
La violencia intrafamiliar se mantiene como una de las problemáticas sociales más graves y menos visibilizadas en la actualidad. Las cifras globales arrojan una realidad inquietante: una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de agresión física o sexual por parte de su pareja, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Colombia, el panorama resulta igualmente alarmante. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, hasta el ocho de junio de 2024 se habían notificado más de 66 mil casos de violencia de género en el país. De estos, el 75.6% corresponden a mujeres y el 24.4% a hombres.
A diferencia de otras formas de agresión, la que ocurre en el espacio familiar suele quedar oculta. Entre los factores que alimentan ese silencio destacan el miedo, la dependencia emocional, la normalización de ciertas conductas y la falta de información sobre qué comportamientos pueden considerarse violentos. Incluso para quienes los viven, los signos iniciales resultan difíciles de identificar, lo que facilita que el problema escale.

Según especialistas, la mayoría de los casos no comienza con golpes ni gritos. Antes de llegar a la violencia física, suelen aparecer actitudes que se interpretan como bromas o desacuerdos propios de la convivencia. Estas señales, cuando no se reconocen a tiempo, habilitan que las acciones deriven en situaciones de mayor riesgo.
Violentómetro: una guía para identificar el riesgo
Las estrategias para combatir la violencia intrafamiliar apuntan a una meta central: identificar las señales desde el primer momento. Con esa intención, la investigadora Martha Alicia Tronco Rosas, del Instituto Politécnico Nacional de México, desarrolló en 2009 el Violentómetro, un instrumento reconocido hoy en varios países por su aporte en la prevención.

En este contexto, EPS Famisanar elaboró una guía que permite identificar las señales tempranas de violencia, desde comportamientos aparentemente inofensivos hasta actos criminales. El Violentómetro clasifica 26 conductas violentas en tres niveles de alerta:
- ¡Ten cuidado! Conductas como bromas hirientes, chantaje, mentir o ridiculizar, aunque parezcan inofensivas, son señales tempranas de violencia.
- ¡Reacciona! Conductas como controlar, manosear, empujar o golpear “jugando” deben prender las alarmas. Aquí es clave buscar ayuda y poner límites.
- ¡Tu vida está en riesgo! Acciones como encerrar, amenazar con armas, abuso sexual o violencia física grave requieren intervención inmediata de autoridades y profesionales.
La escala de conductas que dibuja el Violentómetro pone en evidencia cómo la violencia no aparece de repente, sino que suele crecer de manera progresiva. El objetivo inicial es que cualquier persona pueda identificar dónde comienza el peligro y reconozca la urgencia de intervenir en las primeras fases.
EPS Famisanar promueve la adaptación y divulgación del Violentómetro, integrándolo en sus campañas de prevención y cuidado familiar. Voceros de la entidad subrayan “Esta herramienta no solo busca concientizar, sino empoderar a las personas para reconocer, reaccionar y actuar frente a la violencia en el entorno familiar”.