
Un control vial puede cambiar el rumbo de una noche para cualquier automovilista. Cuando el test de alcoholemia arroja un resultado por encima de los límites legales, automáticamente se activa un protocolo inmediato que puede involucrar desde la retención del vehículo, la suspensión de la licencia de conducir y la aplicación de sanciones económicas.
El secuestro del automóvil es una acción que se ejecuta de manera inevitable e instantánea en la mayoría de los distritos del país. Los controles de alcoholemia se han vuelto habituales en zonas con alto tránsito nocturno, especialmente durante los fines de semana.
La normativa vigente en Argentina establece diferentes límites de alcohol en sangre según las jurisdicciones. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Mendoza y San Juan, el máximo permitido para conductores particulares es 0,5 g/l. Mientras que en las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santiago del Estero, San Luis, Tierra del Fuego y Tucumán se aplica el régimen de tolerancia cero.
La Ley Nacional de Tránsito 24.449 establece la autoridad que tienen los inspectores de tránsito frente a una infracción de estas características. Cuando el control detecta una alcoholemia positiva, los agentes labran un acta de infracción e inician el procedimiento de retención e inmovilización del automóvil.

En muchos casos, la autoridad decide trasladar el vehículo a un depósito municipal como medida preventiva, a fin de evitar cualquier situación de peligro para terceros o el propio conductor.
El proceso requiere que el conductor se retire del lugar y, dependiendo de cada jurisdicción o distrito, también se puede retener de inmediato la licencia de conducir o se le entregue una constancia provisoria.
Las sanciones no solo contemplan multas económicas que varían de acuerdo con las normativas locales, sino que también pueden involucrar la inhabilitación temporaria o incluso también la quita definitiva del registro de conducir al infractor. Además, en situaciones con un nivel alto de alcohol en sangre o en casos de reincidencia, interviene directamente la Justicia y evalúa sanciones adicionales.

Recuperación del auto y la licencia
No recuperar el vehículo hasta cumplir con todos los requisitos legales representa una de las mayores dificultades que los conductores deben enfrentar si son interceptados por esta infracción.
Para que el titular del automóvil pueda retirarlo del depósito, la normativa exige el pago completo de la multa, la presentación de la documentación habilitante del vehículo y una licencia de conducir vigente. En situaciones con agravantes como pueden ser los casos de reincidencias o lesiones a terceros, también se puede requerir la realización de un curso de seguridad vial o un examen psicofísico para poder recuperar la habilitación.
El procedimiento varía de provincia a provincia, pero en todos los casos el objetivo central es garantizar la seguridad vial impidiendo que una persona alcoholizada circule por la vía pública al volante de un vehículo. En ciertas jurisdicciones, solo el titular del automóvil puede efectuar el trámite que permita retirar el vehículo de la playa o depósito al que fue enviado en el momento de la infracción, incluso aunque no haya sido él quien conducía al momento del control de las autoridades.

La estadística actual en la Argentina
Según los datos oficiales de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en 2024 perdieron la vida en Argentina 4.054 personas en 3.394 accidentes de tránsito. Actualmente, es la tasa más baja desde 2008, exceptuando 2020, el año de la pandemia, en el que hubo una menor circulación pública.
Sin embargo, del total de accidentes en los que se debieron lamentar víctimas fatales, todavía el 22,1% de los casos mostraron que el conductor se encontraba bajo el efecto del consumo de alcohol.
Con datos de 2023, el último estudio completo publicado por la Dirección Nacional de Observatorio Vial de la ANSV, el 69,7% de los ingresos a guardia en los hospitales públicos por un accidente vial declararon haber consumido una bebida alcohólica en las 6 horas previas al accidente, y el 69,8% reconoció haber consumido dos sustancias como una bebida alcohólica y algún tipo de ansiolítico.

Cobertura del seguro
Cuando un conductor tiene un accidente de tránsito bajo efectos del alcohol, la cobertura de su compañía queda técnicamente anulada, ya que, del mismo modo que ocurre si se produce cruzando un semáforo en rojo o a mayor velocidad de la permitida, la situación está enmarcada en una falta o infracción de tránsito.
En este caso, el conductor debe hacerse responsable de las consecuencias del accidente vial, tanto sea con sus bienes como con su disponibilidad ante la justicia. Aunque el daño ya estará hecho, este es un factor que muchos conductores no tienen en cuenta al decidir ponerse al volante habiendo ingerido bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas (SPA) que afectan los reflejos y disminuyen la atención plena que se requiere para conducir un vehículo.