Un estudio internacional revela la existencia de cuatro especies de carabelas portuguesas, antes consideradas una sola (Europa Press)

Flotan como náufragas coloridas, pero esconden una complejidad biológica que la ciencia apenas comienza a descifrar. Y en este panorama, nuevos hallazgos científicos identifican, una vez más, una inesperada diversidad entre las carabelas portuguesas, obligando a replantear las estrategias de prevención y gestión de riesgos en zonas costeras.

Un estudio internacional publicado en Current Biology, con participación de instituciones españolas, ha demostrado que existen al menos cuatro especies diferentes de estos invertebrados marinos, hasta ahora considerados una única especie. Este avance tiene implicaciones directas para la salud pública y la conservación marina, especialmente en regiones costeras.

Más que una simple medusa

La confusión entre las carabelas portuguesas y las medusas es común: ambas flotan en la superficie y poseen tentáculos urticantes, pero pertenecen a grupos distintos. Su aspecto gelatinoso y su capacidad para causar dolorosas picaduras acrecientan su notoriedad en verano, cuando llegan a las playas con mayor frecuencia.

El pneumatóforo transporta tentáculos colgantes que varían en longitud y función

En los últimos años, las carabelas portuguesas se han detectado en lugares donde antes eran raras, como las costas españolas o el sur de las brasileñas. Esta expansión se ha atribuido al aumento de la temperatura del agua, relacionado con el cambio climático.

Originalmente, habitaban aguas cálidas de regiones tropicales y subtropicales, pero el calentamiento global ha favorecido su avance hacia latitudes más altas. La llegada de estos organismos ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias y expertos en turismo por el riesgo para los bañistas y su impacto negativo en la actividad turística.

Investigación internacional

El estudio, con participación española, destaca la importancia de adaptar las políticas de conservación a la diversidad descubierta (Imagen ilustrativa Infobae)

La creciente presencia de carabelas portuguesas en el litoral español llevó a un equipo internacional a investigar más a fondo su diversidad. El estudio, liderado junto al Centro Andaluz de Biología de Desarrollo y el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, analizó 151 ejemplares mediante genómica y evaluó unas 4.000 imágenes, permitiendo comparar rasgos genéticos y morfológicos de organismos recolectados en diferentes regiones.

Los resultados, difundidos por National Geographic, confirmaron una diversidad mayor de lo supuesto hasta ahora. Las diferencias observadas en el tamaño de las colonias, especialmente las más grandes del Atlántico, inicialmente se atribuyeron a la edad y desplazamiento, pero los datos genéticos y morfológicos respaldaron que en realidad se trata de especies distintas.

Un cambio de paradigma: cuatro especies diferentes

El análisis permitió identificar cuatro especies distintas: Physalia physalis, Physalia utriculus y Physalia megalista, ya conocidas, y una cuarta, Physalia minuta, descrita por primera vez en este estudio por Church y Dunn.

La diversidad genética y morfológica de las carabelas portuguesas obliga a replantear estrategias de gestión y conservación marina (Parques Naturales Nacionales de Colombia)

Estas especies se distinguen por sus linajes genéticos y rasgos morfológicos, descartando la idea de una población global panmíctica. Aunque las carabelas portuguesas pueden recorrer grandes distancias gracias a su flotador de gas y su cresta muscular, el estudio demostró aislamiento reproductivo incluso en áreas de solapamiento.

El propio estudio subraya: “La diversidad del océano abierto ha sido sistemáticamente subestimada”. Un aspecto que, según los expertos, advierte la importancia de adaptar las políticas de conservación y manejo marino, ya que cada especie identificada puede requerir medidas de protección específicas.

Implicaciones para la gestión, la conservación y la salud pública

Reconocer que existen al menos cuatro especies de carabelas portuguesas tiene impacto directo en la gestión de riesgos en playas y la conservación marina. Su presencia representa un riesgo médico para los bañistas y puede ocasionar cierres de playas, afectando negativamente al turismo. “Su llegada a zonas costeras representa un riesgo médico para los humanos y puede afectar el turismo mediante cierres de playas. Estos impactos refuerzan la necesidad de comprender los factores que influyen en su dispersión y distribución”, advierte el estudio citado por National Geographic.

El aumento de carabelas portuguesas en costas españolas se relaciona con el cambio climático y la contaminación (Ingrassia, Victor Edgardo)

Laura Prieto, investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, destacó la relevancia de estos hallazgos para la gestión ambiental: “Este trabajo resulta relevante porque transforma la comprensión de la conectividad en el medio marino. Además, puede conllevar implicaciones importantes para la conservación y gestión de especies, ya que permite identificar poblaciones locales cuya gestión puede requerir medidas más específicas que si se tratasen como una única población global”.

Diferenciar las especies no solo permite anticipar brotes y patrones de dispersión, sino también adoptar medidas preventivas para proteger a bañistas y fauna marina.

Factores para su expansión y la importancia de la conservación marina

El aumento de carabelas portuguesas en nuevas zonas obedece a factores ambientales y ecológicos combinados. National Geographic señala que la contaminación orgánica, el incremento térmico del agua y la reducción de depredadores naturales, como algunas tortugas, han favorecido su expansión. Además, actúan como depredadores en los ecosistemas marinos, alimentándose de peces pequeños y, a veces, dañando otras presas sin obtener beneficio.

La expansión de las carabelas portuguesas se debe a factores como el calentamiento del agua y la reducción de depredadores naturales (Ingrassia, Victor Edgardo)

La complejidad de su ciclo de vida y su capacidad de adaptación a distintos entornos dificultan su control. La identificación precisa de sus especies ofrece una base sólida para desarrollar estrategias de manejo más eficaces.

La confirmación de cuatro especies diferentes de carabelas portuguesas no solo modifica la percepción científica sobre estos organismos, sino que abre nuevas vías para la investigación en biodiversidad marina. Reconocer la diversidad genética y morfológica en el océano obliga a replantear políticas de conservación y a diseñar medidas adaptadas a las características de cada especie.

Como resume Laura Prieto: “Este trabajo resulta relevante porque transforma la comprensión de la conectividad en el medio marino y puede conllevar implicaciones importantes para la conservación y gestión de especies, ya que permite identificar poblaciones locales cuya gestión puede requerir medidas más específicas que si se tratasen como una única población global”.