El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud mental y física fue el eje de la columna de la doctora Lucía Crivelli, neuropsicóloga (MN 33849), Jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni y doctora en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada, durante su participación en Infobae en Vivo. Crivelli advirtió que “no solo son malos para el cuerpo, sino también para la cabeza”, al referirse a este tipo de alimentos que, según explicó, tienen un efecto neurotóxico directo sobre el cerebro.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet. En este contexto, Crivelli profundizó en las categorías de los alimentos, explicó el concepto de procesamiento y ultraprocesamiento, y alertó sobre las consecuencias de su consumo excesivo, tanto en adultos como en niños.

La especialista diferenció entre alimentos naturales, procesados y ultraprocesados. “Los naturales son aquellos que compramos frescos, como frutas, verduras o carnes, que no han sido alterados. Los procesados tienen una intervención mínima para su conservación, como la pasteurización de la leche o la fragmentación de frutas. Pero los ultraprocesados contienen muy poco del ingrediente original y están compuestos principalmente por aditivos industriales, saborizantes, colorantes y emulsionantes», explicó.

El consumo habitual de ultraprocesados incrementa la inflamación del lóbulo frontal, afectando funciones clave como la toma de decisiones

Respecto al daño al cerebro, Crivelli detalló que los ultraprocesados atacan por tres vías principales: aumentan los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares que impactan en la salud cerebral; tienen efectos neurotóxicos directos provocando inflamación cerebral, especialmente en el lóbulo frontal; e impiden el consumo de alimentos saludables necesarios para el óptimo funcionamiento neurológico.

“Estas sustancias afectan áreas claves como la toma de decisiones, la planificación y la atención”, señaló Crivelli. Además, resaltó su impacto en el “circuito de la recompensa”, ya que alteran la liberación de dopamina, lo que incrementa la gratificación inmediata y favorece conductas adictivas.

El problema se agrava en la infancia, ya que el cerebro en desarrollo requiere nutrientes esenciales como ácidos grasos omega 3 y 6, cereales integrales y colinas, presentes en alimentos naturales como el pescado, las nueces y el huevo. “Cada comida es una oportunidad para nutrir el cerebro de los chicos. Si se reemplaza por ultraprocesados, no solo se produce daño, sino que se deja de ofrecer lo que verdaderamente necesitan”, alertó.

En Argentina, el 30% de la ingesta calórica diaria proviene de alimentos ultraprocesados, según advirtió Crivelli

En su columna, Crivelli aportó cifras que dimensionan el problema: en Estados Unidos, hasta un 60% de la ingesta calórica diaria proviene de alimentos ultraprocesados, mientras que en Argentina es el 30%. En el Conurbano bonaerense alcanza el 32%, lo que supera el promedio nacional.

Consultada sobre la relación entre los ultraprocesados y los trastornos como el déficit de atención, Crivelli aclaró que “no hay estudios que establezcan una relación causal directa”, pero sí una correlación con mayores tasas de ansiedad y depresión, condiciones que afectan las funciones cognitivas.

La especialista subrayó que “el entorno urbano y la vida moderna” facilitan el acceso a estos productos, que “están siempre disponibles” y “a menudo más baratos”, pero recordó que “en Argentina todavía tenemos la ventaja de encontrar verdulerías en cada barrio”.

El aspecto adictivo de estos alimentos fue otro foco de su exposición. “Se comprobó que entre un 15% de los niños y un 20% de los adultos son adictos a los alimentos ultraprocesados”, indicó Crivelli, basándose en estudios realizados en Estados Unidos. Esta adicción se manifiesta mediante antojos, compulsiones y síntomas de abstinencia como ansiedad, fatiga y dolor de cabeza.

Crivelli instó a priorizar alimentos frescos y procesados mínimamente para proteger la salud física y mental desde la infancia (Imagen Ilustrativa Infobae)

En cuanto a los alimentos específicos, aclaró que productos como los yogures naturales son procesados, pero no ultraprocesados, mientras que postrecitos, snacks y muchas variedades de helados industriales sí lo son, debido a su alto contenido de aditivos y saborizantes.

Finalmente, Crivelli hizo referencia a un estudio realizado en Brasil que siguió a una cohorte de 10.000 personas durante ocho años. “Quienes incluían en su dieta un 20% o más de ultraprocesados tenían un 30% más de deterioro cognitivo que aquellos que consumían menos. Y el dato alarmante es que el daño no se limitó a los adultos mayores, sino que también afectó a los jóvenes”, destacó.

El llamado de atención de Lucía Crivelli apunta a generar conciencia sobre la necesidad de elegir alimentos más naturales y procesados mínimamente para preservar no solo la salud física, sino también la salud cerebral a largo plazo.

La columna completa de Lucía Crivelli la podés encontrar en este enlace






Infobae en Vivo te acompaña cada día en YouTube con entrevistas, análisis y la información más destacada, en un formato cercano y dinámico.

• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.

• De 18 a 21: Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol.

Actualidad, charlas y protagonistas, en vivo. Seguinos en nuestro canal de YouTube @infobae.