Una mujer con varices en las piernas. (Shutterstock)

La sangre es el fluido más presente en el organismo de los seres humanos, y se considera un tejido vivo, ya que es la responsable de algunas funciones vitales para las personas como, por ejemplo, la regulación de la temperatura del cuerpo y la eliminación de los desechos como el dióxido de carbono. Pero, sobre todo, quizá la tarea más importante de la sangre es el transporte del oxígeno, los nutrientes y otras sustancias desde el corazón hacia todas las células, tejidos y órganos del cuerpo humano, a través de los vasos sanguíneos.

La sangre está compuesta por dos partes principales. A la parte líquida se le conoce como plasma, y está formada principalmente por agua, sales y proteínas. Según especifica el portal de información de salud Medline Plus, para hacerse una idea, más de la mitad del organismo es plasma y, gracias a su composición, es posible el transporte de estas sustancias a través de las venas y arterias. Mientras, la parte sólida de la sangre son los glóbulos rojos, que se encargan de transportar el oxígeno desde los pulmones al resto de órganos y tejidos, los glóbulos blancos, compuesto fundamental del sistema inmunitario que protegen al organismo de infecciones y, por último, las plaquetas, que realizan una función también importantísima como anticoagulantes.

Glóbulos rojos transportando oxígeno a través de la sangre. (Freepik)

Las varices: una de las muchas afectaciones vasculares

Teniendo esto en cuenta, a pesar de que la médula ósea se encarga de la producción de células nuevas, hay que saber que las células del cuerpo nacen y mueren de forma constante, así como también los distintos compuestos de la sangre tienen una vida útil limitada. Por ello, es fundamental conocer y concienciarse acerca de la relevancia que la circulación y el riego sanguíneo tiene para todas las funciones vitales del ser humano. No solo porque el oxígeno sea el elemento más presente en el cuerpo, sino porque la funcionalidad de todos los órganos y tejidos del organismo depende de que la sangre llegue a ellos de forma suficiente y constante.

Los problemas de circulación de la sangre se conocen como trastornos o enfermedades vasculares, y sus causas y afectaciones son tan variadas que, además, los síntomas pueden abarcar desde tener las manos o los pies fríos hasta una afectación generalizada con sensación de debilidad, dolor, hinchazón o úlceras. Las varices también son un indicativo de un problema circulatorio, y se producen cuando, debido a un sobrepeso, un embarazo o un estilo de vida inactivo, la presión en las venas aumenta y se produce un fallo de, en este caso, las válvulas de las piernas o el abdomen, que suelen ser las zonas más afectadas.

Agregar nueces y semillas a las ensaladas es un hábito que conviene incorporar para evitar enfermedades vasculares. (iStock)

Algunos alimentos y hábitos para prevenir estos problemas

Si la gravedad de los síntomas en las varices prevalece, un médico puede recomendar un tratamiento para, por ejemplo, evitar una posible trombosis en un futuro. Sin embargo, para esquivar esta presión en las venas y, en general, cualquier otro tipo de afectación a la circulación sanguínea, lo más recomendable es mantener un estilo de vida saludable. Así, en cuanto a la dieta, existen algunos ingredientes que, particularmente, juegan a favor del riego sanguíneo. Destacan las nueces y otras semillas que, gracias a su contenido en vitamina E, previenen la coagulación de la sangre y mejoran así el riego. Además, el cacao es otra semilla que, en su caso, promueve la dilatación de los vasos sanguíneos para una mejor circulación del fluido, por ser rico en flavonoides.

Otros alimentos que favorecen una óptima circulación sanguínea son frutas como las naranjas, otros cítricos, la granada o los frutos rojos, también el pescado azul, el ajo, las espinacas, la remolacha y especias y raíces como la cúrcuma o el jengibre. Además, de cara a evitar las varices, es muy recomendable mantenerse físicamente activo y vigilar el peso corporal. Además, evitar hábitos como permanecer en la misma postura durante demasiado tiempo o fumar.