
Todo comenzó con un relato de abuso que nunca llegó a la Justicia y terminó, tres años después, en un asesinato ejecutado con frialdad. Liam Smith, un hombre de 38 años que llevaba una vida tranquila en Greater Manchester, fue asesinado a tiros el 24 de noviembre de 2022, a pocos metros de su casa en las afueras de Wigan. Padre de dos chicos de 11 y 15 años y electricista independiente, no tenía antecedentes ni conflictos conocidos cuando la policía encontró su cuerpo sin vida, con heridas de arma de fuego.
Desde las primeras horas de la investigación, los detectives advirtieron que el crimen no había sido al azar, sino que respondía a una motivación personal. La pista condujo a Rachel Fulstow, de 37 años, a quien Smith había conocido en 2019 a través de una aplicación de citas.
Tras un único encuentro en un hotel, la mujer sostuvo tiempo después haber sido víctima de un abuso sexual, un hecho que nunca denunció formalmente. La relación no continuó, pero esa versión, reactivada años más tarde, se convertiría en el punto de partida de una cadena de decisiones que desembocó en un desenlace fatal.
Según reconstrucciones judiciales, Fulstow le informó sobre el supuesto abuso a su entonces pareja, Michael Hillier, dos años después. De acuerdo con la investigación, el hombre de 39 años y residente en Sheffield tenía antecedentes de violencia y narcotráfico.

Planificación y ejecución del crimen
Según fuentes policiales citadas por medios locales, Fulstow realizó búsquedas en Internet sobre Smith, su dirección y preguntas vinculadas a la posible preparación de un homicidio. Entre sus consultas, figuran términos como “¿el ácido corroe el acero inoxidable?” y definiciones sobre “premeditación”. Dicha planificación se produjo seis meses antes del crimen.
Las pruebas recabadas en el proceso judicial demostraron una preparación minuciosa. Hillier, señalado como autor material del asesinato, viajó a Wigan desde Sheffield tres semanas antes del ataque y realizó seguimientos al futuro víctima. Utilizó un vehículo con matrículas clonadas y adquirió un arma de fuego por Internet, además de practicar puntería en su domicilio, de acuerdo con las declaraciones presentadas en el tribunal.
El 24 de noviembre, Hillier aguardó más de diez horas en su vehículo cerca del domicilio de Smith. Finalmente, contactó a la víctima simulando ser un repartidor, con una linterna frontal y un chaleco reflectante.
Al salir de la vivienda, Smith recibió un disparo a corta distancia en el rostro y falleció en el acto. Hillier arrojó una mezcla de cristales de sosa y ácido sulfúrico sobre el cuerpo antes de abandonar la escena. Las cámaras de seguridad registraron su automóvil saliendo del barrio minutos después.

La evidencia recopilada por los investigadores incluyó rastros de las sustancias químicas y registros de las búsquedas digitales de Fulstow. La coordinación entre ambos acusados quedó documentada en su actividad en redes y teléfonos, según el material presentado ante el jurado.
Tras el crimen, Hillier y Fulstow viajaron juntos a Jamaica. La policía inició el rastreo internacional mientras la familia de Smith aguardaba respuestas. El asesino fue detenido en enero de 2023, mientras que la mujer inicialmente declaró como testigo y luego fue arrestada en febrero, tras inconsistencias en su relato.
Durante el juicio, Fulstow sostuvo que ignoraba los planes de Hillier, pero la evidencia la involucró activamente en la preparación del homicidio. De acuerdo con el tribunal, ambos actuaron con motivación de venganza y premeditación.

La sentencia se dictó en agosto de 2023. Hillier recibió 33 años de prisión por asesinato, mientras que Fulstow fue condenada a 30 años por el mismo delito y por obstrucción a la justicia. Según las declaraciones de la familia Smith en el juicio, el daño a su reputación y al entorno de sus hijos fue “irreparable”.
El juez Maurice Green destacó la brutalidad del crimen y condenó la motivación basada en hechos no comprobados. En su fallo, subrayó que ningún supuesto conflicto personal puede justificar el asesinato premeditado.
El caso generó debate en la sociedad británica sobre la repercusión de las denuncias falsas y el peligro de las decisiones tomadas a partir de testimonios no verificados. La policía de Greater Manchester reforzó sus campañas de sensibilización en seguridad y prevención de delitos de odio personal tras el veredicto, según la nota publicada en Crime+Investigation.
La memoria de Liam Smith permanece ligada a un caso que evidenció cómo la mentira y la obsesión pueden tener consecuencias fatales. Su familia busca que la justicia y el recuerdo de su vida prevalezcan sobre las versiones que se difundieron tras su muerte.