
La dinámica de los gastos familiares presenta una marcada disparidad entre sectores y un freno en la mayoría de los rubros en los últimos meses, que persiste a horas de las elecciones legislativas. Factores como la incertidumbre política, la volatilidad cambiaria y los movimientos en la oferta y precios en sectores clave definen el contexto dentro del que se resuelve la demanda.
Durante el primer semestre, buena parte del impulso en las ventas correspondió a bienes durables e importados, con la ayuda de un tipo de cambio apreciado y condiciones favorables de financiamiento.
Electrodomésticos, línea blanca y productos electrónicos resultaron protagonistas, pero esta mejora se acotó a segmentos de poder adquisitivo medio y alto, mientras el consumo masivo y los supermercados mostraron señales de estancamiento o caída. Durante este período, el comercio electrónico también se expandió y capturó una porción creciente de las ventas totales.
A partir de julio, las señales de desaceleración se extendieron a toda la economía doméstica. La suba de tasas de interés encareció los créditos y el salto en la demanda de dólares llevaron a muchos hogares a postergar compras grandes y achicar gastos cotidianos.
“En un contexto en el que la gente cada vez compra más dólares, de alguna manera eso desplaza al consumo privado” (Sigaut Gravina)
Los indicadores privados advierten que la mayoría de los rubros clave dejó atrás la etapa de recuperación y el balance para el trimestre previo a las elecciones es de deterioro.
Uno de los elementos distintivos de esta etapa fue la heterogeneidad sectorial. Según el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, la recuperación de la demanda se manifestó inicialmente en los bienes durables e importados: el crédito más accesible y el dólar estable estimularon la venta de productos como electrodomésticos y vehículos en los primeros meses del año.
Sigaut Gravina dijo a Infobae: “El desempeño el consumo mostraba claros y oscuros, mucha heterogeneidad. Había una recuperación claramente, pero sobre todo en lo que era durable, importada”.

Pero con el paso de los meses, aclaró el analista, el consumo empezó a resentirse en todos los segmentos. “En el tercer trimestre, todos los rubros empeoraron, incluso los que venían siendo más estrella tipo durable. En un contexto en el que la gente cada vez compra más dólares, de alguna manera eso desplaza al consumo privado”, advirtió Sigaut Gravina.
El economista estimó que el final del año mostrará mayores restricciones para el gasto, ante la posibilidad de ajustes en el esquema cambiario y monetario.
El motivo de la retracción
La suba en las tasas de interés cambió el panorama para los consumidores que buscaban financiar sus compras. Ricardo Delgado, director de Analytica, puntualizó que el “consumo en supermercados acumuló cinco meses de caída consecutiva” y los patentamientos de vehículos se estancaron. También mencionó caídas en el consumo durable, principalmente de electrodomésticos, y “esto se explica básicamente por la suba brutal de tasas de interés desde julio”, expuso Delgado.
La merma en todas las líneas de crédito -personales, descuento de documentos, hipotecarios– confirmó el retroceso de uno de los motores de la recuperación en la primera parte del año.

La reacción ante cambios de contexto se refleja en los datos concretos. Leo Alaniz, de consultora Scentia, consignó que septiembre arrojó un “crecimiento interanual positivo del 1,8% del consumo masivo” que permitió compensar una parte de la caída registrada el año anterior.
Alaniz aclaró que la variación favorable se apoya más en la baja base comparativa que en un dinamismo actual: “Hay una comparación interanual que beneficia, se viene de menos 14% del año pasado y hoy está más 2 por ciento”.
Todo depende de la evolución del poder adquisitivo y el gasto en servicios, que ocupan una parte cada vez mayor del presupuesto
El especialista reconoció que el ritmo de mejora se ralentizó en los últimos meses y advirtió que todo depende de la evolución del poder adquisitivo y el gasto en servicios, que ocupan una parte cada vez mayor del presupuesto.
Las últimas cifras de Scentia muestran que en septiembre el consumo masivo creció 4,4%, aunque con caídas de 4,4% en supermercados de cadena, 4,3% en mayoristas y 1,8% en farmacias. El canal que más creció fue el e-commerce, con 14,7% interanual, seguidos de autoservicios independientes, que treparon 8,6%, y kioscos y almacenes, 8,5 por ciento.
En el acumulado del año, grandes cadenas mostraron una caída de 5,3%. En promedio, incluyendo todos los canales, el número es levemente positivo (1,8 por ciento).
En cuanto al comercio electrónico, logró expandirse en los seis primeros meses de 2025 y es de los canales que más resiste la crisis porque todavía tiene mucho para crecer y, en parte, porque hay migración de los canales de venta física al e-commerce. Sin embargo, en los últimos meses las empresas también notaron una desaceleración en las ventas.

Gustavo Sambucetti, director de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), informó que el canal creció un 46% en órdenes y un 79% en facturación durante el primer semestre, con una participación sobre ventas totales de las empresas que ya alcanza el 25%. “El ecommerce tuvo un buen año, o por lo menos lo tuvo hasta el primer semestre”, expresó Sambucetti.
La franja de bienes durables
El desempeño de la línea blanca ilustró el patrón de repunte en bienes durables durante la primera parte del año. Eduardo Echevarría, gerente de Market CS en NielsenIQ, destacó que la demanda de productos como heladeras, cocinas y lavarropas presentó crecimientos concretos en septiembre: heladeras 25%, cocinas 9%, lavarropas 31%. El consultor lo relacionó con precios contenidos y una demanda postergada: “El volumen de importación que hubo este año supera el de 2017. Todo ese volumen se traduce en precios mucho más bajos”, explicó.
Echevarría también advierte que octubre mostró un freno en la demanda, aunque el dato definitivo aún no se reflejó en las estadísticas. El consultor describió un cambio en la conducta del público: “Cuando la gente detiene los pesos para comprar dólares, deja de consumir. Antes financiaba a cuotas, ahora la suba de tasas hace que la gente sea más proactiva en comprar dólares y no otra cosa”, dijo.
Cuando la gente detiene los pesos para comprar dólares, deja de consumir. Antes financiaba a cuotas, ahora la suba de tasas hace que el consumidor sea más proactivo en comprar dólares y no otra cosa (Echevarría)
La percepción generalizada entre los consultores consultados Infobae es que la decisión de postergar compras importantes aumentó en las semanas previas a las elecciones, ante la volatilidad financiera y la expectativa de definiciones económicas.
Dentro de los privados, la mirada sobre el escenario poselectoral concentra la atención. Lorenzo Sigaut Gravina dijo: “Si el Gobierno logra despejar la incertidumbre, no habría razones para seguir comprando dólares y podría haber una recuperación del consumo”. De no mediar una reacción favorable en el mercado, el ajuste de precios por un dólar más alto y tasas de interés elevadas puede agravar el cuadro recesivo en el corto plazo.
Del lado empresario y comercial, las estrategias para el último trimestre se mantienen atadas a la espera de resultados electorales y anuncios oficiales. El ajuste de poder adquisitivo, la evolución de los precios y las señales cambiarias aparecen como las variables principales que observarán actores de la cadena de consumo en el cierre del año.