El crédito al sector privado en Argentina experimentó un crecimiento notable en los últimos meses, pasando de representar apenas el 4% del Producto Bruto Interno (PBI) en diciembre de 2023 a alcanzar el 10% en la actualidad. Este salto, que marca una recuperación tras años de crisis e inflación elevada, viene acompañado de un fenómeno que preocupa a bancos y usuarios: el aumento de la morosidad, especialmente en el uso de tarjetas de crédito y entre los sectores de menores ingresos. Así lo analizó la columnista Cecilia Boufflet en una reciente emisión de Infobae en Vivo, donde abordó las cifras, los cambios en la lógica del endeudamiento y ofreció recomendaciones prácticas para quienes buscan manejar sus finanzas personales en este nuevo escenario.
El crédito en Argentina: de un piso histórico a una recuperación incipiente
El crédito al sector privado en Argentina tocó un mínimo histórico a fines de 2023, cuando apenas representaba el 4% del PBI. En comparación, Chile ostenta un nivel de crédito equivalente al 90% de su PBI y Brasil supera el 60%. “La cantidad de préstamos que había en la Argentina al sector privado era prácticamente nula”, explicó Boufflet, subrayando la magnitud de la brecha regional.
El contexto de altísima inflación y crisis económica había llevado a los bancos a restringir severamente el otorgamiento de créditos, limitando el acceso a un grupo reducido de clientes considerados de bajo riesgo. Sin embargo, en los últimos meses, la desaceleración de la inflación y una mayor estabilidad macroeconómica impulsaron una reapertura del crédito. “Hoy está en alrededor del 10% del PBI, más que se duplicó, creció mucho, sigue siendo bajísimo, tiene muchísimo recorrido por delante”, señaló la columnista.
Este repunte, aunque significativo, aún deja a la Argentina muy por detrás de sus vecinos en términos de profundidad financiera. No obstante, la tendencia marca un cambio de ciclo, con los bancos ampliando su base de clientes y asumiendo mayores riesgos, lo que se refleja en el aumento de la morosidad.
Morosidad en aumento: diferencias según tipo de crédito
El crecimiento del crédito en Argentina no ha sido homogéneo en todos los segmentos. De acuerdo con el análisis de Boufflet en Infobae, la morosidad muestra comportamientos dispares según el tipo de préstamo. En el caso de los créditos personales, la tasa de mora ronda el 4,1%. “La mora de créditos personales es baja. Está bien, digamos. Es un poco más alta de lo que venía, pero sigue siendo baja”, afirmó la especialista.
El crédito hipotecario, históricamente escaso en el país debido a la resistencia de los bancos a prestar en contextos inflacionarios, presenta la menor tasa de morosidad del sistema: apenas 1,8%. Boufflet destacó que, en particular, los créditos UVA —ajustados por inflación— muestran un desempeño aún mejor que el promedio de las tarjetas de crédito.
Sin embargo, el panorama cambia drásticamente al analizar la morosidad en tarjetas de crédito. Según datos de un banco de gran representación citados por Infobae, la mora en este segmento “más que duplicó” en los últimos meses, alcanzando el 5,8%. Este incremento se atribuye, en parte, a la ampliación del crédito a nuevos clientes y a la modificación de los hábitos de consumo y pago tras la desaceleración inflacionaria.
Morosidad y nivel socioeconómico: una brecha que se amplía
Uno de los aspectos más relevantes del informe es la segmentación de la morosidad según el nivel de ingresos. Boufflet expuso que, en el segmento de mayores ingresos —personas con salarios superiores a 3 millones de pesos—, la mora en tarjetas de crédito se ubica en el 2,8%. Para quienes perciben ingresos medios y cobran su sueldo en la entidad financiera, la tasa asciende al 5,9%.
La situación se agrava en los sectores de menores ingresos, definidos como aquellos que perciben menos de dos salarios mínimos vitales y móviles (alrededor de 1,5 millones de pesos). En este grupo, la morosidad en tarjetas de crédito “se va a casi el 9%”, una diferencia que Boufflet calificó de significativa. “Fíjate la diferencia. El promedio te da cinco, pero cuántos de esos está promediando muchos seis y muchos cuatro o está promediando algunos diez y algunos uno. Eso va a ser clave en todos los indicadores económicos”, reflexionó la columnista.
