Autor inquieto, director creativo, apenas transita la segunda mitad del año y José María Muscari ya está pensando en su proyecto para 2026. En diálogo con Teleshow, el creador de Sex anticipa la propuesta de El divorcio del año, la obra que subirá a las tablas del Multieatro en enero próximo. Aquí, conjuga un elenco de figuras de fuerte impronta en la escena nacional y una premisa profunda abordada desde la comedia. Un clásico de Muscari, que sabe como nadie el ejercicio de reinventarse sin perder la esencia.
La apuesta del director y su dupla creativa, Mariela Asensio, se sostiene en una premisa cargada de actualidad: explorar desde el humor la influencia de las relaciones amorosas y familiares en la salud mental, en un cruce permanente con temas presentes en los medios de comunicación y en las redes sociales. La dupla, que viene de cosechar elogios con Perdidamente, vuelve a profundizar en preguntas sobre el funcionamiento de la mente y el peso de los mandatos afectivos.
“El divorcio del año indaga en lo que para mí es el tema del momento, que es la salud mental. Se pregunta cómo las relaciones amorosas y los vínculos transforman nuestro cerebro y el de las personas que nos rodean», le cuenta Muscari a Teleshow acerca del corazón conceptual del proyecto. Y agrega: “Esta es una obra superferoz, muy disparatada, muy divertida, pero que también deja un contexto en relación a que somos el resultado de lo que nuestros padres hicieron con nosotros, somos los que definimos qué hacemos con nuestros hijos”.
La comedia suma el atractivo de reunir a cinco figuras con trayectorias variadas y personalidades bien diferenciadas: Fabián Vena, Juan Palomino, Guillermina Valdés, Rochi Igarzábal y Ernestina Pais. Para Muscari, la combinación imprime un sello personal a la obra: “Siento que está buenísimo estos cinco nombres juntos, que son bien diferentes y de alguna manera se arma una mezcla muy Muscari, superatractiva”, sentencia sin falsa modestia.
El estreno supone también un hecho significativo: el regreso de Ernestina Pais a la actividad profesional tras superar un delicado cuadro de salud, circunstancia a la que el propio director se refirió con especial énfasis y empatía. “En el caso de Ernestina, personalmente estoy muy contento de que esto signifique su vuelta al trabajo después de su internación. Creo que es una mina que vale un montón para el mundo del espectáculo y me parece superesperanzador que la gente la pueda ver en una obra de teatro”, manifestó el autor, con orgullo por reunir nuevamente en escena a la comunicadora.
El vínculo profesional entre ambos tiene antecedentes previos, factor que destaca el director: “Ernestina trabajó conmigo hace años y después la vi actuar en otros espectáculos. La verdad es que, independientemente de su rol como comunicadora, me cae muy bien ella como mujer, estoy recontento de su recuperación y me parece que está buenísimo que vuelva al teatro y a la calle Corrientes con un espectáculo como este”, se entusiasma.
La producción general se encuentra en manos de Tomás Rottemberg y Juan Manuel Caballé, responsables de gestar el arranque teatral del año próximo. Una de las principales novedades radica en el carácter innovador de la puesta, orientada a sorprender al público desde el minuto cero, tanto en lo visual como en la construcción de sus personajes y situaciones.
Con un currículum probado que logró hacer equilibrio entre la provocación y la profundidad, Muscari renueva credenciales con este nuevo desafío. El divorcio del año aparece como un retrato de época, atravesado por la frescura de la comedia y la profundidad de los interrogantes existenciales, y a su vez, como una bienvenida a una intérprete querida por el público porteño, lista para volver a vibrar en una de las salas emblemáticas de Buenos Aires.