Netflix sacudió el panorama hace unas semanas con el estreno de Adolescencia. La serie no solo impresiona por su historia sobre un adolescente acusado de homicidio, sino por su audaz apuesta: cuatro episodios completos filmados con la técnica del plano secuencia. Esta decisión estética, que simula la ausencia total de cortes durante una hora por episodio, intensifica el impacto emocional de un relato ya de por sí perturbador.
El plano secuencia constituye uno de los recursos cinematográficos más exigentes tanto para el equipo técnico como para los actores. Su reciente popularidad en producciones como Adolescencia invita a examinar la evolución de esta técnica a lo largo de la historia del cine, desde sus primeros intentos hasta su sofisticación actual. La aparente continuidad visual elimina la mediación del montaje y establece una relación directa entre la historia y el espectador. Aquí siete obras destacadas en este arte.
La soga
Alfred Hitchcock sentó las bases de esta técnica con La soga (1948), cuando adaptó una obra teatral para la gran pantalla. Las limitaciones técnicas de aquella época no permitían rodajes continuos superiores a diez minutos, por lo que el director ideó una solución ingeniosa: ocultó los cortes necesarios mediante transiciones invisibles, como aproximaciones a superficies oscuras.
La soga presenta un crimen que dos jóvenes cometen para después ocultar el cadáver en un baúl y celebrar una fiesta en la misma habitación. El formato que Hitchcock eligió potencia la tensión dramática: el público sabe dónde está el cuerpo mientras los personajes se mueven, sin conocimiento alguno, alrededor del macabro secreto. Este intercambio de información con los espectadores, característica distintiva del director, alcanza en esta película una intensidad casi insoportable.
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El arca rusa
Más de cincuenta años después, el avance tecnológico permitió a Aleksandr Sokúrov concretar lo que Hitchcock solo pudo simular. El arca rusa (2002) constituye el primer largometraje comercial que se filmó de manera auténtica en un único plano secuencia ininterrumpido. Este proyecto ambicioso, que tuvo como escenario exclusivo el Museo Hermitage de San Petersburgo, une espacio y tiempo en un recorrido que abarca tres siglos de historia rusa.
La película presenta a un narrador invisible y a un aristócrata francés que transitan por las salas del palacio y se encuentran con personajes históricos como Catalina la Grande o Nicolás II. El punto culminante ocurre con un suntuoso baile imperial donde más de dos mil extras participan en una coreografía con sincronización perfecta, sin posibilidad de fallos. Esta obra rompió todos los parámetros del cine tradicional y elevó el plano secuencia a la categoría de poesía visual.
[Se puede ver en Prime Video].
Birdman
La aceptación generalizada del plano secuencia alcanzó su punto decisivo con Birdman (2014). En esta obra, Alejandro González Iñárritu adoptó el recurso como símil visual del desorden mental que experimenta su personaje central, un actor en declive al que Michael Keaton otorga vida. Si bien la película contiene transiciones camufladas, consigue generar la ilusión de un desarrollo ininterrumpido que, conforme a las declaraciones del cineasta, pretende mostrar que “nuestra existencia carece de edición”.
Este filme, que recibió el Oscar, logró transportar un procedimiento que anteriormente se vinculaba al cine experimental hacia los territorios del éxito comercial y la aprobación crítica. Tal validación despejó el camino para que realizadores posteriores exploraran sus capacidades narrativas en múltiples tipologías cinematográficas.
Birdman narra las vicisitudes de Riggan Thomson, intérprete de superhéroes en decadencia que busca resucitar su trayectoria profesional al concebir, comandar e interpretar un montaje teatral en Broadway. Su fama deriva principalmente del rol de Birdman, circunstancia que establece un paralelismo autoconsciente con la carrera de Keaton, cuya etapa como Batman resulta inevitable como referencia. Esta conexión meta reportó una nominación a los galardones de la Academia para el actor. En la ficción, Birdman acosa a Riggan mediante alucinaciones y un monólogo sardónico. La constelación interpretativa se completa con talentos como Zach Galifianakis, Edward Norton, Emma Stone, Andrea Riseborough y Naomi Watts.
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Victoria
Al tiempo que la industria hollywoodense asimilaba esta innovación estética, Europa llevó el concepto hasta sus últimas consecuencias. Victoria (2015), una producción alemana sobre una muchacha española que termina implicada en un robo durante una velada en Berlín, fue capturada sin interrupciones en una única secuencia de 138 minutos. Los creadores contaron solamente con tres oportunidades para ejecutar la grabación completa, que transcurre por diversos espacios urbanos y transita desde la celebración exaltada hasta los episodios más violentos.
