
A casi un mes de que la Justicia inicie una investigación de oficio para determinar las circunstancias del incendio forestal que devastó cerca de 270 hectáreas de bosque nativo en el paraje El Pedregoso, en la localidad de Epuyén, se dieron a conocer los resultados del informe pericial sobre grave siniestro. Este determinó que el fuego fue provocado de manera deliberada mediante el uso de un acelerante.
El peritaje estableció que el incendio, comenzado el lunes 17 de noviembre, no fue producto de causas naturales ni accidentales. Los investigadores descartaron la posibilidad de tormentas eléctricas, la presencia de tendido eléctrico o restos de fogatas en la zona.
Los resultados de las pericias fueron difundidos por el Ministerio Público Fiscal de Chubut. El informe subraya la gravedad del hecho: el responsable eligió el momento y el lugar con precisión para maximizar el daño, aprovechando condiciones meteorológicas extremas y la topografía del terreno.
De acuerdo con el primer parte del Servicio Provincial de Manejo del Fuego, el foco ígneo se originó alrededor de las 16:20 horas. Frente a la extensión del siniestro, se desplegaron equipos compuestos por personal de las bases del SPMF y de la Brigada Nacional Sur del SNMF (Sistema Nacional de Manejo del Fuego). Los efectivos se distribuyeron en el flanco izquierdo de la línea de fuego. En ese sector, se abrieron líneas cortafuego y se efectuaron maniobras de enfriamiento con equipos de agua, contando con autobombas del SPMF y del SNMF.
Tras cuatro días de trabajo, el secretario de Bosques de Chubut, Abel Nievas, confirmó que el incendio fue controlado. “Estamos muy contentos por el trabajo que se llevó en conjunto. Se demostró una activación casi inmediata de todo el sistema”, señaló.
Nievas indicó que, según registros históricos, la zona afectada no sufría un incendio desde 1991.

La pesquisa se centró en la ladera del Cerro Pirque, donde la pendiente facilitó que las llamas ascendieran con rapidez, dividiendo el fuego en dos frentes: uno hacia la cumbre y otro en dirección al pueblo. El informe destaca que la elección de este punto no fue casual, sino parte de una estrategia para que el incendio se propagara de forma incontrolable.
La reconstrucción del siniestro permitió identificar el “punto cero” del incendio. Los peritos localizaron el origen en la base de una pitra —un árbol nativo de cinco troncos— que presentaba daños por fuego mucho más profundos que el resto de la vegetación circundante. Las marcas de quemaduras en los árboles cercanos confirmaron que el fuego comenzó en ese lugar específico.
Para corroborar la hipótesis, se empleó tecnología de detección electrónica de gases inflamables y un perro entrenado de la Policía Federal, que marcó exclusivamente la base de la pitra. El resultado fue concluyente: se utilizó un líquido acelerante, como nafta o queroseno, para iniciar las llamas.
El perito a cargo enfatizó que el responsable eligió el peor día posible, cuando regía una alerta meteorológica por vientos fuertes, temperaturas elevadas —entre 20 °C y 24 °C— y una humedad extremadamente baja, de entre 17 % y 20 %. Estas condiciones, sumadas a la sequía tras un invierno con escasas lluvias, convirtieron la vegetación en material altamente combustible, lo que facilitó la rápida expansión del fuego.
Con estos datos, la Fiscalía reiteró su pedido de colaboración a la ciudadanía, solicitando que cualquier persona que disponga de información relevante la acerque a sus oficinas o a la comisaría más cercana.

En su momento, la Fiscalía ordenó un relevamiento exhaustivo de cámaras de seguridad en la zona con el objetivo de identificar movimientos o personas que hayan estado presentes en el momento en que comenzó el foco ígneo. Esta medida busca aportar elementos que permitan reconstruir los hechos y avanzar en la identificación de posibles responsables.