89' | THOMAS MULLER, TAKE A BOW! @esmuellert_ makes it 10-0!
WATCH Bayern Munich-Auckland City in the perdió 10-0 ante el poderoso Bayern Múnich. Y a su camino en el certamen parece esperarle más espinas, porque integra el denominado grupo de la muerte, junto a Benfica y Boca Juniors.
Muchos se sorprendieron por la diferencia de jerarquía y en el marcador, pero el contraste es notorio: mientras sus rivales tienen plantillas valuadas en millones y se entrenan con dedicación exclusiva, varios integrantes del Auckland City no pudieron siquiera viajar a Estados Unidos para disputar el torneo, debido a que sus trabajos fuera del fútbol les impidieron obtener el tiempo libre necesario.
El entrenador interino Paul Posa, a cargo del equipo por la ausencia del técnico titular Albert Riera, lo explicó a The Sun antes del debut: “Todos los jugadores tienen otros trabajos además de sus compromisos futbolísticos” y añadió: “Tienen una dedicación extraordinaria al fútbol fuera de sus horas de trabajo”.
A su vez, el DT reveló que “los jugadores han tenido que tomar vacaciones anuales en sus trabajos. Algunos no tuvieron tiempo de asistir tanto a la Liga de Campeones de la OFC como al Mundial de Clubes”.
El plantel del Auckland incluye conductores de carretillas elevadoras, un vendedor de bebidas gaseosas, agentes inmobiliarios, profesores, estudiantes universitarios y hasta un gerente de almacén. El propio capitán, Mario Ilich, trabaja en el departamento de ventas de Coca-Cola y le confesó a The Guardian: “He tomado todas mis vacaciones anuales para este viaje, así que no iré de vacaciones con mi pareja este año, eso es seguro”.
En un torneo que reparte mil millones de dólares en premios y donde todos los focos suelen apuntar a los colosos europeos, la presencia del Auckland City se convierte en una curiosa excepción. Los jugadores no perciben salario alguno por su labor futbolística. La legislación local pone un tope de 150 dólares neozelandeses semanales –poco más de 90 dólares estadounidenses– para gastos básicos, como la membresía del gimnasio.
El día a día de los jugadores dista por completo de la rutina profesional. Angus Kilkolly, quien promedia un gol cada dos partidos en sus más de 120 apariciones con el club, ejerce como gerente de ventas de una firma de herramientas eléctricas y detalló: “Llego a la oficina a las 7:30, trabajo, entreno tres o cuatro veces por semana, llego a casa a las 21, me acuesto y otra vez desde el principio”. Para poder acompañar a su club durante casi un mes en Estados Unidos, se vio obligado a pedir vacaciones sin goce de sueldo: “No es fácil, son cuatro semanas. Pero como no tengo cuatro semanas de vacaciones anuales, me tomo unas sin sueldo”.
Hay más: el arquero Conor Tracey es empleado en una ferretería. Los defensores Nikko Boxall y Adam Mitchell comparten equipo pero no ocupación. El primero es productor de seguros y el segundo, agente inmobiliario.
Hay varios que se desempeñan en roles vinculados al deporte. Por ejemplo, Michael Den Heijer es personal trainer y Gerard Garriga, DT de Infantiles. Dylan Manickum, en cambio, es ingeniero de obra. Aunque cuando entran a la cancha, buscan jugar de igual a igual con figuras internacionales.
Con el Bayern Múnich no pudieron. Lo intentarán el viernes 20 ante el Benfica de Ángel Di María y el martes 24 contra el Boca de Miguel Ángel Russo. Porque soñar no es un trabajo…
