y Eva Batt’s Vegan Cookery— se convirtió en una figura cercana y práctica para miles de personas que daban sus primeros pasos en el veganismo. Con claridad y empatía, Eva escribió: “No me había dado cuenta antes de cuánto eran explotadas las vacas durante sus vidas al hacerlas producir más leche de la que la naturaleza había previsto”. A través de sus recetas y reflexiones, puso el foco en la explotación cotidiana de los animales en nombre de la tradición alimentaria.
En Estados Unidos, Jay Dinshah fundó en 1960 la American Vegan Society y articuló una visión filosófica que unía el veganismo con el principio de ahimsa, la no violencia activa. Dinshah definía el veganismo como “una forma de vivir guiada por ahimsa y reverencia por la vida”, y advertía: “Los veganos ven a los animales como entidades libres en la naturaleza, no como esclavos o vasallos, ni como mercancías que pueden comprarse y venderse”. Su influencia fue clave para dar al veganismo una base ética explícita, inspirada en valores filosóficos y espirituales milenarios.
También desde el Reino Unido, Fay Henderson, presidenta de The Vegan Society durante los años 60 y 70, jugó un rol decisivo en la consolidación institucional del movimiento. Durante su gestión se fortalecieron los vínculos internacionales, se impulsaron campañas educativas y se establecieron criterios claros para distinguir entre veganismo y vegetarianismo. Aunque sus frases no son tan citadas como las de sus colegas, su legado se mide en estructuras sólidas que aún hoy sostienen al movimiento vegano global.
Cada uno de estos nombres brindó una dimensión única: la ética, la sostenibilidad, la comunicación, la cocina, la organización y la filosofía. Gracias a sus aportes, el veganismo dejó de ser una elección personal para convertirse en una posición política, cultural y moral frente al mundo.
El veganismo hoy
En sus 81 años de historia, el veganismo ha evolucionado de una postura ética minoritaria a un movimiento global que abarca múltiples dimensiones sociales, ambientales y culturales. Hoy, millones de personas en el mundo adoptan un estilo de vida vegano, impulsadas por el respeto a la vida animal y por una creciente conciencia sobre los impactos negativos de esa industria en el planeta.
Esta expansión se refleja también en la oferta de productos, restaurantes y servicios especializados, así como en políticas públicas y legislación en diversos países. Sin embargo, el veganismo enfrenta desafíos importantes: la resistencia cultural, la desinformación y la necesidad de demostrar sus beneficios tanto para la salud como para la sostenibilidad ambiental. A pesar de ello, la visibilidad del movimiento crece día a día, con activistas, científicos, chefs y celebridades que ayudan a difundir su mensaje.
El veganismo también encontró aliados en figuras públicas que visibilizan la causa desde distintas plataformas. Entre ellas se cuentan actores como Joaquin Phoenix, quien al recibir el Oscar dijo: “Los animales son miembros de nuestra familia moral. No podemos seguir alimentándonos a costa de su sufrimiento”. Natalie Portman, productora del documental Eating Animals, ha afirmado: “Elegir el veganismo es una forma de alinearse con la justicia y la compasión hacia todos los seres vivos”. La cantante Billie Eilish vincula su veganismo con causas sociales, declarando: “No se trata solo de comida, es un acto de activismo y amor hacia nuestro planeta y sus habitantes”.
De igual forma, deportistas de élite como Lewis Hamilton sostienen que “ser vegano me ha dado más energía y claridad mental para competir al máximo nivel”. La tenista Venus Williams destacó que “el veganismo ha sido clave para mi recuperación y rendimiento físico”. El tenista Novak Djokovic señaló: “Mi cambio a una dieta basada en plantas mejoró significativamente mi salud y resistencia en la cancha”.
Estas voces públicas han contribuido a derribar mitos sobre la alimentación vegana y a mostrar que es compatible con un estilo de vida activo y exitoso. Según datos recientes, se estima que aproximadamente el 3% de la población mundial se declara vegana o vegetariana, con un aumento significativo en regiones como Europa, América del Norte y partes de Asia. La ciencia respalda que un régimen vegano bien planificado puede ofrecer todos los nutrientes necesarios para una vida saludable y activa.
El veganismo, lejos de ser una moda pasajera, se consolida como una propuesta ética con profunda relevancia en un mundo que enfrenta crisis climáticas, pérdida de biodiversidad y cuestionamientos sobre el bienestar animal. La historia y el presente del veganismo muestran que su fuerza reside en una base sólida de respeto y coherencia que sigue ganando.