La reciente llegada de dos Tesla Cybertruck al parque automotor argentino, volvió a plantear cuáles son los mecanismos vigentes por medio de los cuales un particular puede importar un vehículo 0km tras las desregulaciones implementadas por el Gobierno en el pasado mes de julio.
Para que un automóvil pueda ser patentando, y por consiguiente quedar habilitado para circular por la vía pública, debe cumplir con una normativa técnica de seguridad y emisiones contaminantes acorde a la Ley Nacional de Tránsito.
Dado que Argentina no tiene estándares superiores a los de los países más desarrollados del mundo en ambas materias, lo que hizo el Gobierno fue desregular la certificación de esas condiciones, de modo tal que si un vehículo es fabricado en países con certificaciones industriales internacionales, pueda tener allanado el camino para ser homologado en Argentina de manera semiautomática.
El trámite de homologación consta de la obtención de un certificado nacional llamado Licencia de Configuración de Modelo (LCM), algo que anteriormente tramitaban las terminales automotrices e importadores oficiales, pero que a partir de la mencionada desregulación, ahora puede tramitar también tanto una empresa como una persona física que no tenga la representación oficial de una marca.
Sin embargo, como ese trámite es muy costoso, pero especialmente es muy difícil de realizar porque requiere acceder a documentación oficial “confidencial” de las fábricas de automóviles, lo que se habilitó también fue una manera alternativa de homologar un automóvil a través de una profunda verificación técnica a cargo de la ex Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), y que se amolda a las posibilidades y necesidades de un particular que quiere patentar una unidad para su uso particular. Ese documento habilitante es el Certificado de Seguridad Vial (CSV).
Así es como, dependiendo del vehículo que se quiera importar, el usuario particular tiene tres diferentes opciones de trámite para poder patentar su auto en Argentina.
Usar una homologación vigente
Si el automóvil ya se vende en Argentina, cada persona puede importar un auto por año y utilizar la LCM existente en el sistema registral. Lo que debe hacer es dirigirse a una dependencia del Registro Nacional de la Propiedad Automotor con el número de VIN, la especificación técnica del automóvil, y pedir que se dé el alta de su vehículo presentando la documentación que respalde que se trata del mismo modelo.
Esto es importante porque las fábricas suelen producir distintas versiones y/o configuraciones. Si es el mismo VIN, el auto se debe patentar sin costo de homologación, y lo único que se paga es el tramite de patentamiento convencional a cualquier automóvil.
Sacar una licencia nueva
Si el auto no está homologado o no se vende en Argentina, se puede tramitar una LCM aun sin ser representante oficial de la marca. Esta podría ser visto como una ventaja, aunque en la práctica no parece un trámite que se amolde a las posibilidades de un particular, sino de una empresa que tenga acceso a la documentación técnica o las certificaciones industriales de modelos que se venden en otros mercados de relevancia, es decir, con estándares internacionales.
En ese caso, por medio del sistema TAD (Trámite a Distancia), se debe validad la certificación y eso permitirá obtener la LCM automáticamente. Este trámite tiene un costo actualizado a agosto de $10.763.000 (unos USD 8.000), y la ventaja que tiene ir por este camino es que se pueden traer tantas unidades de ese vehículo como el titular del trámite quiera, sin límite alguno.
De este modo, esta práctica resulta la más apropiada para una empresa que quiera importar vehículo que no se venden en Argentina para su comercialización. El único condicionante es el de poder acceder a la documentación técnica que difícilmente sea facilitada por el fabricante, salvo que el volumen de unidades a importar sea atractivo, o que el eventual importador tenga acceso a esos documentos por otra vía como puede ser el importador oficial de otro país.
Certificar un auto de manera individual
Finalmente, en caso de no poder acceder a esas certificaciones internacionales para validar un vehículo y obtener una LCM, existe el Certificado de Seguridad Vial. Se trata de una Verificación Técnica Vehicular (VTV) bastante más rigurosa, ya que es el mismo trámite que se debe hacer cuando se repatria un auto usado de un argentino que vivió en el exterior y desea poder nacionalizar un modelo de otro país para poder usar legalmente en Argentina.
Debido a que este tipo de vehículos pueden proceder de mercados que no tienen estándares internacionales “de alta vigilancia”, esta verificación técnica debe comprobar que la unidad cumple con las normas establecidas en la Ley Nacional de Tránsito.
Este trámite se hace de manera presencial, el vehículo ya importado tiene que ser trasladado sin rodar a la dependencia donde se verificará. No es un trámite virtual sino físico sobre la unidad.
Actualmente, la reglamentación para homologar vehículos 0km con motor de combustión interna por medio de un CSV ya está publicada, sin embargo, para los casos de autos híbridos y eléctricos, esa regulación todavía está pendiente. El costo de la misma tampoco fue explicado por las fuentes consultadas de la Secretaría de Transporte, que es el organismo que deberá absorber a la ANSV ante la reciente decisión del Gobierno de eliminarla.