El objetivo fotográfico no abandona jamás a Laia Costa, figura central absoluta, y posiciona al observador como partícipe obligado de su descenso hacia el desorden. Este efecto inmersivo le valió a Sturla Brandth Grovlen, responsable de la fotografía, un reconocimiento excepcional: su nombre precede al del realizador en los créditos iniciales.
Sebastian Schipper, director de Victoria, elaboró apenas doce páginas de guion y concedió libertad a sus actores para improvisar sus líneas durante la sesión de registro que duró 150 minutos el 27 de abril de 2014. La historia presenta una concatenación de sucesos extremos que afectan a una expatriada española tras su encuentro fortuito con varios jóvenes locales a la salida de una discoteca berlinesa, con quienes establece conexión tras compartir alcohol en una terraza. La aproximación romántica inicial con Sonne (Frederick Lau) adquiere tintes peligrosos cuando ella se dirige a inaugurar su jornada laboral en un café y posteriormente se revela una información comprometedora. El proyecto incorpora además a otros talentos germanos como Franz Rogowski, Max Mauff y Burak Yiğit.
[Se puede ver en Prime Video].
Lost in London
Otro ejemplo notable de esta técnica es Lost in London (2017), que no solo puede reclamar la distinción de ser una auténtica película de una sola toma, sino que también fue la primera película que se transmitió en vivo en cines en enero de 2017.
El actor Woody Harrelson escribió y protagonizó la película, en su debut como director, junto a Owen Wilson, Eleanor Matsuura y Louisa Harland, además de contar con varios cameos de celebridades como Willie Nelson, Daniel Radcliffe y Bono, quienes aparecen como ellos mismos.
Anunciada como una comedia dramática biográfica, Lost in London se basó en la experiencia real de Harrelson durante una noche en el club Chinawhite del Soho en 2002, cuando rompió un cenicero en un taxi londinense, lo persiguió la policía en otro taxi y terminó una noche en la cárcel.
El equipo ensayó el proyecto con antelación antes de filmarlo en las calles del centro de Londres a las 2 de la madrugada. La película se emitió simultáneamente en más de 500 cines de Estados Unidos, así como en Picturehouse Central en Piccadilly.
[Está disponible en Prime Video].
1917
El cine bélico encontró su expresión óptima en esta estrategia visual con 1917 (2019). En esta cinta, Sam Mendes recreó el conflicto mundial a través de un simulacro de toma continua que acompaña a dos militares en su travesía por terreno hostil. La carencia de cortes visibles potencia la percepción del riesgo omnipresente y la fragilidad existencial en la línea de combate, donde cualquier avance representa una disminución en las posibilidades de supervivencia.
Con diez candidaturas al Oscar en su haber, Sam Mendes no sólo dirigió sino también colaboró con el libreto junto a Krysty Wilson-Cairns, inspirándose en narraciones que su abuelo le transmitió sobre su período en la Gran Guerra. El argumento se ubica tras el repliegue germano hacia la Línea Hindenburg en suelo francés y presenta a Will y Tom, interpretados por George MacKay y Dean-Charles Chapman, quienes deben transportar un comunicado vital para suspender una ofensiva condenada tras la interrupción de las comunicaciones telefónicas.
El responsable de fotografía Roger Deakins y el montador Lee Smith implementaron recursos innovadores para manipular secuencias extensas, lo cual permitió que el metraje completo diera la impresión de haberse registrado como dos segmentos ininterrumpidos con una única ruptura, cuando la pantalla se oscurece debido al desvanecimiento de uno de los protagonistas. El elenco se complementa con figuras destacadas como Colin Firth, Benedict Cumberbatch, Andrew Scott, Mark Strong y Richard Madden.
[Se puede ver en Prime Video].
Boiling Point
El ambiente claustrofóbico de un restaurante durante un turno caótico sirve como escenario para Boiling Point (2021), obra que aprovecha la intensidad del plano secuencia. En este filme, Stephen Graham, que interpreta al padre del niño en Adolescencia, encarna a un chef al límite de su resistencia mientras la lente recorre las estaciones de cocina, captura las fricciones personales y no concede una pausa. La precisión técnica convierte el tumulto gastronómico en una vivencia casi física para los espectadores.
El largometraje británico incorpora además a Vinette Robinson, Alice Feetham, Hannah Walters, Malachai Kirby, Taz Skylar y Jason Flemyng. Los realizadores capturaron la película íntegramente en cuatro ocasiones distintas antes de decidirse por la versión definitiva.
La narrativa se concentra en una velada particularmente adversa donde el establecimiento afronta diversas complicaciones: un descenso en su valoración sanitaria, una crisis alérgica y numerosos enfrentamientos entre el staff y la clientela. Tras su lanzamiento, Boiling Point provocó un impacto considerable y se consolidó como referente distinguido de esta metodología fílmica, lo que permitió la creación de una continuación televisiva para la BBC en 2023.
[Disponible en Prime Video y Apple TV].