Para Jorge Fernández Díaz, su padre, el inmigrante asturiano Marcial Fernández, fue “un soldado” del centro que agrupa a la comunidad asturiana en Buenos Aires. De hecho, la institución ubicada en el barrio de Congreso es uno de los escenarios de su última novela, El secreto de Marcial, con la que el escritor y periodista ganó este año el prestigioso Premio Nadal. Allí tuvo lugar esta noche un emotivo acto, en el que el autor del relato autobiográfico centrado en la figura de Marcial fue homenajeado con la Cruz de la Victoria (un símbolo que representa la identidad de la comunidad) y donde habló sobre el libro (publicado por el sello Destino, del Grupo Planeta), su familia de inmigrantes y su relación personal con Asturias.

Jorge Fernández Díaz recibe el Premio Nadal por su novela

Antes de las palabras de bienvenida, hubo un minuto de silencio en homenaje al Papa Francisco y se proyectó un video institucional mientras los asistentes se acomodaban en el salón Alejandro Casona, ansiosos por escuchar a uno de los escritores más queridos por el público.

Jorge Fernández Díaz recibió la Cruz de la Victoria de la comunidad asturiana

En la primera fila se ubicó su colega y amigo, el escritor español Arturo Pérez Reverte, que sorprendió al homenajeado ya que hizo fila como “un asturiano más” para ingresar al centro. “Quería darte una sorpresa”, le dijo a Fernández Díaz. Pérez Reverte llegó el lunes a la Argentina. El autor en lengua española más leído en el mundo va a presentar La isla de la Mujer Dormida, el sábado a las 16, en la Feria del libro porteña en una charla con Fernández Díaz.

“Madre hay una sola pero todo padre es un enigma; yo decidí resolverlo”, dijo el autor del best seller Mamá, cuando recibió el Nadal en febrero pasado. “En la Argentina, mis padres construyeron una épica inmigrante en una comunidad española; dedico la novela a esa comunidad donde fui criado”, completó y resaltó que su padre murió en 2005: “Desde entonces me rondaba su fantasma literario”.

La directora editorial del grupo Planeta en la Argentina, Adriana Fernández, acompañó al autor durante la presentación. “Una gran novela que leí de corrido en llanto”, definió la editora, también descendiente de asturianos. En el inicio de la charla, Fernández Díaz pidió un aplauso para Perez Reverte y, también, para su hermana Mari, coprotagonista de la historia protagonizada por Marcial. En la primera fila se ubicó también el periodista Marcelo Birmajer y Verónica Chiaravalli, pareja del homenajeado.

Jorge Fernández Díaz presentó su último libro

“Marcial fue solo un capítulo en Mamá, basada en 50 horas de entrevistas con mi madre. Y me había quedado la sensación de que había sido un personaje secundario. Empezó a perseguirme como un fantasma literario. Preguntarse por los deseos y los secretos del padre es subversivo”, dijo Fernández Díaz. “Esta novela habla sobre la emigración y los hijos y los nietos en general. No descendemos de los barcos. Descendemos de nuestras familias. Yo me crie en una familia que hablaba bable. Hasta los 18 años, yo todo lo que quería ser era un argentino normal”.

Novela de iniciación y de educación sentimental, según definió la editora, El secreto de Marcial se inscribe, para el autor, “en el terreno de lo sociologico” justamente por su abordaje de una familia inmigrante de clase media que vivía en “Palermo pobre”, como le dice Fernández Díaz al actual Palermo Soho. El cine y las películas de TV del ciclo “Sábados de súper acción” marcaron la relación entre el escritor y su padre hasta los 18 años del autor cuando, en el contexto de la guerra de Malvinas, el joven Fernández Díaz quiso anotarse como voluntario. Ya antes, la vocación literaria de Jorge había alertado a Marcial.

“Cuando a mis 15 años se enteró que yo quería ser escritor, pensó directamente que yo quería dedicarme a la vagancia. Luego, entré al periodismo. Cuando vio el ambiente bohemio del periodismo me dio por perdido. Dejamos casi de hablar durante siete años. Fue muy doloroso. Profetizó mi derrota”.

Arturo Pérez-Reverte, en la primera fila de la presentación del último libro de Fernández Díaz

Fernández Díaz contó a una anécdota que es, en realidad, uno de los tantos secretos que mantuvo Marcial a lo largo de su vida. El columnista de LA NACION se enteró hace unos años, a través de un mozo de un restaurante de Palermo que había sido presidente del Centro Asturiano de Buenos Aires, que su padre participó de “una misión secreta” que no le había contado jamás a su familia. En plena crisis del 2001, Marcial se ocupó de “recuperar” socios para la institución. “Mi padre tomó la lista de asturianos del club y todos los días caminaba diez kilómetros, se sentaba con un asturiano y hablaban de sus vidas. Tenemos que volvera estar unidos, creer en nuestras vidas… ” Logró que varios volvieran a pagar la cuota.

Con el cruce entre ficción y realidad, Fernández Díaz logró, según sus palabras, “resucitar a Marcial”. Además de la Cruz de la Victoria, el autor recibió también el carnet de socio honorario de la institución.

En el cierre del acto, se escuchó el himno de Asturias interpretado por el director de la banda de la institución. Hubo firmas de ejemplares, claro, y como despedida, un vino de honor.