Fotografía de archivo en la que se registró a la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, durante un acto público, en Managua (Nicaragua) (EFE/Jorge Torres)

El padre dominico español Rafael Aragón, desde hace 19 meses en Costa Rica tras serle negada hace tres años la entrada a Nicaragua, acusó este domingo a la dictadora nicaragüense Rosario Murillo —a quien no mencionó por su nombre— de promover el odio y la venganza entre los ciudadanos del país centroamericano.

“¿Cómo una mujer puede promover el odio y la venganza contra gente de su propio entorno y llenarse la boca de discursos de amor y paz todos los días?”, dijo el sacerdote, nacionalizado nicaragüense, durante una emotiva homilía ofrecida en la parroquia San Isidro Labrador, del cantón Vázquez de Coronado, provincia de San José.

En la misa por las víctimas asesinadas en la denominada ‘Masacre del Día de las Madres’, una marcha opositora que terminó con ataques armados que dejaron 15 muertos hace siete años en Managua y cuatro más en otros puntos de ese país, agregó: “Solo puede entenderse que actúe así desde una mentalidad cargada de cinismo y absoluta inhumanidad”.

Para el párroco, “tocar a Dios con las manos manchadas de sangre y el corazón repleto de odio no puede ser un signo positivo para el futuro de un pueblo que ansía la reconciliación de los ciudadanos para emprender juntos el camino de la paz y una sana convivencia, la promoción humana, el desarrollo integral de todo un pueblo”.

Nadie puede considerarse líder de un pueblo si su mentalidad es excluir al otro, al diferente y más si esa exclusión es absoluta, negando la propia identidad de ciudadanos y ciudadanas del pueblo”, indicó.

Aragón explicó que “el amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, nos invita a tomar decisiones que superen estas contradicciones y ofrezcan respuestas para que demos un salto de calidad, si queremos construir una sociedad nueva reconciliada en paz y justicia”.

El exiliado nicaragüense llega caminando a la habitación que alquila en San José, Costa Rica, el domingo 22 de septiembre de 2024 (AP Foto/Carlos Herrera)

En otra parte de su homilía, el sacerdote declaró que “el amor de Dios siempre se muestra por lo que hace”, y “se muestra más claramente en la entrega generosa”.

A modo de reflexión, dijo que “los problemas históricos en Nicaragua han creado confrontaciones, que parecían irreconciliables entre hermanos, pero la fuerza del amor de la madre mantuvo siempre la unidad familiar por encima de las opciones políticas y las divisiones ideológicas confrontadas entre los hijos que parecían irreconciliables”.

Decenas de nicaragüenses exiliados en Costa Rica acudieron este domingo a la parroquia San Isidro Labrador, del cantón Vázquez de Coronado, donde recordaron el séptimo aniversario de la denominada ‘Masacre del Día de las Madres’.

Ataque a la Iglesia

La abogada en el exilio, Martha Patricia Molina, ha documentado 971 ataques contra católicos en Nicaragua, de abril de 2018 a diciembre de 2024. Estos ataques comprenden agresiones físicas contra religiosos, expulsiones, detenciones, profanaciones, confiscaciones de propiedades de la iglesia y destrucción de sitios religiosos.

La represión contra la iglesia Católica aumentó significativamente en el 2022, cuando pasó de 56 ataques registrados en 2021 a 172 en ese año, según el informe periódico de la abogada Molina, “Una iglesia perseguida”, con cierre a diciembre de 2024. Para el 2023 los ataques crecieron a 321 y en 2024, se contaron 177.

Además, más de 266 religiosos han sido expulsados, desterrados, exiliados o se les ha impedido el ingreso al país en estos últimos años. La mayor cantidad de expulsiones y exilios de religiosos se registra en los años 2023 y 2024, con 63 y 64 respectivamente.

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se acentuó tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega, de 79 años y en el poder desde el 2007, fue reelegido para un quinto mandato y cuarto consecutivo, con sus principales contendientes en prisión y a los que luego expulsó del país y les privó de su nacionalidad y de sus derechos políticos.

(Con información de EFE)