En un momento que pasará a la historia de la medicina fetal latinoamericana, un grupo de especialistas en la Clínica General del Norte, en Barranquilla, llevó a cabo con éxito la primera cirugía fetal intrauterina para corregir una gastrosquisis en el continente.
Esta intervención no solo representa una hazaña técnica, sino también un avance revolucionario que abre nuevas posibilidades para el tratamiento prenatal de anomalías congénitas complejas, con beneficios tangibles para la salud del feto.
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A través de un procedimiento innovador, seguro y mínimamente invasivo, el equipo médico logró corregir una malformación que hasta ahora solo se abordaba después del nacimiento, con elevados riesgos para la vida del recién nacido.
Una malformación congénita que desafía a los médicos
La gastrosquisis es una condición rara pero grave que se detecta desde la semana 12 de gestación. Consiste en un defecto de la pared abdominal del feto que permite que los intestinos —y en ocasiones otros órganos— salgan hacia el exterior, quedando expuestos al líquido amniótico. Afecta entre 4 y 7 de cada 10.000 nacimientos vivos y, sin tratamiento adecuado, puede derivar en complicaciones como el síndrome de intestino corto, una afección que impide la adecuada absorción de nutrientes y puede requerir alimentación intravenosa prolongada o incluso trasplantes.
Tradicionalmente, la gastrosquisis se ha tratado luego del nacimiento, lo que implica un alto riesgo de infecciones, hospitalizaciones prolongadas y un pronóstico incierto. En países como Estados Unidos, el tratamiento de esta patología puede alcanzar los 150.000 dólares por caso, debido a los requerimientos quirúrgicos, de cuidados intensivos y rehabilitación. Además, la mortalidad perinatal en los casos intervenidos tras el parto puede oscilar entre el 2% y el 6%.
Por ello, el avance conseguido en Barranquilla no solo significa una mejora en los desenlaces clínicos, sino también una reducción importante en los costos y tiempos de hospitalización asociados a esta enfermedad.
La cirugía que revolucionó la medicina
El procedimiento, realizado por fetoscopia, marcó un giro radical en el tratamiento de la gastrosquisis. Esta técnica mínimamente invasiva permite operar al feto dentro del útero sin necesidad de una incisión abdominal abierta en la madre. Pero la verdadera innovación fue la introducción de un método inédito: la aplicación de toxina botulínica en la pared abdominal del feto, para relajar los músculos y facilitar el retorno de los órganos hacia el interior.
“Los beneficios son simples de resumir: curar al bebé de esta enfermedad y todas sus complicaciones antes de nacer”, explicó el doctor Miguel Parra Saavedra, médico perinatólogo y director del equipo que lideró la cirugía.
Gracias a esta técnica, se redujo la presión intraabdominal del feto, se minimizaron riesgos postoperatorios y se aumentaron las probabilidades de una evolución normal tras el parto. El procedimiento fue posible gracias al trabajo coordinado de un equipo multidisciplinario de alto nivel. Además del doctor Parra Saavedra, participaron los doctores Cristobal Abello, cirujano pediátrico; Juan David Hernández, anestesiólogo; Jezid Miranda, perinatólogo y cirujano fetal; y Guido Parra, ginecólogo endoscopista.
La intervención fue realizada bajo estrictos protocolos de seguridad y en un ambiente de quirófano especializado para procedimientos fetales.
Un pronóstico optimista y accesible
Los resultados han sido alentadores. “El pronóstico es excelente con la resolución de la gastrosquisis. Se considera resuelto el problema y puede nacer y evolucionar como cualquier bebé normal”, aseguró el doctor Parra Saavedra, enfatizando en que este enfoque quirúrgico no solo mejora la calidad de vida del bebé desde antes de nacer, sino que también reduce las complicaciones asociadas al tratamiento postnatal.
Además, el hecho de que este procedimiento esté cubierto por el Plan Obligatorio de Salud (POS) en Colombia facilita el acceso a esta tecnología de punta para las gestantes, independientemente de su condición socioeconómica. Esta cobertura convierte a Colombia en uno de los pocos países del mundo donde una cirugía fetal de esta complejidad puede realizarse dentro del sistema de salud público.