El trabajo internacional liderado por la Sociedad Max Planck revela cómo la mezcla de poblaciones y la flexibilidad social transformaron la diversidad cultural y genética de Europa Central y Oriental. El origen y expansión de los eslavos, uno de los mayores enigmas de la historia europea, quedó esclarecido gracias a un estudio genético de alcance continental.
Analizando más de 550 genomas antiguos, los investigadores demostraron que la transformación de Europa Central y Oriental durante la Edad Media respondió a migraciones masivas y mestizaje, redefiniendo la composición genética y cultural de la región. El impacto de estos movimientos perdura en la actualidad.
Un origen entre Bielorrusia y Ucrania
El consorcio HistoGenes, con participación de expertos de Alemania, Austria, Polonia, Chequia y Croacia, publicó en Nature el primer análisis exhaustivo de ADN antiguo de poblaciones eslavas medievales.
Los resultados situaron el origen de los eslavos en una franja desde el sur de Bielorrusia hasta el centro de Ucrania, una localización coherente con las hipótesis previas de lingüística y arqueología.
Joscha Gretzinger, genetista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y autor principal, explicó a la Sociedad Max Planck: “Nuestros resultados genéticos ofrecen las primeras pistas concretas sobre la formación de la ascendencia eslava, apuntando a un origen probable en algún lugar entre los ríos Dniéster y Don”.
Migraciones y mestizaje: la clave del cambio
A partir del siglo VI d.C., los datos genéticos revelaron grandes movimientos de población desde el este hacia vastas zonas de Europa Central y Oriental. Este proceso alteró la composición genética de regiones como Alemania Oriental y Polonia, con un reemplazo casi total de la población local por los recién llegados.
Sin embargo, la investigación subraya que la expansión eslava no siguió un patrón de conquista militar, sino que surgió de migraciones familiares y comunidades flexibles, unidas por lazos de parentesco. La diversidad de este fenómeno se evidenció en distintos escenarios. En Alemania Oriental, tras la caída del reino de Turingia, más del 85% de la ascendencia genética correspondía a migrantes del este.
El yacimiento de Brücken, en Sajonia-Anhalt, mostró el paso de una población cosmopolita a una sociedad fundada en grandes linajes familiares, con un perfil genético cercano al de los actuales grupos eslavoparlantes del este de Europa. La minoría sorbia de Alemania Oriental todavía conserva un legado genético vinculado a aquellos primeros colonos eslavos.
En Polonia, los análisis genéticos y arqueológicos, como los del yacimiento de Gródek, desmintieron la idea de una continuidad poblacional prolongada. La población original, conectada con el norte de Europa y Escandinavia, desapareció casi por completo desde los siglos VI y VII d.C., siendo sustituida por migrantes del este. Aunque el reemplazo dominó, los estudios identificaron cierta mezcla con las poblaciones locales, aumentando la complejidad genética y lingüística.
Integración y diversidad en los Balcanes
El caso de Croacia y los Balcanes del Norte aportó un patrón distinto. Aquí, la llegada de los eslavos produjo integración más que reemplazo. El ADN antiguo muestra que la ascendencia del este representa cerca de la mitad —o menos— del acervo genético moderno.
En yacimientos como Velim, los enterramientos eslavos más antiguos reflejan una mezcla significativa, con hasta un 30% de ascendencia local. Este mestizaje forjó la diversidad cultural y lingüística que caracteriza a la península balcánica.
Una confirmación independiente provino de Moravia, en Chequia, donde un estudio publicado en Genome Biology, con participación de la Dra. Zuzana Hofmanová, identificó un cambio poblacional asociado a la llegada de los eslavos.
Los individuos vinculados a la cultura de Praga-Korchak presentaban afinidades genéticas con el noreste de Europa, manteniendo esa señal hasta los siglos IX y X, etapa de consolidación del principado de Moravia y nacimiento de la primera lengua eslava literaria.
Un modelo social flexible y exitoso
El análisis de la Sociedad Max Planck propuso nuevas perspectivas sobre el éxito de esta expansión. Walter Pohl, medievalista y coautor, señaló: “La migración eslava representa un modelo fundamentalmente diferente de organización social: una difusión demográfica, a menudo en pequeños grupos o alianzas temporales, que ocupa nuevos territorios sin imponer una identidad fija ni estructuras de élite”.
Esta flexibilidad social, junto a una economía de subsistencia y capacidad de adaptación, permitió a los eslavos prosperar durante la inestabilidad y decadencia de los imperios vecinos.
Las pruebas genéticas confirman que, aunque los eslavos comparten un origen ancestral común, la diversidad regional resultó del grado de mezcla con las poblaciones locales. En el norte, los antiguos pueblos germánicos dieron paso a los eslavos, mientras que en el sur, la fusión con las comunidades existentes originó una amplia variedad de culturas, lenguas y perfiles genéticos.
Zuzana Hofmanová sintetizó la complejidad del fenómeno: “La expansión eslava no fue un evento monolítico, sino un mosaico de diferentes grupos, cada uno adaptándose y fusionándose a su manera, lo que sugiere que nunca existió una sola identidad ‘eslava’, sino muchas”.
Johannes Krause, director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, destacó: “La expansión de los eslavos fue probablemente el último acontecimiento demográfico a escala continental que transformó de forma permanente y fundamental el panorama genético y lingüístico de Europa”.
La investigación liderada por la Sociedad Max Planck permitió rastrear el alcance real de las migraciones eslavas y comprender cómo su legado continúa manifestándose en la variedad de lenguas, culturas y perfiles genéticos que distinguen a Europa Central y Oriental en el presente.