Durante los meses de calor intenso, los alimentos mal conservados o preparados de forma inadecuada pueden convertirse en un riesgo significativo para la salud. Según la información consultada, el aumento de las temperaturas acelera la descomposición de ciertos productos, lo que favorece la proliferación de bacterias y eleva las probabilidades de intoxicaciones alimentarias. En este contexto, se identificaron cuatro grupos de alimentos que requieren especial atención o que, incluso, es mejor evitar durante esta temporada.
Carnes crudas o poco cocidas: un riesgo latente en verano
El consumo de carnes como pollo, pescado o res que no estén completamente cocidas puede ser especialmente peligroso en épocas de calor. De acuerdo con diversas investigaciones, las altas temperaturas favorecen la multiplicación de bacterias como Salmonella, E. coli y Listeria, microorganismos que pueden causar intoxicaciones graves.
El riesgo aumenta si se consumen preparaciones como carpaccios, tartares o sushi que no han sido conservados adecuadamente en la cadena de frío. Para minimizar los peligros, se recomienda cocinar las carnes completamente y asegurarse de que se mantengan refrigeradas hasta el momento de su consumo.
Postres con crema, mayonesa o huevo crudo: un caldo de cultivo para bacterias
Los postres que contienen ingredientes como crema, mayonesa o huevo crudo, tales como tiramisú, mousses, merengues o pasteles rellenos, también representan un riesgo significativo durante la temporada de calor. Estos productos se descomponen rápidamente si no se mantienen en condiciones óptimas de refrigeración, convirtiéndose en un entorno ideal para el desarrollo de bacterias.
Estos alimentos no deben permanecer a temperatura ambiente por más de dos horas. Si se opta por consumirlos, es fundamental que sean recién preparados o que hayan sido almacenados en frío de manera adecuada.
Alimentos de buffet o de la calle: cuidado con la exposición al calor
Los alimentos expuestos en buffets o puestos callejeros pueden parecer apetitosos, pero en temporada de calor pueden convertirse en un foco de infecciones. Productos como ensaladas, salsas, guarniciones y aderezos que no se mantienen refrigerados pueden desarrollar bacterias, incluso si su apariencia no muestra signos evidentes de deterioro.
El consejo principal es optar por establecimientos que garanticen una adecuada conservación de los alimentos, manteniéndolos cubiertos y a temperaturas seguras. En particular, se recomienda evitar ensaladas, ceviches o arroz que hayan estado expuestos al aire libre sin refrigeración adecuada.
Lácteos no pasteurizados o mal conservados: un peligro silencioso
Los productos lácteos como leche, quesos frescos o yogures que no han sido pasteurizados o que han sido almacenados de forma incorrecta representan otro riesgo importante. Estos alimentos se deterioran rápidamente en condiciones de calor, lo que puede provocar infecciones gastrointestinales o intoxicaciones.
Para evitar problemas, es crucial revisar la fecha de caducidad y las condiciones de conservación de estos productos. Además, se desaconseja consumir lácteos de origen artesanal o de dudosa procedencia que no cuenten con controles sanitarios adecuados.
Aunque algunos alimentos pueden ser riesgosos en primavera o verano, existen alternativas seguras y recomendadas para esta época del año. En este sentido, frutas frescas bien lavadas, como sandía o piña, y verduras crujientes y ligeras, como pepino o lechuga, son opciones ideales.
En cuanto a las proteínas, se sugiere optar por alimentos bien cocidos, como pollo a la plancha, atún enlatado o huevos duros. Para mantenerse hidratado, el agua, el agua de coco y las infusiones frías son las mejores elecciones.
El calor no solo afecta el ambiente, sino también la seguridad de los alimentos que consumimos. Adoptar medidas de precaución y elegir opciones seguras puede marcar la diferencia entre disfrutar de una comida sin preocupaciones o enfrentar problemas de salud.