Cromo de Luis Rubiales en su etapa como jugador del Levante (Wallapop)

El nombre de Luis Rubiales sigue ocupando titulares en España, esta vez tras el inicio del juicio por el beso no consentido a Jenni Hermoso durante el Mundial femenino de Australia. El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) enfrenta múltiples acusaciones, que van desde administración desleal hasta pertenencia a una organización criminal. Una situación que ha marcado su trayectoria en el mundo del fútbol, esa que comenzó como jugador en el año 1991 en su Motril natal, en el club de la localidad granadina.

Antes de convertirse en una figura clave del fútbol español como presidente de la Real Federación Española (RFEF), Luis Rubiales tuvo una carrera como jugador profesional que se extendió desde los 14 hasta los 32 años. Como lateral izquierdo en el equipo de su localidad, durante su etapa juvenil se ganó el apodo de “pundonor” gracias al carácter que mostraba en el campo. Su rendimiento llamó la atención del Valencia, que lo incorporó a sus categorías inferiores en la temporada 1994-95. Además, llegó a ser internacional sub-18 con España. Más tarde, en la 1996-97, fichó por el Amorós, equipo de Tercera División asociado al Atlético de Madrid, pero sufrió una lesión en el recto anterior de la pierna izquierda.

Posteriormente, Rubiales pasó al Guadix CF, en la extinta Segunda División B, aunque su etapa terminó al recaer de su lesión. Siguió en el Granada 74, en Tercera, y retornó al Guadix en la 1998-99, donde marcó 10 goles en 47 partidos. Entre 1999 y 2003, jugó en el Mallorca B (Segunda B), el UE Lleida y el Xerez CD, ambos en Segunda División, donde fue dirigido por Bernd Schuster. Ese periodo estuvo marcado por los impagos en el Xerez, algo que lo llevó a fichar por el Levante.

Su etapa en el Levante marcó el cénit de su carrera deportiva. Ascendió con el equipo a Primera División y disputó tres temporadas en la máxima categoría (2004-05, 2006-07 y 2007-08). Incluso llegó a ser capitán, destacándose como líder del vestuario en tiempos económicamente difíciles, cuando el club lidió con un concurso de acreedores. Esta experiencia fue clave para su posterior camino en la presidencia del sindicato de futbolistas (AFE). Sin embargo, también enfrentó lesiones en la rodilla izquierda y críticas, como las de Juanjo Maqueda, exsegundo entrenador del Levante, quien declaró en 2023 a La Galerna que Rubiales era un jugador limitado y problemático.

Rubiales en su etapa en el filial del Mallorca.

En 2008, fichó por el Alicante CF en Segunda División, aunque pasó al banquillo en la segunda vuelta por sus reivindicaciones económicas. Su última experiencia fue en Escocia, con el Hamilton Academical de Primera División, donde jugó cuatro partidos y fue elegido MVP en dos. Finalmente, Rubiales se retiró del fútbol profesional a los 32 años, con 298 encuentros en su haber.

La incredulidad de la prensa

En una entrevista con Sid Lowe para The Guardian, Luis Rubiales reflexionó sobre la decisión que marcó el final de su carrera como futbolista. “Me nombraron jugador del partido de los Accies. Luego fui a la sala de prensa, anuncié mi retirada y todos pensaron que era algo extraño”, recordó. En ese momento, Rubiales había disputado tres partidos de liga y uno de copa. Tenía 32 años recién cumplidos, conservaba buena forma física y aún contaba con contrato. Sin embargo, tomó la decisión de dejar el fútbol. Se negó a cobrar más allá de su último día, pues recibió llamadas urgentes desde España para ayudar a resolver problemas críticos en el fútbol.

Rubiales ya tenía experiencia enfrentándose a situaciones complejas. Durante su etapa en el Levante, había vivido la quiebra y la administración del club, lidiando con la falta de pagos y la incertidumbre que afrontaban jugadores y empleados. Esa trayectoria lo convirtió en una figura buscada por otros clubes españoles, que en esa época atravesaban dificultades similares. Sin dudar, dejó Escocia para priorizar su compromiso con el fútbol de su país. Su decisión reflejó su voluntad de ponerse al servicio de una comunidad en crisis, sacrificando su carrera en el proceso.