Cuando el 23 de marzo pasado, el gobierno anunció la suspensión de las retenciones al campo hasta finales del mes de junio, la industria automotriz argentina vio una ventana de oportunidad para intentar que una decisión similar o incluso mejor pudiera tomarse para los fabricantes de automóviles.

Eliminar las retenciones o derechos de importación es el objetivo de máxima del sector. Sin embargo, cuando Infobae consultó en aquel momento a varias fuentes de la industria, hubo coincidencia en decir que “uno de los objetivos para este año es conseguir que se quiten las retenciones a la exportación, especialmente porque los autos son productos manufacturados, con mucha inversión por detrás, no son commodities como los granos. Pero ahora la prioridad es renovar la exención a las exportaciones incrementales, esa es la prioridad”, declararon.

Terminó junio sin novedades, y ahora empieza a correr el tiempo más rápido, porque durante los primeros cinco meses del año todavía no se había llegado el límite de 137.000 vehículos a partir del cual habitualmente se dejaban de pagar retenciones. Sin embargo, esa situación probablemente cambie porque se proyecta que el total de exportaciones supere esa cifra cuando se conozcan los números oficiales del primer semestre.

De este modo, si no se resuelve en los próximos días, la industria automotriz local tendrá que seguir pagando aproximadamente un 2,5% de promedio por cada auto que se exporta, cuando en los últimos cuatro años eso no ocurrió.

Durante la presentación de la pick-up Fiat Titano en Córdoba, Martin Zuppi, presidente de Stellantis Argentina fue consultado al respecto.

“La verdad que estamos esperando que se revierta, que se actualice la medida y podamos tener los reintegros. Como una expresión de deseo espero que sea una cuestión de días, quizás semanas, pero no tengo duda de que deberíamos volver a la misma situación que tuvimos hasta ahora”, señaló el ejecutivo, que a la vez tiene el doble rol de ser el actual presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA).

“Cuantos más impuestos pagas, menos exportas. Eso es así”, dijo Zuppi. “Cualquier cosa que afecte la competitividad es una complicación. No sabemos en cuánto nos afecta, nunca hicimos las cuentas sin esa exención, porque entendemos que es algo con lo que vamos a poder contar. El gobierno dice que está trabajando como para poder renovarlo, pero nosotros no tenemos información respecto a los motivos por los que no se actualizó”, dijo Zuppi.

Un escenario cambiante y confuso

En el ambiente de las automotrices, sin embargo, hay algo de desconcierto respecto a esta situación. Durante todo 2024 se trabajó muy estrechamente con el gobierno para mejorar las condiciones que mejoren la competitividad del sector, con medidas que fueron desde la eliminación de los permisos de importación, la reducción de los plazos de pagos o de acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), la eliminación del impuesto PAIS y finalmente, del doble IVA y Ganancias que se cobraba sobre las importaciones.

Hay quienes sostienen que esa excelente relación no quedó en los mismos términos después de la polémica generada por una advertencia que el ministro de Economía, Luis Caputo, hizo a las automotrices ante el rumor de un aumento de precios por encima de lo esperado tras la salida del cepo. Si bien hubo una reunión posterior a ese episodio, el tema no se conversó y se siguió adelante con temas de la agenda común. Varias fuentes aseguran que todo sigue como siempre.

Otras voces entienden que esta decisión de mantener las retenciones a las exportaciones tienen directa relación con cumplir el objetivo de mantener el equilibrio fiscal a toda costa, y renovar la exención implicaría perder recaudación.

 Como sea, cuando este medio consultó a fuentes del gobierno respecto a la demora de la renovación que fue habitual en los años anteriores, la respuesta fue que “no es un tema que esté entre nuestras prioridades”.

Una tercera mirada de la situación indica que hay un debate interno en el gobierno entre quienes quieren continuar con una apertura total al comercio internacional y quienes quieren cuidar la producción nacional, entendiendo que aporta fuentes de empleo, producción y exportaciones. “Una marca ya dejó de producir y se va a convertir en importador. Si quieren que haya inversiones, tienen que darnos condiciones que nos permitan ser competitivos, de otro modo quizás también nos convenga importar y no fabricar”, dijo un ejecutivo de la industria.

Daniel Herrero, como CEO de Prestige-Auto, dijo que la industria automotriz genera entre 500.000 y 600.000 empleos y ahorra 12.000 millones de dólares al Estado

Hace una semana, Daniel Herrero, nuevo CEO de Prestige Auto, representante exclusivo de Mercedes-Benz en Argentina dijo que “la industria automotriz da 500.000 ó 600.000 puestos de trabajo, y te ahorra 12.000 millones de dólares. Entonces, a veces, en el arranque (de un gobierno) se toman algunas decisiones que parecen antipáticas para algún sector. Pero después se pueden sentar a dialogar y entenderse ambas posturas. Cada uno tiene algo que ofrecer y es una charla que tendrán que tener. Es parte del proceso”.

Zuppi fue consultado también al respecto durante el evento en Córdoba, y señaló que “vamos día a día con las variables que el gobierno marca. Hay voces contrapuestas, algunos dicen que hay que abrir y otros que tenemos que defender a la industria. Nosotros tenemos más de 6.000 empleados y 2 plantas. Argentina viene de momentos muy complejos. Hace dos años no podíamos girar dividendos, pagábamos los autos a 210 días, no podíamos importar piezas para producir ni tampoco autos importados. Y la industria está de pie, no levantó campamento”, señaló enfáticamente.

Pero el ejecutivo volvió sobre el tema de las retenciones y dijo que “si me dicen que esto no se va a resolver y de acá a un año seguimos igual, entonces veremos, en base a la competitividad que tenemos, si tenemos espacio para exportar más o menos. A la larga, si esto se mantiene, exportas menos, ingresan menos divisas. Ya sabemos cómo funciona la rueda”, señaló, antes de aclarar que, contrariamente a lo que muchos piensan, la industria no tiene tanto resto para sostener un cambio de reglas en el contexto actual.

“No hay mucho margen para recortar rentabilidad y mantener la competitividad. Yo sé que cuando decimos estas cosas muchos no nos creen, pero es cierto. Hay costos productivos que hoy son mucho más caros que hace un año. Tuvimos inflación en pesos y el tipo de cambio se movió muy poco. Entonces, en dólares, productivamente, no somos un país muy eficiente o barato para producir”, finalizó Zuppi.