Los minerales críticos brasileños están cada vez más en el punto de mira de las inversiones chinas, que, según un informe reciente del Consejo Empresarial Brasil-China, en 2024 aumentaron un 113% con respecto al año anterior. El pasado mes de agosto, la multinacional anglo-australiana Anglo American vendió por unos 500 millones de dólares sus minas de níquel en Barro Alto y Codemin, en el estado de Goiás, además de otros activos en los de Pará y Mato Grosso a la china MMG, filial de la estatal China Minmetals. Con esta adquisición, el Gobierno de Pekín controla ahora alrededor del 60% de la producción brasileña de níquel, un metal estratégico para la transición energética, esencial para las baterías de los coches eléctricos, el acero inoxidable y diversas tecnologías avanzadas.
La venta ha suscitado numerosas polémicas, tanto a nivel nacional como internacional. El Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), que regula la gobernanza de la propiedad de la tierra en el territorio brasileño, está investigando posibles violaciones de las normas que limitan la compra de tierras rurales por parte de extranjeros, lo que ha suscitado temores por la soberanía nacional. Por otra parte, la empresa turca Corex Holding afirma haber ofrecido 900 millones de dólares, casi el doble, por la compra de las minas, pero que su propuesta fue rechazada sin explicación alguna. Por ello, ha denunciado la operación ante el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), que es la autoridad antimonopolio brasileña, y ante la Comisión Europea, por temor a los riesgos para la competencia y la seguridad del abastecimiento europeo.
“Brasil debe abrir los ojos y mostrar la tarjeta roja a los chinos”, declaró al diario Folha de São Paulo Robert Yüksel Yldirim, propietario de un conglomerado de empresas del sector minero, entre las que se encuentra Corex Holding. Para el multimillonario turco, Brasil está vendiendo su subsuelo a los chinos sin pensar en el futuro. “Como miembro del BRICS, Brasil mantiene relaciones de muy alto nivel con China. Los presidentes Lula y Xi Jinping son muy amigos. Por lo tanto, tengo algunas dudas sobre la reacción de las autoridades brasileñas ante esta venta de níquel a MMG”. En Estados Unidos, el Instituto Americano del Hierro y el Acero también ha pedido la intervención del Gobierno de Lula, advirtiendo que la medida aumenta la dependencia mundial de minerales críticos bajo control chino.
Recordemos que Brasil es rico tanto en minerales críticos como en tierras raras. Los primeros se consideran estratégicos para la economía y la seguridad nacional, y su suministro está en riesgo. La lista varía de un país a otro, pero incluye litio, níquel, cobalto, grafito y cobre, por citar solo algunos ejemplos. También pueden englobar las tierras raras, que son una familia específica de elementos químicos difíciles de extraer y refinar, como el neodimio, utilizado en la fabricación de discos duros y turbinas eólicas. Brasil cuenta con importantes reservas de tierras raras, consideradas entre las mayores del mundo, aunque hasta ahora poco explotadas en comparación con su potencial. De ahí el interés de los inversores extranjeros, en particular de China, que está realizando una adquisición tras otra en los últimos dos años.
En noviembre de 2024, la empresa estatal China Nonferrous Metal Mining (CNMC) compró la compañía minera Taboca en la Amazonia, que extrae estaño, a la empresa peruana Minsur por 340 millones de dólares. La mina se encuentra en Presidente Figueiredo, en el corazón de la Amazonia, a 100 km de Manaos. Contiene enormes reservas de estaño, del que también se obtienen niobio, tantalio y hafnio. En marzo, la empresa china Baiyin adquirió una planta de cobre de Mineração Vale Verde en Alagoas. Además, la empresa automovilística BYD obtuvo los derechos de exploración de dos lotes de litio en el valle de Jequitinhonha (Minas Gerais), una región clave para las reservas de litio brasileñas. No es casualidad que recientemente el Gobierno brasileño haya iniciado negociaciones con CATL (Contemporary Amperex Technology Co., Limited), el fabricante chino de baterías de litio para vehículos eléctricos, con el fin de reforzar la producción nacional de baterías y promover la movilidad eléctrica. Sin embargo, aún no se han anunciado acuerdos.
