Después de los 55 años, las personas tienen hasta un 40% de posibilidades de desarrollar eventualmente demencia, si viven lo suficiente, según un nuevo estudio que encontró un riesgo de por vida más alto de lo que se pensaba anteriormente.

Es un número preocupante, pero hay medidas que las personas pueden tomar para reducir ese riesgo, como controlar la presión arterial alta y otros problemas de salud perjudiciales para el cerebro. Y no es demasiado tarde para intentarlo, incluso en la mediana edad.

Hay factores que pueden llevar a la falta de memoria y no estar relacionados con el envejecimiento o la demencia (Foto: istock)

“Todos nuestros estudios sugieren que lo que hacés en la mediana edad realmente importa”, dijo el médico Josef Coresh de NYU Langone Health, coautor del estudio en la revista Nature Medicine.

La demencia no es sólo Alzheimer

Tardar más en recordar un nombre o dónde se colocaron las llaves es típico con la edad avanzada. Pero la demencia no es una parte normal del envejecimiento, es una pérdida progresiva de memoria, lenguaje y otras funciones cognitivas. Simplemente envejecer es el mayor riesgo y la población está envejeciendo rápidamente.

El Alzheimer es la forma más común, y los cambios silenciosos en el cerebro que eventualmente conducen a él pueden comenzar dos décadas antes que aparezcan los síntomas. Otros tipos incluyen la demencia vascular, cuando la enfermedad cardíaca o pequeños accidentes cerebrovasculares afectan el flujo sanguíneo al cerebro. Muchas personas tienen causas mixtas, lo que significa que los problemas vasculares podrían exacerbar los síntomas incipientes del Alzheimer.

Medir el riesgo desde una cierta edad durante la vida útil restante potencial puede guiar las recomendaciones de salud pública y la investigación médica.

Para controlar la demencia es esencial hacer ejercicio, evitar la obesidad y controlar la presión arterial, la diabetes y el colesterol

“No es una garantía de que alguien desarrollará demencia”, advirtió el Dr. James Galvin, especialista en Alzheimer de la Universidad de Miami. No participó en el nuevo estudio, pero dijo que los hallazgos concuerdan con otras investigaciones.

El riesgo de demencia es diferente por edad

Estudios anteriores estimaron que aproximadamente el 14% de los hombres y el 23% de las mujeres desarrollarían alguna forma de demencia durante su vida. El equipo de Coresh analizó datos más recientes de un estudio estadounidense que rastreó la salud cardíaca y la función cognitiva de unos 15.000 adultos mayores durante varias décadas.

Más importante, encontraron que el riesgo cambia con las décadas. Solo el 4% de las personas desarrollaron demencia entre los 55 y los 75 años, lo que Coresh llama una ventana clave de 20 años para proteger la salud cerebral. Para las personas que sobreviven a amenazas comunes para la salud hasta los 75 años, el riesgo de demencia luego aumentó, al 20% a los 85 años y al 42% entre los 85 y los 95 años.

En general, el riesgo de demencia de por vida después de los 55 años fue del 35% para los hombres y del 48% para las mujeres, concluyeron los investigadores. Las mujeres generalmente viven más que los hombres, una razón principal para esa diferencia, señaló Coresh.

Formas de ayudar a reducir el riesgo de demencia

Hay algunos factores de riesgo que las personas no pueden controlar, incluida la edad y si heredaron una variante genética llamada APOE4 que aumenta las posibilidades de Alzheimer en la vejez. Pero las personas pueden intentar evitar o al menos retrasar los problemas de salud que contribuyen a la demencia posterior. Coresh, por ejemplo, usa casco cuando anda en bicicleta porque las lesiones cerebrales repetidas o graves por accidentes o caídas aumentan el riesgo de demencia en la vejez.

El 14% de los hombres y el 23% de las mujeres desarrollarían alguna forma de demencia durante su vida

“Lo que es bueno para tu corazón es bueno para tu cerebro”, agregó Galvin de Miami. Indicó que es esencial hacer ejercicio, evitar la obesidad y controlar la presión arterial, la diabetes y el colesterol. Por ejemplo, la presión arterial alta puede afectar el flujo sanguíneo al cerebro, un riesgo no solo para la demencia vascular sino también vinculado a algunos signos distintivos del Alzheimer. De manera similar, el azúcar en sangre alto de la diabetes mal controlada está vinculado al deterioro cognitivo y la inflamación dañina en el cerebro.

Galvin resaltó la importancia de mantener social y cognitivamente activo. “Hay cosas sobre las que tenemos control, y esas cosas creo que serían realmente importantes para construir un cerebro mejor a medida que envejecemos”, dijo.

Agencia AP.