Cualquier enfermedad que se transmite naturalmente desde los animales vertebrados a los seres humanos es clasificada como “zoonosis”. Ya hay descritas más de 200, incluyendo la rabia, la leptospirosis, la fiebre amarilla o el hantavirus.
En los Estados Unidos, un estudio de la Universidad de Georgia y la Universidad Estatal de Oklahoma arrojó luz sobre cómo factores sociales y ambientales actúan de manera diferente en los brotes de enfermedades infecciosas transmitidas de animales a humanos.
En diálogo con Infobae desde los Estados Unidos, Payton Philips, investigadora postdoctoral del Centro de Precisión Una Salud de la Universidad de Georgia, contó que combinaron datos de 300 brotes de infecciones que se habían registrado en el mundo entre 1977 y 2017.
De esta manera, pudieron detectar 9 factores que favorecen los brotes de enfermedades, que clasifican en dos categorías:
Factores Socioeconómicos
- Contaminación de alimentos y agua
- Saneamiento deficiente
- Acceso desigual al sistema de salud
- Producción ganadera
- Gestión de aguas residuales
Factores Eco-ambientales
- Cambio climático
- Alteración de los ambientes naturales
- Interacciones entre humanos y animales silvestres
- Cambios en Poblaciones de Vectores
Cómo los factores sociales impulsan brotes
El trabajo fue publicado en la revista Microorganisms y demuestra que los brotes que tienen su origen en bacterias están más relacionados con aspectos socioeconómicos como la contaminación de alimentos o agua, el saneamiento deficiente y el acceso desigual a sistemas de salud.
En cambio, las epidemias virales están vinculadas principalmente a factores eco-ambientales, como el cambio climático, la alteración de los ambientes naturales y las interacciones entre humanos y animales silvestres.
Por ejemplo, para los brotes bacterianos, el contacto con alimentos contaminados o las dificultades de los sistemas de saneamiento, que se clasificaron como factores sociales, son desencadenantes críticos que a menudo derivan en subas explosivas de casos de personas afectadas por las enfermedades.
Sin embargo, los brotes de virus como el ébola, el Nipah o el del Zika suelen desarrollarse en contextos ecológicos alterados por el clima o cambios en las poblaciones de vectores como mosquitos.
La doctora Philips explicó que para hacer el trabajo se basaron en un conjunto de datos existentes que se habían publicado en 2021.
“Nuestra investigación sugiere que los brotes bacterianos son desencadenados por condiciones socioeconómicas. Por lo que la prevención es clave”, señaló a Infobae.
“Los factores socioeconómicos más comunes que observamos fueron la contaminación del agua y los alimentos, la producción ganadera y los problemas de gestión de las aguas residuales”, resaltó.
Por lo tanto, “abordar el saneamiento básico, especialmente para prevenir la contaminación de los alimentos y el agua, contribuiría en gran medida a prevenir las enfermedades bacterianas”, dijo.
Además, mencionó que los factores socioeconómicos no solo desencadenan brotes bacterianos sino que también contribuyen a que los brotes por virus aumenten de tamaño.
“Aunque las políticas dirigidas a los factores eco-ambientales son importantes, consideramos que las políticas dirigidas a los factores socioeconómicos, como las que mencioné antes, pueden ser doblemente beneficiosas”, subrayó.
Esto significa que “las políticas socioeconómicas pueden ayudar a prevenir brotes bacterianos y, al mismo tiempo, limitar potencialmente la propagación de brotes virales”.
Por eso, “es necesario que se logre una mayor colaboración entre los responsables políticos, los funcionarios de salud pública, el personal sanitario y los investigadores con el fin de crear políticas específicas y poner a prueba su eficacia”, aconsejó la investigadora estadounidense.
Infobae también consultó a expertos que no participaron en el estudio para que expresen su opinión sobre cómo podrían aplicarse los resultados del estudio publicado en Microorganisms.
Mirta Roses, ex-directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, comentó: “Este trabajo es de importancia trascendental para inspirar futuros estudios, al usar el potencial aportado por nuevas tecnologías de información e informática”.
Los resultados podrían servir “para desarrollar capacidad de predecir pandemias y brotes de potencial pandémico así como para tomar las decisiones adecuadas e intervenir de manera urgente y prioritaria sobre los factores determinantes de esas amenazas con potencial destructivo y devastador de la vida en nuestra casa común, la Tierra”.
También Roses destacó que el estudio “reafirma la necesidad de avanzar en la articulación de medidas integradas bajo el marco de Una salud”, que reconoce la interconexión global entre la salud humana, la salud animal y la salud del ambiente.
En tanto, Natalia Tumas, doctora en demografía e investigadora en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, consideró que “los resultados de esta investigación son sin dudas valiosos, y necesarios en un contexto global de crecientes riesgos de brotes de enfermedades zoonóticas, determinados y amplificados por factores sociales y ambientales/ecológicos”.
Un aspecto clave a considerar es que “los factores no actúan de forma aislada: lo social influye directamente en cómo las poblaciones se relacionan con el ambiente en el que viven y afectan su grado de exposición, vulnerabilidad y capacidad de respuesta”.
Tumas explicó que cada vez se utilizan más los términos “determinantes socioambientales o eco-sociales de la salud”, que reflejan la necesidad de comprender y abordar esos factores de manera integrada al tener en cuenta la complejidad de sus interacciones.
“El estudio publicado presenta determinantes sociales versus ambientales/ecológicos, de manera separada, y sería muy relevante conocer también cómo estos interactúan entre sí para condicionar los patrones de las patologías zoonóticas”, opinó.
Una de las principales implicancias “es la necesidad de ponderar una perspectiva socio-ecológica en la vigilancia y manejo de las zoonosis con la idea de lograr estrategias de prevención y control más efectivas y equitativas”.
Para Gustavo Martínez, quien es veterinario especializado en salud pública y jefe de la división de acciones comunitarias para la salud del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur en Buenos Aires, los nuevos resultados “se pueden planificar acciones preventivas y realizar políticas sanitarias acordes para minimizar el impacto de las enfermedades en la población”.
Hay factores en los que se puede trabajar en forma directa y que dependen de las condiciones sociales y económicas de cada lugar, como el acceso a agua potable, la calidad alimentaria y el desarrollo de urbanizaciones controladas y planificadas.
“El estudio es interesante para que los ministerios o las secretarías de salud de las diferentes jurisdicciones de los países puedan planificar e implementar correctamente sus políticas sanitarias”, enfatizó.