British Museum (Wikipedia)

El Parlamento del Reino Unido debatirá si debe ilegalizarse la publicidad y el patrocinio de empresas de combustibles fósiles en los museos. La discusión surge tras una petición ciudadana que superó las 100.000 firmas, lo que obliga a los diputados a abordar el tema en sesión parlamentaria. El detonante fue el acuerdo de USD $63,3 millones entre BP y el British Museum, que ha reavivado el debate sobre la relación entre instituciones culturales y grandes compañías energéticas.

“Por demasiado tiempo hemos permitido que quienes más saquean nuestro planeta—los gigantes de los combustibles fósiles—blanqueen sus reputaciones sucias mediante la publicidad y el patrocinio”, denunció el presentador y activista ambiental Chris Packham.

“A través de acuerdos multimillonarios con el British Museum, el Science Museum y muchas otras instituciones culturales queridas, empresas como BP y Shell compran efectivamente su licencia social para seguir operando. Decimos basta. La publicidad del tabaco se prohibió en 2002 porque todos sabemos que fumar mata. Los combustibles fósiles también matan, así que aprobemos la prohibición”, agregó.

Refinería de British Petroleum (REUTERS/John Gress/File Photo)

Quienes impulsan la prohibición sostienen que el gobierno debe impedir la promoción de empresas de carbón, petróleo y gas, responsables de agravar la crisis climática. Recuerdan que en 2003 el gobierno laborista cedió a presiones similares al vetar la publicidad del tabaco. La administración actual, por su parte, ha declarado que está “comprometida a reducir las emisiones de productos con alto contenido de carbono”, pero que “no tiene planes de restringir la publicidad de combustibles fósiles”. Además, subraya que cualquier restricción recaería en los comités independientes de prácticas publicitarias y la autoridad reguladora del sector.

La presión social ha llevado a que varias instituciones culturales británicas se distancien de las petroleras. Mientras el British Museum mantiene su alianza con BP, la National Portrait Gallery, las galerías Tate y la Royal Opera House han puesto fin a sus acuerdos de patrocinio con la energética en los últimos años.

Frances Morris, directora de Tate Modern entre 2016 y 2023, expresó a The Art Newspaper su indignación por el papel de los museos en el “blanqueo ecológico” de las petroleras. “Mientras el Reino Unido se apresura a cumplir sus objetivos de emisiones netas cero, la necesidad de combatir la extracción de combustibles fósiles nunca ha sido más urgente”, afirmó.

Interior de la Royal Opera House (REUTERS/Dylan Martinez)

Morris considera que “la legislación para prohibir estos acuerdos es crucial. Liberaría a nuestras instituciones de los conflictos de interés que enfrentan en la recaudación de fondos, les permitiría reenfocar sus funciones y responsabilidades, y ayudaría a reconstruir la confianza pública que ahora corren el riesgo de perder”.

El British Museum ha debido justificar el acuerdo firmado con BP en 2023, destinado a financiar su ambicioso plan de renovación para la próxima década. Nicolas Cullinan, director del museo desde junio del año pasado, defendió la donación de BP al afirmar: “Creo que hay que tener razones muy buenas y claras para rechazar dinero que ayudaría a mantener el British Museum gratuito para el público”.

El debate se intensifica en un contexto en el que BP anunció en febrero que recortaría sus inversiones en energías renovables para centrarse en aumentar la producción de petróleo y gas, tras presiones de inversores descontentos con sus beneficios y cotización bursátil respecto a la competencia.

Al mismo tiempo, el Science Museum de Londres ha sido criticado por su patrocinio con Adani Green Energy, parte del Adani Group, el mayor productor privado de carbón del mundo. El mes pasado, representantes del National Education Union protestaron frente al museo en apoyo a trabajadores del sector cultural, científicos, docentes y familias que piden boicotear la institución por sus vínculos con Adani.