También en el Valle del Litio, como se ha rebautizado el valle de Jequitinhonha en Minas Gerais, pronto podría iniciarse la carrera por otro mineral crítico, el galio, que también se detectó en Carajás, en Pará, asociado a la bauxita y al zinc. Junto con el germanio, es uno de los principales elementos estratégicos en la nueva carrera tecnológica mundial, ya que es indispensable para semiconductores, sensores, radares y tecnologías avanzadas civiles y militares. China domina la producción mundial (el 98% del galio refinado y hasta el 83% del germanio) y, tras imponer restricciones a las exportaciones a partir de 2023, bloqueó en 2024 los suministros a Estados Unidos, lo que agravó las tensiones geopolíticas y disparó los precios. Lamentablemente, Brasil se enfrenta a una serie de obstáculos para producirlo, desde la limitada exploración geológica hasta la falta de infraestructuras para el refinado, que requiere tecnologías avanzadas, pasando por la ausencia de incentivos e inversiones significativas. Basta pensar que se necesitan al menos 50 millones de dólares para poner en marcha una planta. Se trata de vulnerabilidades que Pekín podría aprovechar en su favor, sobre todo por intereses militares. Los minerales críticos son, de hecho, indispensables para los imanes de alto rendimiento utilizados en sistemas de radar, misiles guiados, drones, aviones de combate (como el J-20) y sistemas de guerra electrónica. El control de estos recursos da a China una ventaja estratégica comparada enorme y la capacidad de influir en las cadenas de suministro mundiales. Minerales como el litio, el cobalto y el níquel son cruciales para las baterías de iones de litio, utilizadas en vehículos eléctricos militares, submarinos, drones y sistemas portátiles. China está invirtiendo fuertemente para asegurarse el acceso a estos minerales, tanto a través de minas internas como de acuerdos internacionales, con el fin de apoyar la modernización de su Ejército Popular de Liberación (EPL). Además, el Gobierno de Xi está desarrollando tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, los sistemas cuánticos y las armas hipersónicas, que requieren minerales específicos. Garantizarse el acceso a estos recursos es fundamental para mantener una ventaja tecnológica sobre otras potencias militares, como Estados Unidos. Por ello, Pekín ha intensificado sus inversiones en minas en el extranjero, especialmente en África, por ejemplo, el cobalto en el Congo y en otros países de América Latina, como el litio en Bolivia y Chile, para asegurarse el suministro a largo plazo. Estas inversiones suelen ir acompañadas de acuerdos estratégicos que refuerzan la influencia china en regiones clave.
En el caso de Brasil, en los últimos días, el principal asesor de política exterior de Lula, Celso Amorim, afirmó que su país está abierto a la “cooperación militar con China”. La declaración se produjo al margen del desfile militar por el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, en el que no participó ningún país occidental, mientras que los principales protagonistas fueron Vladimir Putin, Xi Jinping y el norcoreano Kim Jong-un. En los últimos meses, Brasil ha destinado por primera vez a dos generales como agregados militares a su embajada en Pekín. Se trata de una decisión significativa si se tiene en cuenta que solo en su embajada en Washington el gigante latinoamericano cuenta con un militar de tan alto rango para desempeñar esta función. Además, recientemente se han cancelado algunos ejercicios militares organizados con Estados Unidos que, según informa Folha de San Paulo, habrían hecho saber al ejecutivo brasileño su malestar por la presencia de China en los ejercicios conjuntos.
En este escenario, incluso los minerales críticos de Brasil se convierten en territorio de enfrentamiento entre China y Estados Unidos, que recientemente han expresado claramente su interés por posibles asociaciones. Hace un mes, el ministro de Economía, Fernando Haddad, llegó incluso a plantear la hipótesis de que podrían incluirse en la negociación con Washington sobre los aranceles, que posteriormente se estancó. Para Haddad, ahora “Brasil debe iniciar con urgencia un debate estratégico sobre el uso de sus reservas de minerales críticos”. “Limitarse a exportar materias primas mantiene al país en el papel de proveedor de materias primas, sin generar valor añadido ni empleo cualificado”, declaró el ministro, que pretende apostar por la industrialización y las empresas conjuntas, también con China.
El problema es que Brasil aún no cuenta con una Política Nacional para Minerales Críticos, a pesar de que se anunció que estaría lista para finales de año. Además, según informaron varios expertos que comparecieron el pasado mes de julio ante la Comisión de Asuntos Económicos del Senado, solo se ha cartografiado el 27% del territorio. El descubrimiento más reciente se produjo en el Complejo Minero de Barreira, situado en el municipio de Caracaraí, en el estado amazónico de Roraima. La zona se extiende sobre unas 100.000 hectáreas y, según las primeras exploraciones, contiene importantes reservas de tierras raras y otros minerales críticos. Actualmente, Brasil posee el 19% de las reservas mundiales de tierras raras. Una investigación del Servicio Geológico Brasileño (SGB) ha revelado que 12 estados brasileños presentan un potencial de presencia de tierras raras en su suelo. El SGB tiene la intención de presentar en la COP30, que se celebrará en Belém, en el estado de Pará, en noviembre, el primer documento técnico sobre minerales críticos y estratégicos, fruto de un nuevo acuerdo de cooperación con el Centro de Tecnología Mineral (Cetem). La iniciativa, vinculada al Ministerio de Minas y Energía, tiene por objeto reforzar la soberanía minera y apoyar la transición energética. El plan prevé tres líneas de trabajo para los próximos cuatro años, que incluyen un estudio sobre la oferta y la demanda de minerales críticos, análisis y pruebas de caracterización tecnológica de los yacimientos para definir sus rutas de utilización y el desarrollo de tecnologías para reducir el uso de agua y favorecer su reutilización en la actividad minera.