Este fenómeno evidencia que el aumento del crédito no beneficia de igual manera a todos los sectores y que los hogares de menores recursos enfrentan mayores dificultades para cumplir con sus compromisos financieros.
Cambios en la lógica del endeudamiento: el fin de la licuación inflacionaria
La desaceleración de la inflación en Argentina ha modificado la lógica tradicional del endeudamiento, especialmente en el uso de tarjetas de crédito y compras en cuotas. Boufflet explicó en Infobae que, durante los años de alta inflación, los consumidores se animaban a financiar compras en cuotas fijas porque sabían que el valor real de esas cuotas se reduciría con el tiempo. “Vos te animabas a una cuota de diez porque sabías que dentro de dos o tres meses esa cuota ya te iba a ser irrelevante”, describió.
Con la inflación en retroceso y los salarios evolucionando en línea con los precios, esa dinámica ha cambiado. “Ojo, porque esa cuenta se hace mucho más onerosa. Cada una de las cuotas que vas a tomar hoy para financiarte en la compra de un bien hay que pensarlo dos veces, porque esas cuotas se van a acumular y no se licúa más esa lógica de tarjeta”, advirtió Boufflet. Ahora, las cuotas mantienen su peso real y el endeudamiento puede volverse más costoso para quienes no planifican adecuadamente.
Consejos prácticos para el manejo de deudas y créditos
En su columna para Infobae, Boufflet ofreció una serie de recomendaciones para quienes buscan ordenar sus finanzas personales y evitar caer en situaciones de sobreendeudamiento. El primer consejo es la importancia de contar con un fondo de emergencia antes de asumir compromisos de largo plazo, como un crédito hipotecario. “Hay que armar un fondo de emergencia antes de meterse en un crédito hipotecario”, enfatizó.
En el contexto argentino, donde la volatilidad es alta, Boufflet sugirió que el fondo de emergencia cubra al menos dos o tres meses de gastos fijos, incluyendo el pago de la tarjeta de crédito, el supermercado y otros compromisos esenciales. “Si tenés 1 millón de pesos por mes, tenés que acumular 3 millones de pesos y guardarlos en un fondo de emergencia”, ejemplificó. Para resguardar ese dinero, recomendó opciones conservadoras como fondos comunes de inversión o plazos fijos, evitando mezclarlo con cuentas de uso cotidiano.
Respecto al pago de deudas, la columnista aconsejó priorizar la cancelación de las deudas más pequeñas antes de abordar las más grandes, ya que las deudas antiguas suelen acumular mayores penalizaciones e intereses. “Lo mejor es ir matando las deudas más chicas y concentrarse en una sola”, explicó.
Sobre el uso del descubierto bancario para cancelar la tarjeta de crédito, Boufflet advirtió que esta estrategia solo resulta conveniente si se puede cubrir el descubierto en pocos días, ya que la tasa de interés suele ser más alta y puede generar una “bola de nieve” difícil de controlar.
En cuanto a la conveniencia de tomar un préstamo personal para saldar la deuda de la tarjeta, la recomendación es comparar las tasas de interés y optar por el crédito personal solo si la tasa es más baja y el plazo es corto. “Si te conviene ahora pagar la tarjeta de crédito y la tarjeta de crédito la cortas al medio, la prende fuego porque si no vas a tener la cuota del crédito personal y vas a tener en tres meses de nuevo problema con la tarjeta de crédito”, ilustró Boufflet.
Preguntas frecuentes: tasas de interés y sistema francés
Durante el consultorio de Infobae en vivo, Boufflet respondió a inquietudes habituales del público. Sobre cómo determinar si una tasa de interés es razonable, sugirió comparar la tasa ofrecida con la inflación proyectada. “La tasa de interés debería ser ocho, diez, 12% por encima de la inflación”, indicó, y advirtió que tasas superiores al 15% por encima de la inflación solo serían aceptables para créditos de muy corto plazo.
Finalmente, Boufflet explicó el funcionamiento del sistema francés, predominante en los créditos en Argentina. En este esquema, los intereses se cargan sobre el total de la deuda y se distribuyen en las cuotas, de modo que al principio se paga una proporción mayor de intereses y menor de capital. “Siempre que estés en la primera mitad del crédito, cancelar la deuda te va a ser muy beneficioso, porque vos cuando cancelas la deuda pagas solamente capital, sin intereses”, detalló.