Isabel Allende celebra 83 años de vida. La escritora chilena conquistó continentes con su escritura. Con más de 73 millones de ejemplares vendidos, es considerada la escritora viva más leída del ámbito hispanohablante.
Desde sus primeros libros hasta la actualidad, Allende superó los 73 millones de ejemplares vendidos. Sus obras sobresalen por títulos de gran impacto emocional y social. Entre ellos, se destaca Paula, el conmovedor libro escrito durante el coma que sufrió su hija, un momento que la autora relató reiteradamente como uno de los más complejos de su vida.
“A mí me pasó una historia con Paula que tiene toda clase de explicaciones. Ella estaba en coma y no podía moverse, nosotros cada dos horas la movíamos. No podía ni pestañear, no había forma de comunicarse con ella. Estaba inmóvil en su cama en el piso de abajo”, reconstruyó la escritora en una entrevista al programa SuperLatina.
Durante esa conversación, Allende detalló una experiencia que marcó su historia personal y su manera de ver la despedida: “Yo tenía una persona que la cuidaba unas horas para que yo pudiera dormir. Me desperté en la noche y en el reflejo verde del reloj despertador, vi a Paula sentada en mi cama y eso era imposible porque ella no se podía mover, y yo no me moví. Paula me dijo claramente ‘déjame ir, ya es hora’. Y yo la vi que se iba de la pieza, entonces desperté a Willie (Gordon, su marido en ese momento) y le dije ‘Paula estuvo aquí’, y salí corriendo hacia abajo y estaba en su cama como siempre, no había pasado nada”.
La escritora aún conserva preguntas sobre lo que ocurrió aquella noche. Insistió en la autenticidad de lo vivido: “La persona que la estaba cuidando, que es mi amiga hoy, estaba ahí y me dijo que no se movió por supuesto. Entonces yo volví a mi cama y dije ‘esto fue un sueño, una visión’, pero las zapatillas de Paula estaban al lado de mi cama. Ahora ¿las puse yo ahí? ¿las traje y las puse?, no sé. Pero si me preguntas qué pasó, Paula vino y me dijo ‘déjame ir mamá’”.
Conmovida por el hecho, decidió comunicarle lo vivido al esposo de su hija. “Le dije: Ernesto, me pasó esto, y él vino inmediatamente y nos encerramos en la pieza con ella y le dijimos que se fuera, que la dejamos ir. Y Paula se fue seis días más tarde”, recordó Allende.
Esta experiencia la llevó a establecer un acuerdo con su propio hijo, para evitarle la agonía de un proceso similar: “Le dije a mi hijo si a mí me pasa lo de Paula, ayúdame a morir, pero es muy difícil”. Detalló que su deseo es ser desconectada si llegase a depender de un soporte vital, y aclaró que en el caso de su hija, la decisión no se trataba de apagar una máquina respiradora, pues Paula seguía respirando por sí misma. La única alternativa era suspender la alimentación, algo que para ella, como madre, resultaba profundamente doloroso. “Porque es un derecho básico morir con dignidad”, sostuvo.
El 6 de diciembre de 1992, a los 28 años, Paula Frías Allende falleció tras un coma prolongado causado por una crisis de porfiria, que le dejó daños cerebrales irreversibles. Dos años después, Allende condensó esa vivencia en Paula, un relato epistolar y autobiográfico en el que expone tanto el proceso de la enfermedad de su hija como sus propios recuerdos de infancia, adolescencia y su época en el exilio.
El impacto de esa obra trasciende el paso del tiempo: “Es el libro que más me ha dado en la vida, recibo cartas de lectores todas las semanas y sigue estando presente en mi vida como libro y espíritu de mi hija”, rememoró en testimonios brindados a la Organización Cervantes.
El duelo y el amor maternal recorren las páginas de la novela y se manifiestan en las sensaciones de la autora, quien compartió: “Sentí la muerte de Paula como un fracaso, como si hubiera fallado como madre al no poder protegerla. Pero si no puedes proteger a tus hijos de la vida, ¿cómo podrías protegerlos de la muerte? En ese momento sentí una profunda sensación de derrota. Con el tiempo, cualquier otro fracaso me pareció menor frente a ese. Todo se volvió relativo”.
Hoy, Isabel Allende celebra un recorrido vital que involucra más de veinte libros, numerosos premios y un legado literario difícil de igualar. Mientras apaga una vela más, su escritura persiste como refugio y testimonio, reuniendo historias personales que ya son parte de la memoria colectiva de la literatura en español.