El esquema que contempla la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) es reconocido a nivel mundial por su eficacia en diversos operativos de seguridad. Por lo mismo, diversos cuerpos policiales y militares en el mundo intentaron replicarlo alguna vez. A principios del siglo XX, el presidente mexicano Miguel Alemán Valdés fundó la Dirección Federal de Seguridad (DFS) con el objetivo de proteger la seguridad nacional. No obstante, la dependencia tardó muy poco en transformarse en un brazo represor del Estado.

Así surgió el DFS, la “versión mexicana” del FBI

La DFS fue creada de manera oficial el 13 de octubre de 1947, fundada dentro de un contexto marcado por la consolidación del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por la Guerra Fría y por la necesidad de un aparato de control político y social en México.

En su momento se dijo que la DFS ayudaría a combatir el crimen organizado y el espionaje en el país, pero poco a poco, se transformó en un instrumento de represión a la oposición política. Apenas un año antes del surgimiento de la DFS, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) se transformó en el PRI, y se consolidó un dominio político de amplia coacción que duró décadas.

El DFS llegó a guardar expedientes de figuras como Octavio Paz, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa

Con el paso de los años, el público conoció el testimonio de diversas víctimas de la DFS. De esta forma, se llegó a la conclusión de que si bien el organismo surgió como un instrumento de “seguridad nacional”, en realidad fue un centro de espionaje y represión para amagar opositores, controlar movimientos sociales y garantizar la estabilidad del régimen priísta.

¿Qué relación tuvo la DFS con el fortalecimiento del narcotráfico en México?

Según un informe del medio mexicano PopLab, durante sus años de operación, la DFS protegió y permitió el crecimiento de numerosos grupos armados relacionados al narcotráfico, de entre los cuales destacó el Cartel de Guadalajara (encabezado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto “Don Neto” Fonseca Carrillo).

Contrario a lo esperado por la población en general, muchos agentes de la DFS alertaban a los narcotraficantes sobre operativos de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y del ejército mexicano, lo cual permitió a los capos operar con impunidad. El propio Félix Gallardo tenía credenciales que lo acreditaban como miembro de la DFS, lo que le daba libertad de movimiento en el país sin ser detenido.

Varios agentes de la DFS se infiltraron en sindicatos de maestros, petroleros y electricistas para controlar protestas

Además de la impunidad para varios capos durante años, la DFS cobró relevancia global cuando se dio a conocer el asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena Salazar a manos de sus miembros. En un operativo que investigó al Cartel de Guadalajara durante la década de 1980, “Kiki” fue un agente de la DEA que logró infiltrarse dentro de la organización delictiva.

Dado que el asesinato de Camarena Salazar movilizó a la DEA y desató un escándalo a nivel mundial, el gobierno mexicano disolvió la DFS en 1985 debido a la presión pública de EE.UU. En aquel momento, las funciones oficiales de la agencia federal (que en teoría todavía se relacionaban a la seguridad nacional) fueron absorbidas por nuevas agencias como la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DGISN), y posteriormente, por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).

La sustitución del DFS por el CISEN y la lucha del gobierno por recuperar la transparencia

Durante décadas, los historiadores políticos de México documentaron que muchos exagentes de la DFS se integraron al DGISN, o bien, se pasaron directamente al crimen organizado. Por su parte, las administraciones públicas intentaron durante años recuperar la transparencia y la confianza en los organismos policiales que intentaban imitar las funciones del FBI.

El legado de la DFS sigue siendo un tema de debate y controversia

En el 2018, bajo el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el CISEN desapareció para ser sustituido por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Si bien hoy en día el gobierno ofrece mayores recursos de transparencia sobre el funcionamiento del CNI, muchas de sus prácticas todavía son cuestionadas, especialmente por las respectivas fuerzas de oposición.