Varios miles de choferes del transporte de pasajeros marcharon este miércoles en La Paz para protestar contra la escasez de dólares y combustibles, que desde hace semanas genera largas colas de vehículos en las gasolineras.
Desde 2023, Bolivia atraviesa una crisis económica derivada de la falta de moneda estadounidense. La situación ha empujado al gobierno a casi agotar las reservas internacionales líquidas, que destina a importar combustibles para venderlos en el mercado interno a precio subsidiado.
“Nos hemos movilizado para tratar que el gobierno nos escuche y vea cómo estamos sufriendo”, dijo a la AFP José Arce de 62 años.
El transportista contó que realiza filas de “dos a tres días” para cargar gasolina en una estación de servicio, e incluso debe dormir en su vehículo para no perder su turno.
Este miércoles caminó con sus colegas ocho kilómetros desde la ciudad de El Alto hasta el corazón de La Paz, sede de gobierno.
Cientos de policías antimotines cortaron el ingreso a la plaza de armas, donde están el Palacio de Gobierno y el Congreso.
La marcha llegó a pocos metros de distancia. “¡Queremos gasolina!”, gritaron en el trayecto y reclamaron la renuncia del presidente Luis Arce, en el poder desde 2020 y cuyo mandato vence en noviembre próximo.
Según la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la demanda diaria de diésel es de 7 millones de litros y de gasolina cerca de 6 millones de litros.
La compañía estatal petrolera YPFB ha señalado de manera reiterada que está enfocada en abastecer las estaciones de servicio, pero las filas persisten.
“Ya no llevamos pan de cada día (a nuestras casas), ya no hay ni carne. Los repuestos (mecánicos) han subido” por la falta de dólares, dice Ángel Layme, un conductor de 38 años.
Desde el lunes el centro de Bolivia se encuentra paralizado por bloqueos de carreteras organizados por campesinos afines al expresidente Evo Morales.
El líder cocalero culpa a su ex aliado Arce de la crisis económica y de manipular las instituciones para vetar su candidatura presidencial.
Los problemas de abastecimiento de gasolina y diésel que se arrastran desde 2024 en Bolivia recrudecieron en las últimas semanas.
En marzo hubo problemas similares, que el Gobierno de Arce atribuyó a la falta de dólares para pagar por la importación de los carburantes, ante lo cual el presidente insistió en que el Legislativo apruebe créditos externos por más de 1.600 millones de dólares para devolver la liquidez de divisas a la economía boliviana.
El Gobierno ha acusado varias veces a las fuerzas opositoras y los disidentes del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) leales a Morales.
YPFB atribuye los actuales problemas a dificultades climáticas para descargar combustibles líquidos en el puerto chileno de Arica, donde llega una parte del carburante importado por Bolivia.
El director de Comercialización e Importación de Hidrocarburos de la estatal, Marcos Durán, informó el martes que para esta semana se programó el ingreso al país de 2.296 camiones cisterna con más de 75,7 millones de litros provenientes de Argentina, Chile, Paraguay y Perú.
(Con información de EFE y AFP)